Julian Romero de Ibarrola

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Planta 12 del Westin St Francis
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En cualquiero otro pais hubiera sido un héroe recordado. Se le habrian erigido monumentos, dedicado obras literarias y habría sido objeto de películas. En nuestro extraño país no lo conoce casi nadie. Julián Romero llegó a ser uno de los soldados mas populares de su época. De origen humilde, consiguió llegar a Maestre de Campo en los Tercios. Fué inmortalizado por el Greco y nombrado comendador de la Orden de Santiago.


Julián nació en Torrejoncillo del Rey (Cuenca) en 1518. A los 16 años, huyendo de la miseria y el hambre se alistó en los Tercios y fué enviado a Italia para instrucción. Al año siguiente participa en la campaña de Túnez con Carlos I como mochilero y mozo de tambor. Va ascendiendo poco a poco y en 1545 es enviado a Flandes. Su nave naufraga en el Canal de la Mancha y debe sobrevivir en Inglaterra alquilando su espada. Conoce a Enrique VIII que lo emplea a su servicio para combatir la rebelión escocesa. Es nombrado Capitán y Sir. Reconocido duelista, amasó una pequeña fortuna. Pero en cuanto pudo volvió a España donde se le reconoció el grado otorgado por el rey inglés. Fué enviado a Flandes donde cayó prisionero en Dinant pero consigue escapar. Por su conocimiento de Inglaterra recibe una misión especial, proteger al Principe de Asturias, futuro Felipe II, en su visita para casarse con Maria Tudor.Frustra un atentado contra el Principe matando en el lance a cinco atacantes.


Al acceder al trono Felipe recompensa a Julian con el mando de una compañía de arcabuceros con la que toma un puente vital para la victoria en San Quintin. Es herido en una pierna pero su compañía captura al Conde de Coligny, líder de los hugonotes. El nombre de Julián Romero va de boca en boca. Es ascendido a Maestre de Campo, hecho poco frecuente pues no es de noble cuna, e ingresa en la elitista Orden de Santiago. Participa en la batalla de Gravelinas y entabla amistad con Manuel Filiberto, primo de Felipe II y el Conde de Egmont. En 1567 estalla el motín de Flandes y el Duque de Alba, al frente de cuatro tercios recorre el Camino Español en socorro de la guarnición de Flandes. Con él lleva al Tercio de Sicilia, bajo el mando de Julian Romero. Además este recibe la orden de capturar y ejecutar al Egmont, acusado, al parecer falsamente, de traición. Pocos dias despues un misterioso personaje, que oculta su identidad, se presenta en el Palacio de Egmont y alerta al conde.La leyenda dice que era Romero. Pero el conde se niega a huir y es apresado. Y Romero debe escoltarlo hasta el cadalso.

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Julián, en las batallas que siguieron, llegó a mandar 15.000 hombres. Fué el que ideó las "encamisadas", auténticas operaciones especiales nocturnas. Dirigió la de Mons donde 400 arcabuceros acabaron con 600 holandeses por solo 60 bajas españolas y estando a punto de capturar a Guillermo de Orange. Pero el Maestre Romero está harto. Harto del infierno holandés, de conspiraciones, de traiciones. Entonces pide la licencia. Pero Felipe II, consciente del prestigio de su general, se la niega. Romero, que ya cojeaba por una vieja herida, pierde un ojo, un brazo y una pierna. Ve como Flandes se traga a tres de sus hermanos y a su único hijo. Insiste en pedir la licencia. El rey ni siquiera le contesta.


1577, Julian tiene casi sesenta años y lleva 43 de Servicio. Al frente de un nuevo Tercio cruza los Alpes en dirección a Flandes desde Lombardia. Monta su caballo cuando, de repente, se encuentra mal. Sufre una apoplejía de la que muere cerca de Cremona. Deja a su viuda una deuda de 8.000 ducados pues venía pagando los sueldos de sus hombres desde hacía tiempo. Así termina la vida de este excepcional soldado que mereció mejor trato en vida y mas atención por la historia. Alonso de Ercilla le dedica versos, Lope de Vega una comedia. Incluso aparece en una obra de Tirso.

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Julián Romero y su santo patrono, por El Greco (h. 1612-1614).


Temido vuestro brazo fue y espada
en estas partes y ánimo extremado
y en tierra y mar habéis siempre cursado
vuestra virtud con gloria sublimada.

De Marte a vos tal gracia fue otorgada
con que venciste campo tan nombrado
y habéis contra el de Orange muestra dado
de veros con sus gentes en jornada.

Digno de la corona preeminente
sois que la excelsa Roma concedía
a aquel que procuraba señalarse.

Con premio muy mayor cosa decente
por vuestro valor grande y valentía
pues pueden con vos pocos igualarse
 
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Si, fue de aquellos que hicieron a la Infantería española la mejor del mundo. De los que cantó el capitán de los Viejos Tercios. Diego Hernando de Acuña.

Por España y el que quiera
defenderla, honrado muera.
Y el que traidor la abandone,
no tenga quien le perdone,
ni en tierra santa cobijo,
ni una cruz en sus despojos,
ni las manos de un buen hijo
para cerrarle los ojos.

Como Cristobal de Mondragon, Sancho Davila, Garcia de Paredes todos de los que dijo Calderón de la Barca:

Estos son españoles, ahora puedo
hablar encareciendo estos soldados
y sin temor, pues sufren a pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.

Nunca la sombra vil vieron del miedo
y aunque soberbios son, son reportados.
Todo lo sufren en cualquier asalto.
Sólo no sufren que les hablen alto.

Los tercios españoles » Poesía sobre los tercios: Calderón de la Barca
 
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España siempre ha sido ingrata con sus héroes.
 
Otro más a añadir a la lista de los Blas de Lezo, Bernardo de Gálvez, Antonio Barceló....
 
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