Baltasar Gracián
Madmaxista
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Entrevista con el analista económico
Juan Carlos Barba
Desde siempre, los periodistas hemos considerado que los economistas son aquellos señores que se encargan de explicar las cosas una vez que han pasado. Lo que quiere decir, hablando claro, que son incapaces de prever la marcha de la economía y tomar o aconsejar medidas cautelares. La crisis económica que vive el mundo desarrollado y España con especial virulencia, ha conseguido dos cosas evidentes: que los ciudadanos se familiaricen con una disciplina fundamental, pero ante la que mostraban temor e incomprensión, y la aparición de analistas capaces de adoptar una visión global de los problemas, hacer diagnósticos y adentrarse en el mundo de la prospectiva, es decir, alertar al poder político y a la población de lo que con muy alta probabilidad, sucederá a corto, medio y largo plazo.
Uno de los analistas que ha surgido con fuerza y en poco tiempo ha alcanzado notable prestigio y credibilidad – sus artículos aparecen en diferentes medios de comunicación – es Juan Carlos Barba, cabeza visible del Colectivo Burbuja, que no sólo abarca el ámbito de la información sino la ayuda especializada y directa al ciudadano ante los problemas que la crisis le está provocando.
¿Cuáles son estos momentos los problemas fundamentales que tiene España?
- La crisis económica, que ha cumplido cuatro largos años y de la que todavía no se ve salida alguna. De hecho, en la segunda mitad de 2011 hemos asistido a un recrudecimiento de ésta. Esta crisis tiene unas causas que no son sólo económicas y que nos darán la respuesta a cuáles son nuestros problemas reales.
Nuestro problema deriva de la crisis económica global o tenemos rémoras y especificidades internas que la agravan.
- De ambas. Por eso es tan grave la crisis en España, que no tiene parangón en todo el mundo más que con la crisis griega. En el período 1999-2008 asistimos a un brutal endeudamiento con el exterior que no se invirtió casi en absoluto en nada que pudiera luego ayudar a devolver esa deuda. Aunque este fenómeno de hiperendeudamiento fue especialmente grave en España, no fue exclusivo de aquí, y provocó la crisis financiera global.
A su juicio, ¿existe relación entre la crisis y el sistema político que tenemos?
- Una relación muy estrecha. Sólo en un sistema absolutamente corrupto, que administra el país como una república bananera, es concebible tamaño disparate, que se saltó cualquier regla de buen gobierno económico. Hay que tener en cuenta que todo esto se planificó para que un pequeño grupo de personas (el núcleo fue de unos pocos miles) se repartiera las enormes plusvalías generadas por la burbuja inmobiliaria, fundamentalmente en recalificaciones de suelo y comisiones de obra pública. Si tenemos en cuenta que se construyeron 7 millones de viviendas, que en promedio el precio se duplicó, y que el precio medio eran unos 150.000 euros, nos daremos cuenta del gigantesco tamaño del robo, más de medio billón de euros.
¿Cómo calificaría ese sistema y en que medida afecta a la solución de los problemas?
- No es una democracia representativa en el sentido estricto, puesto que fallan tanto la representación como la separación de poderes. Hay una oligarquía formada por el poder financiero, algunas grandes corporaciones (generalmente provenientes de privatizaciones) y el poder financiero que está sumamente interesada en la perpetuación de este sistema. En una democracia funcional sería inconcebible que reunieran semejante poder y lo utilizaran casi en exclusiva en su propio beneficio.
Lógicamente son los últimos interesados en que la situación política cambie. Su avaricia sin límites ha llevado al país a la situación en la que estamos, y esa misma avaricia y el hecho de que utilicen su poder para redistribuir una menor riqueza de la sociedad en su propio beneficio hacen que sea imposible que podamos salir de la crisis sin que cambie el régimen.
Cierto que los problemas objetivos son gravísimos, pero el hecho de que estén manejando los presupuestos públicos y los propios recursos de la banca de una forma coordinada para sostener todo el entramado de corrupción no hace sino detraer los escasísimos recursos de los sectores que realmente podrían hacer que la situación mejorara o, por lo menos, dejara de empeorar.
