El nacionalismo radical de izquierda, sajonizada, racista, posmoderna, muladí y pogre, es la nueva normalidad del País Vasco desde hace ya tiempo, lo que impone el marco de pensamiento (¿ETA State of Mind?), el lugar donde hay que estar y lo que hay que opinar para que no te miren raro, por lo que es lógico que cualquier personaje sin formación ni cultura política sea "abertzale espontáneo" por puro influjo ambiental. En esto, los sonrientes líderes terroristas como Otegi tienen toda la razón. Lo revolucionario, lo crítico, lo rompedor, lo arriesgado, lo valiente, en aquella tierra destruida es defender una posición españolista o neocastellana.