condimento
aliñando rutas everywhere
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Te cuento...
Una premisa antes. Filipinas era un rincón olvidado del imperio español, no tardó mucho en perder su condición de provincia y en su status de colonia dependía del Virreinato de Nueva España. Había el llamado Galeón de Manila que partía de tanto en tanto desde Acapulco y ya.
En ese marco era difícil que agradara el destino de manera que los avances médicos eran más por iniciativa personal, que por una gestión organizada. Con todo se fueron haciendo cosas, las órdenes religiosas aunque se peleaban entre ellas se preocuparon por ser útiles en este aspecto. Pero ya te digo, gracias a señores entregados a su afición, por ejemplo se pudieron clasificar las plantas del entorno, que siendo zona tropical puedes imaginarte la oferta.
La oftalmología cobró bastante impulso por algunos médicos interesados, claro que se hacía lo que se podía, porque los mismos colirios se encargaban al Galeón de Manila, que con los zarandeos del Pacífico más el clima cambiante y azaroso, fácil deducir el mal estado en que llegaban los pedidos. Y no solamente eso, también iban demorados en vanguardia, los nuevos avances químicos y que rulaban por Europa en la época de la Ilustración tardaron en llegar, así que la materia en uso era orgánica sobre todo.
Entonces esa rama médica llegó a tener tradición, y tanto es así que entre los pocos filipinos adinerados que estudiaban, fue una carrera más en el siglo XIX. Tanto es así que el héroe de la revolución, José Rizal, era médico oftalmólogo. Tengo en mi poder una tesis doctoral de un conocido que versa sobre esa temática, evolución de la oftalmología en las Filipinas españolas, este erudito y farmacéutico de profesión, se ha dedicado a rescatar una serie de manuscritos en la Universidad de Santo Tomás y fue recopilando información para su tesis, aparte de viajes a Méjico con igual propósito.
Y en cuanto a mi experiencia personal, soy miope, desde los primeros años me quedé sorprendido por lo que encontraba en mis recorridos por el país, podían faltar medios, pero con bastante nivelito donde iba. En Manila mismo hay un centro de esta especialidad en la que reside una placa, inaugurado por la Secretaria de Cooperación Internacional, Leire Pajín.
Bueno es un resumen, no quiero ser pesado...
Una premisa antes. Filipinas era un rincón olvidado del imperio español, no tardó mucho en perder su condición de provincia y en su status de colonia dependía del Virreinato de Nueva España. Había el llamado Galeón de Manila que partía de tanto en tanto desde Acapulco y ya.
En ese marco era difícil que agradara el destino de manera que los avances médicos eran más por iniciativa personal, que por una gestión organizada. Con todo se fueron haciendo cosas, las órdenes religiosas aunque se peleaban entre ellas se preocuparon por ser útiles en este aspecto. Pero ya te digo, gracias a señores entregados a su afición, por ejemplo se pudieron clasificar las plantas del entorno, que siendo zona tropical puedes imaginarte la oferta.
La oftalmología cobró bastante impulso por algunos médicos interesados, claro que se hacía lo que se podía, porque los mismos colirios se encargaban al Galeón de Manila, que con los zarandeos del Pacífico más el clima cambiante y azaroso, fácil deducir el mal estado en que llegaban los pedidos. Y no solamente eso, también iban demorados en vanguardia, los nuevos avances químicos y que rulaban por Europa en la época de la Ilustración tardaron en llegar, así que la materia en uso era orgánica sobre todo.
Entonces esa rama médica llegó a tener tradición, y tanto es así que entre los pocos filipinos adinerados que estudiaban, fue una carrera más en el siglo XIX. Tanto es así que el héroe de la revolución, José Rizal, era médico oftalmólogo. Tengo en mi poder una tesis doctoral de un conocido que versa sobre esa temática, evolución de la oftalmología en las Filipinas españolas, este erudito y farmacéutico de profesión, se ha dedicado a rescatar una serie de manuscritos en la Universidad de Santo Tomás y fue recopilando información para su tesis, aparte de viajes a Méjico con igual propósito.
Y en cuanto a mi experiencia personal, soy miope, desde los primeros años me quedé sorprendido por lo que encontraba en mis recorridos por el país, podían faltar medios, pero con bastante nivelito donde iba. En Manila mismo hay un centro de esta especialidad en la que reside una placa, inaugurado por la Secretaria de Cooperación Internacional, Leire Pajín.
Bueno es un resumen, no quiero ser pesado...
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