A los ojos del sentido común, nuestros indicadores socioeconómicos dibujan un panorama que ningún estado puede resistir. ¿Qué es lo que hace que sigamos adelante sin que se produzca una explosión social?
- Para mi hay un factor clave, y es que la sociedad española es una sociedad adormecida por 40 años de dictadura y 37 años de un régimen que estaba interesado en cualquier cosa menos en fomentar el activismo de la sociedad. Después hay otros factores secundarios, como son las redes de apoyo familiar o la bajada del las cuotas hipotecarias desde que comenzó la crisis.
¿Cómo valora la reforma laboral del Gobierno? Tanto el ministro Montoro como Rajoy insisten cada día en que a corto plazo no surtirá ningún efecto.
- A mi personalmente no me gusta. Es una reforma que aumentará el paro a corto y medio plazo aunque lo reducirá levemente a largo plazo. También hará que los salarios se reduzcan de una forma leve a largo plazo. En una primera aproximación calculo que los salarios subirán alrededor de 1,5 puntos menos en un plazo de cinco años respecto a la situación previa.
No acaba con la dualidad del mercado de trabajo, una de nuestras grandes lacras, y por lo tanto, sólo por eso, ya se puede considerar una reforma fracasada.
Era necesario introducir mecanismos sencillos para tratar de salvar empresas en pérdidas por un sobredimensionamiento de plantillas debido a caídas permanentes de la facturación y que no pueden hacer frente a los despidos. En lugar de eso nos encontramos una normativa pensada para favorecer a la gran empresa y que permitirá despidos baratos en empresas que no están en pérdidas.
Tampoco se introducen mecanismos simples para transformar empresas en crisis en cooperativas de trabajadores, algo también básico, ni se aborda el tema de la cogestión empresarial.
¿Qué habría que hacer sobre el mercado laboral español para que contribuyera al avance del país sin, en principio, mermar derechos sociales adquiridos?
- Hay una gran confusión respecto a este tema. Los costes laborales españoles, que han subido con mucha más fuerza que en otros países como Alemania desde 1999, no son la causa de que las empresas no puedan exportar más. Sólo suponen el 8%, como promedio, de los costes de una empresa industrial, por lo que ese desalineamiento del 20% con Alemania no puede explicar la enorme diferencia en la evolución de las balanzas comerciales. De hecho, hay otros indicadores mucho más útiles que señalan que los costes de producción industrial han evolucionado de una forma muy similar en España y Alemania desde la entrada en el euro.
El problema de las malas perspectivas de España no vienen tanto por la poca funcionalidad del mercado laboral como por un marco institucional inapropiado para la aparición de empresas que aporten riqueza a la sociedad. Es decir, el mismo problema que comentaba antes. La oligarquía gobierna para su propio beneficio y no para el de la sociedad, ya que saben que en una sociedad libre todo su entramado empresarial de corrupción no sobreviviría. Prefieren, como es lógico, ser cabeza de ratón que cola de león.
Sí que me gustaría añadir por último, respecto al mercado laboral, que su falta de funcionalidad sobre todo lo que genera es paro. Hay una gran confusión respecto a su regulación, pues se piensa que sirve como mecanismo de redistribución de riqueza, cuando no es así. Si queremos tener una sociedad más equitativa existen otros mecanismos, fundamentalmente la política fiscal.
La crisis y el problema de la deuda significan una pérdida de soberanía de los Estados de sur de la UE, que parecen sacrificar a la población ante las directrices alemanas…
- Sí. Las élites financieras francesa y alemana, tremendamente influyentes, sólo buscan asegurarse el pago de la deuda, mientras que las élites políticas preservar toda la estructura burocrática de la UE. Ésa es la razón de que se estén efectuando estos brutales ajustes deflacionarios en los países del Sur de Europa (más Irlanda), pues la alternativa es, o bien una Unión con transferencias fiscales permanentes al Sur, o la destrucción del euro y el impago desordenado de la deuda.
¿Debemos seguir en el euro o volver a la peseta?
