Tu ejemplo es absurdo, porque el tipo sacó navaja. Si en cambio te llega a decir "dame mucho dinero guapa" y tú se lo das, evidentemente no habría sido un robo. Por tanto con esto queda ya demostrado lo falaz de tu ejemplo.
Por otro lado y cambiando de tema: sí, puedes argumentar como esas "violadas a posteriori" que entraste en un estado de shock por su superioridad física y accediste a todo lo que te pidió, que fue darle el dinero, pero... ¿en serio? ¿en serio quieres vivir en una sociedad así en la que cualquiera pueda asustar a alguien sin quererlo, y a ojos de la ley, y luego ser declarado culpable? Es de facto negar las bases de la comunicación entre humanos y presuponer que TODO es violencia e intimidación.
No es absurdo, cuando hay miedo se puede actuar de diversos modos dependiendo de la situación, que el tío estuviera ahí sin ningún tipo de arma no significa que la mujer no tuviera temor, podría estar pensando en que si decía algo contra eso o se quejaba él utilizaría su fuerza y podría ser peor, cuando fue avisado de la negativa por Internet y posteriormente hace eso va contra la voluntad de la mujer, ahora sí, ella no actuó con prudencia dejando que un desconocido durmiera en su casa y encima en su propia cama, podría haber sido peor y que hubiera sido un asesino.
Sobre si quiero vivir en una sociedad en la que cualquiera pueda asustar no la quiero pero por el momento es en la que vivo, me pasaron varios casos cuando vivía en Madrid que la verdad no son muy bonitos, por ejemplo unos tíos, cuando iba yo a la oficina a trabajar, yo tenía horario nocturno, se pararon para preguntarme algo, yo no me acerqué demasiado porque no me fiaba, y lo que me dijeron tenía que ver con el sesso, como si yo me dedicase a la prespitación, y eso que yo no iba provocativa, pero si fuera así tampoco hubieran tenido derecho a decirme nada de eso, sin testigos, no tuve ni tiempo de apuntar la matrícula ni se me pasó en ese momento esa idea porque me quedé perpleja, no me esperaba eso. Meses más tarde, por la Puerta del Sol me paré en el semáforo, en esos momentos no había casi nadie, creía estar sola en el semáforo y un baboso que llegó después me tocó el trastero, tampoco había testigos y tampoco reaccioné para darle al menos un bofetón porque es lo que se merecía. Son cosas que muchas mujeres tenemos que aguantar cada día, no denunciamos y quedan impunes.