España tenía mejores armas y más soldados en Cuba que los americanos, pero su armada era muy inferior y eso fue lo determinante en una guerra que se libró en ultramar. Aún así la mayoría de bajas españolas fueron por enfermedades tropicales como la fiebre amarilla, no es que los americanos lograran infligir grandes derrotas en tierra ni nada por el estilo. La guerra pudo ir en cualquier dirección. La tropa americana no era muy disciplinada, los desembarcos de las tropas americanas fueron en ocasiones maniobras caóticas, observadores al sur de Santiago de Cuba señalaron que el desembarco americano fue tan desordenado que podría haber sido detenido con tan solo un puñado de hombres defendiendo las playas. Cervera ofreció desmontar las ametralladoras Maxim de 7mm y 11 mm de los buques españoles para trasladarlas a tierra, el ofrecimiento fue rechazado. Esas ametralladoras hubiesen dado un giro distinto a diferentes batallas terrestres, los españoles hubieran podido resistir mejor y es más que probable que el paso del tiempo y la fiebre amarilla hubieran puesto en un serio compromiso toda la campaña americana en Cuba.