- Si fuéramos capaces de hacer una transición a una democracia funcional, pienso que claramente nos interesaría volver a la peseta, y no renunciar a una buena parte de nuestra soberanía y dejarla en manos de unas élites europeas casi tan corruptas como las españolas.
En la desastrosa situación política actual nos da casi lo mismo, pues la oligarquía española, unida en el caso de permanecer en el euro a la europea, nos exprimirán en cualquier caso hasta el límite.
¿Qué ha sido del Estado del Bienestar, el pleno empleo, la Europa de los Ciudadanos…?
- Si te refieres a la situación española, está claro que aquí no tuvimos nunca más que una caricatura de Estado del Bienestar. Como nunca fue más que algo puramente cosmético, como es lógico es lo primero que desmantelarán nuestros políticos, preocupados exclusivamente por sostener sus redes clientelares.
Sobre el pleno empleo, en España nunca fue una prioridad. La prioridad siempre fue mantener los privilegios de algunos utilizando la más zafia propaganda para conseguir sus objetivos.
La Europa de los Ciudadanos igualmente fue una operación de propaganda para organizar este supraestado pseudodemocrático llamado Unión Europea.
¿Cómo ve a la sociedad española? ¿Aguantará estoicamente o prevé altercados como en Grecia?
- Tengo esperanzas de que el pueblo finalmente se rebele. Pero no tengo la seguridad. En caso de que no lo hagamos, estaremos acabados. Legaremos a nuestros hijos una sociedad de siervos que malvivirán sin apenas libertad mientras unos pocos se apoderan de casi todo el pastel.
Los datos negativos de la crisis ¿se convertirán en estructurales? Muchos prospectivistas sostienen que caminamos sin posible detención hacia la miseria.
- Hay enormes presiones exógenas para que la sociedad sea más pobre. Por una parte la globalización empuja hacia la desindustrialización y la depauperación de los salarios. Por otra la crisis energética hace que las posibilidades de seguir creciendo sean cada vez menores.
Sin embargo esto, que son problemas mundiales, en España adopta tintes especialmente tenebrosos por nuestro problema político y de deuda.
¿Qué peso tiene en estos momentos España en la esfera internacional?
- Muy pequeño, no tenemos recursos naturales y estamos muy lejos de las zonas calientes del planeta. Nuestra única baza es, casi, nuestro peso en América Latina. También podríamos jugar de forma inteligente una estrategia de alejamiento del eje franco-alemán que no nos está trayendo más que miseria, aunque para esto hace falta saber jugar muy bien el juego de las alianzas internacionales.
¿Se atrevería a dar una ‘receta’ de medidas a su juicio absolutamente necesarias para mejorar nuestra situación?
- Lo primero, como he dicho, es democratizar el sistema político. Sin eso no se puede esperar casi nada positivo. Después, sería básico acabar con los privilegios de los oligopolios empresariales que se dedican por sistema a extorsionar a la población, y favorecer a la pequeña empresa eliminando todas las leyes y normativas hechas durante décadas para favorecer a la gran empresa. También habría que fomentar la innovación empresarial y la excelencia educativa. Hay que terminar con todas las redes clientelares heredadas del franquismo y aumentadas de forma exponencial desde entonces. También es básico conseguir una Justicia rápida e independiente, que es la piedra angular de cualquier sistema que se quiera llamar democrático.
¿Pasa la salida de la crisis obligatoriamente por un cambio en nuestro sistema político y la estructura del Estado o, tal como está el escenario y con una mayoría absoluta gobernando lo considera viable?
- Como ya he comentado, sin el cambio de régimen no hay nada que hacer. Respecto a las autonomías, en un régimen realmente democrático, en que los dirigentes representen de verdad a los ciudadanos y tengan que responder ante ellos, no veo por qué no han de funcionar de forma eficaz.
Reflexione un momento y contésteme: ¿Quién gobierna en España en estos momentos?
- Está claro que el corrupto entramado de partidos-banca-gran empresa. El pueblo no es más que el telonero en esta ópera bufa que es el sistema político español.
Jorge Batista Prats
Fuente: http://www.****************.org/?p=1960
los * son "colectivo burbuja" sin espacio
Juan Carlos Barba
Desde siempre, los periodistas hemos considerado que los economistas son aquellos señores que se encargan de explicar las cosas una vez que han pasado. Lo que quiere decir, hablando claro, que son incapaces de prever la marcha de la economía y tomar o aconsejar medidas cautelares. La crisis económica que vive el mundo desarrollado y España con especial virulencia, ha conseguido dos cosas evidentes: que los ciudadanos se familiaricen con una disciplina fundamental, pero ante la que mostraban temor e incomprensión, y la aparición de analistas capaces de adoptar una visión global de los problemas, hacer diagnósticos y adentrarse en el mundo de la prospectiva, es decir, alertar al poder político y a la población de lo que con muy alta probabilidad, sucederá a corto, medio y largo plazo.
Uno de los analistas que ha surgido con fuerza y en poco tiempo ha alcanzado notable prestigio y credibilidad – sus artículos aparecen en diferentes medios de comunicación – es Juan Carlos Barba, cabeza visible del Colectivo Burbuja, que no sólo abarca el ámbito de la información sino la ayuda especializada y directa al ciudadano ante los problemas que la crisis le está provocando.
¿Cuáles son estos momentos los problemas fundamentales que tiene España?
- La crisis económica, que ha cumplido cuatro largos años y de la que todavía no se ve salida alguna. De hecho, en la segunda mitad de 2011 hemos asistido a un recrudecimiento de ésta. Esta crisis tiene unas causas que no son sólo económicas y que nos darán la respuesta a cuáles son nuestros problemas reales.
Nuestro problema deriva de la crisis económica global o tenemos rémoras y especificidades internas que la agravan.
- De ambas. Por eso es tan grave la crisis en España, que no tiene parangón en todo el mundo más que con la crisis griega. En el período 1999-2008 asistimos a un brutal endeudamiento con el exterior que no se invirtió casi en absoluto en nada que pudiera luego ayudar a devolver esa deuda. Aunque este fenómeno de hiperendeudamiento fue especialmente grave en España, no fue exclusivo de aquí, y provocó la crisis financiera global.
A su juicio, ¿existe relación entre la crisis y el sistema político que tenemos?
- Una relación muy estrecha. Sólo en un sistema absolutamente corrupto, que administra el país como una república bananera, es concebible tamaño disparate, que se saltó cualquier regla de buen gobierno económico. Hay que tener en cuenta que todo esto se planificó para que un pequeño grupo de personas (el núcleo fue de unos pocos miles) se repartiera las enormes plusvalías generadas por la burbuja inmobiliaria, fundamentalmente en recalificaciones de suelo y comisiones de obra pública. Si tenemos en cuenta que se construyeron 7 millones de viviendas, que en promedio el precio se duplicó, y que el precio medio eran unos 150.000 euros, nos daremos cuenta del gigantesco tamaño del robo, más de medio billón de euros.
¿Cómo calificaría ese sistema y en que medida afecta a la solución de los problemas?
- No es una democracia representativa en el sentido estricto, puesto que fallan tanto la representación como la separación de poderes. Hay una oligarquía formada por el poder financiero, algunas grandes corporaciones (generalmente provenientes de privatizaciones) y el poder financiero que está sumamente interesada en la perpetuación de este sistema. En una democracia funcional sería inconcebible que reunieran semejante poder y lo utilizaran casi en exclusiva en su propio beneficio.
Lógicamente son los últimos interesados en que la situación política cambie. Su avaricia sin límites ha llevado al país a la situación en la que estamos, y esa misma avaricia y el hecho de que utilicen su poder para redistribuir una menor riqueza de la sociedad en su propio beneficio hacen que sea imposible que podamos salir de la crisis sin que cambie el régimen.
Cierto que los problemas objetivos son gravísimos, pero el hecho de que estén manejando los presupuestos públicos y los propios recursos de la banca de una forma coordinada para sostener todo el entramado de corrupción no hace sino detraer los escasísimos recursos de los sectores que realmente podrían hacer que la situación mejorara o, por lo menos, dejara de empeorar.
A los ojos del sentido común, nuestros indicadores socioeconómicos dibujan un panorama que ningún estado puede resistir. ¿Qué es lo que hace que sigamos adelante sin que se produzca una explosión social?
- Para mi hay un factor clave, y es que la sociedad española es una sociedad adormecida por 40 años de dictadura y 37 años de un régimen que estaba interesado en cualquier cosa menos en fomentar el activismo de la sociedad. Después hay otros factores secundarios, como son las redes de apoyo familiar o la bajada del las cuotas hipotecarias desde que comenzó la crisis.
¿Cómo valora la reforma laboral del Gobierno? Tanto el ministro Montoro como Rajoy insisten cada día en que a corto plazo no surtirá ningún efecto.
- A mi personalmente no me gusta. Es una reforma que aumentará el paro a corto y medio plazo aunque lo reducirá levemente a largo plazo. También hará que los salarios se reduzcan de una forma leve a largo plazo. En una primera aproximación calculo que los salarios subirán alrededor de 1,5 puntos menos en un plazo de cinco años respecto a la situación previa.
No acaba con la dualidad del mercado de trabajo, una de nuestras grandes lacras, y por lo tanto, sólo por eso, ya se puede considerar una reforma fracasada.
Era necesario introducir mecanismos sencillos para tratar de salvar empresas en pérdidas por un sobredimensionamiento de plantillas debido a caídas permanentes de la facturación y que no pueden hacer frente a los despidos. En lugar de eso nos encontramos una normativa pensada para favorecer a la gran empresa y que permitirá despidos baratos en empresas que no están en pérdidas.
Tampoco se introducen mecanismos simples para transformar empresas en crisis en cooperativas de trabajadores, algo también básico, ni se aborda el tema de la cogestión empresarial.
¿Qué habría que hacer sobre el mercado laboral español para que contribuyera al avance del país sin, en principio, mermar derechos sociales adquiridos?
- Hay una gran confusión respecto a este tema. Los costes laborales españoles, que han subido con mucha más fuerza que en otros países como Alemania desde 1999, no son la causa de que las empresas no puedan exportar más. Sólo suponen el 8%, como promedio, de los costes de una empresa industrial, por lo que ese desalineamiento del 20% con Alemania no puede explicar la enorme diferencia en la evolución de las balanzas comerciales. De hecho, hay otros indicadores mucho más útiles que señalan que los costes de producción industrial han evolucionado de una forma muy similar en España y Alemania desde la entrada en el euro.
El problema de las malas perspectivas de España no vienen tanto por la poca funcionalidad del mercado laboral como por un marco institucional inapropiado para la aparición de empresas que aporten riqueza a la sociedad. Es decir, el mismo problema que comentaba antes. La oligarquía gobierna para su propio beneficio y no para el de la sociedad, ya que saben que en una sociedad libre todo su entramado empresarial de corrupción no sobreviviría. Prefieren, como es lógico, ser cabeza de ratón que cola de león.
Sí que me gustaría añadir por último, respecto al mercado laboral, que su falta de funcionalidad sobre todo lo que genera es paro. Hay una gran confusión respecto a su regulación, pues se piensa que sirve como mecanismo de redistribución de riqueza, cuando no es así. Si queremos tener una sociedad más equitativa existen otros mecanismos, fundamentalmente la política fiscal.
La crisis y el problema de la deuda significan una pérdida de soberanía de los Estados de sur de la UE, que parecen sacrificar a la población ante las directrices alemanas…
- Sí. Las élites financieras francesa y alemana, tremendamente influyentes, sólo buscan asegurarse el pago de la deuda, mientras que las élites políticas preservar toda la estructura burocrática de la UE. Ésa es la razón de que se estén efectuando estos brutales ajustes deflacionarios en los países del Sur de Europa (más Irlanda), pues la alternativa es, o bien una Unión con transferencias fiscales permanentes al Sur, o la destrucción del euro y el impago desordenado de la deuda.
¿Debemos seguir en el euro o volver a la peseta?
- Si fuéramos capaces de hacer una transición a una democracia funcional, pienso que claramente nos interesaría volver a la peseta, y no renunciar a una buena parte de nuestra soberanía y dejarla en manos de unas élites europeas casi tan corruptas como las españolas.
En la desastrosa situación política actual nos da casi lo mismo, pues la oligarquía española, unida en el caso de permanecer en el euro a la europea, nos exprimirán en cualquier caso hasta el límite.
¿Qué ha sido del Estado del Bienestar, el pleno empleo, la Europa de los Ciudadanos…?
- Si te refieres a la situación española, está claro que aquí no tuvimos nunca más que una caricatura de Estado del Bienestar. Como nunca fue más que algo puramente cosmético, como es lógico es lo primero que desmantelarán nuestros políticos, preocupados exclusivamente por sostener sus redes clientelares.
Sobre el pleno empleo, en España nunca fue una prioridad. La prioridad siempre fue mantener los privilegios de algunos utilizando la más zafia propaganda para conseguir sus objetivos.
La Europa de los Ciudadanos igualmente fue una operación de propaganda para organizar este supraestado pseudodemocrático llamado Unión Europea.
¿Cómo ve a la sociedad española? ¿Aguantará estoicamente o prevé altercados como en Grecia?
- Tengo esperanzas de que el pueblo finalmente se rebele. Pero no tengo la seguridad. En caso de que no lo hagamos, estaremos acabados. Legaremos a nuestros hijos una sociedad de siervos que malvivirán sin apenas libertad mientras unos pocos se apoderan de casi todo el pastel.
Los datos negativos de la crisis ¿se convertirán en estructurales? Muchos prospectivistas sostienen que caminamos sin posible detención hacia la miseria.
- Hay enormes presiones exógenas para que la sociedad sea más pobre. Por una parte la globalización empuja hacia la desindustrialización y la depauperación de los salarios. Por otra la crisis energética hace que las posibilidades de seguir creciendo sean cada vez menores.
Sin embargo esto, que son problemas mundiales, en España adopta tintes especialmente tenebrosos por nuestro problema político y de deuda.
¿Qué peso tiene en estos momentos España en la esfera internacional?
- Muy pequeño, no tenemos recursos naturales y estamos muy lejos de las zonas calientes del planeta. Nuestra única baza es, casi, nuestro peso en América Latina. También podríamos jugar de forma inteligente una estrategia de alejamiento del eje franco-alemán que no nos está trayendo más que miseria, aunque para esto hace falta saber jugar muy bien el juego de las alianzas internacionales.
¿Se atrevería a dar una ‘receta’ de medidas a su juicio absolutamente necesarias para mejorar nuestra situación?
- Lo primero, como he dicho, es democratizar el sistema político. Sin eso no se puede esperar casi nada positivo. Después, sería básico acabar con los privilegios de los oligopolios empresariales que se dedican por sistema a extorsionar a la población, y favorecer a la pequeña empresa eliminando todas las leyes y normativas hechas durante décadas para favorecer a la gran empresa. También habría que fomentar la innovación empresarial y la excelencia educativa. Hay que terminar con todas las redes clientelares heredadas del franquismo y aumentadas de forma exponencial desde entonces. También es básico conseguir una Justicia rápida e independiente, que es la piedra angular de cualquier sistema que se quiera llamar democrático.
¿Pasa la salida de la crisis obligatoriamente por un cambio en nuestro sistema político y la estructura del Estado o, tal como está el escenario y con una mayoría absoluta gobernando lo considera viable?
- Como ya he comentado, sin el cambio de régimen no hay nada que hacer. Respecto a las autonomías, en un régimen realmente democrático, en que los dirigentes representen de verdad a los ciudadanos y tengan que responder ante ellos, no veo por qué no han de funcionar de forma eficaz.
Reflexione un momento y contésteme: ¿Quién gobierna en España en estos momentos?
- Está claro que el corrupto entramado de partidos-banca-gran empresa. El pueblo no es más que el telonero en esta ópera bufa que es el sistema político español.
Jorge Batista Prats
Fuente: http://www.****************.org/?p=1960
los * son "colectivo burbuja" sin espacio