*Tema mítico* : HILO REAL MADRID 2022-23: A por la Niña Bonita. Desde Di Stefano a Vinicius. La nueva generación

progenitora mía, si ahora incluso le pitan penaltis en contra al farsa y todo…

Que limpio todo
 
Ya se que aquí la defensa esta ultrablanda y les falta poner la alfombra pero...de verdad este no cabía en una plantilla de 25? En el Madrid se hacen cosas muy muy raras (y por 7 kilos miedosos lo venden)

Kubo es más completo que Asensio.
 
Lo ideal sería que nos castigaran sin mundial, o eurocopa, o lo que sea que esté la federación tratando de organizar para robarnos.

Vini es un enviado de Dios para salvar a los españoles buenos.
Que jovenlandia echara a España del pack paco e hicieran el mundial jovenlandia y Portugal. Con eso tendríamos para reirnos 10 años.
 
Pues Jiugs ha tirado bien. Esto no es esencialmente racismo. Si sólo se sigue la senda del racismo no se aprovechará la ocasión. Esto va más allá.



Vinicius contra todos
23 DE MAYO DE 2023
Una postura ante el asunto Vinicius considera que sobre el jugador recae una inquina futbolística, que no racista; que el improperio «mono» es una reacción antiestética, pero futbolera y que en ello no hay racismo. Esto al fin y al cabo es disculpar un poco de racismo, darle un cariz instrumental al servicio de otra pasión mayor: el antimadridismo. El antimadridismo hablaría con palabra racistas.

Los extranjeros que vean los problemas de Vinicius quizás no lo entiendan, pero quienes le critican tienen algo de razón. Ellos no son racistas sin más. Su racismo no es puro, está al servicio de otra cosa, de un repruebo mayor. Ellos no le odian por neցro, le odian por ser neցro madridista y para hacérselo saber recurren al racismo. Hacen comentarios racistas a Vinicius porque juega en el Madrid, es el mejor y no se calla (traslación deportiva del no se modera).

De modo que hay dos cosas, dos vectores que se entrecruzan: el racismo/antirracismo y el madridismo/antimadridismo. Uno es muy global, el otro muy de aquí.

Esto, en un contexto electoral, ha producido cosas sorprendentes: que Rufián defienda a un madridista, o que Ferreras someta verbalmente a un portavoz del PSOE en Valencia.

No es asunto menor el antimadridismo. El mundo mira a España por el racismo, pero lo colosal aquí es esa pasión bajuna del españolazo, y la forma en que crece, se transforma y renace, décadas después, aun más hiriente y mezquina. Vinculada a ello: el autonomismo, caldo de cultivo de identidades. No pogre, pero identidades. Un articulo terrible en EP afirmaba el domingo que en la Comunidad Valenciana ha aumentado estos años un 10% «el sentimiento de comunidad». Se veía como un éxito, lo firmaba un catalán. En el tránsito entre el valencianismo regional de Unión Valenciana y PP y la situación actual hubo una fase en la que Compromís (rojiverde por fuera, catalanista por dentro) recurría al antimadridismo. Una forma primaria y barata de captar sentimiento autóctono mientras ocupan la lengua y la enseñanza. ¿Hay alguna duda de que esta situación de Vinicius se aprovechará en términos nosotros-ellos? Vinicius sería entendido como agresión centralista en todos sitios salvo en aquellos donde prime, por ideología o circunstancia, el antirracismo. El Black Lives Matter, por entendernos. Aunque esta sensibilidad racial no sea la pogre sino la anterior que llevó a Gus Hiddink en el Valencia a retirar emblemas nazis. Tampoco es todo racial: Vinicius quiere respeto arbitral (del «yuez», que dice Ancelotti).

Vinicius solicita el auxilio internacional y el Madrid tiene ganada, por primera vez, la batalla del relato. La leyenda negra futbolera del franquismo, etc, aquí ya no sirve. Por eso, Vinicius tiene una importancia muy grande en el fútbol español, mayor incluso que la de Mourinho. Puede llevárselo por delante siendo su mejor jugador, su mayor atributo. Es inaudito: una competición contra su mejor producto. ¿No hay algo naturalmente torcido en ello, algo que nos suena, una especie de adulteración?

Vinicius venció primero las resistencias de los madridistas que no le entendían, las suyas propias de jugador negado al gol; luego los reproches por preciosista y driblador, por bailarín, por protestón o por retador… Empezó regateando laterales y ahora está encarando a Tebas y las jerarquías del fútbol español y de su infecta prensa.

De lo primero, ¿qué decir? Ancelotti estuvo en la Juventus (club condenado cuando Moggi), en el Nápoles, en Francia, Inglaterra y Alemania y «esto no lo vi» y «aquí nunca pasa nada». ¡Cómo será esto que impresiona a un italiano!

Vinicius regatea a todo: a Tebas, a Rubiales, a los árbitros, y al circo mediático, esa larga convivencia de Roures, prisaicos, exprisaicos, y hasta algún beneficiado del florentinismo. Las narraciones sublevan (callan a Negreira, reprenden a Vinicius) e indignan las realizaciones. En el último Espanyol-Barcelona, el realizador siguió largo rato al individuo que había tirado una cámara, señal de que cuando les interesa, si hay seguimiento; de repente, la cámara deportiva era… cámara de videovigilancia y ¿no lo ha sido siempre, sacando solo lo que querían mostrar?

A Vinicius lo han cosido a patadas y a tarjetas, lo han colgado simbólicamente de puentes y empezaron a llamarle mono en el Nou Camp, sin que, como dice Ancelotti, nada pasara. Ha sido un linchamiento semanal y lo hubiera sido sin llegar al racismo. EL trato dado a este excepcional jugador define a un país. El fútbol español le ha dado a Vinicius la patada que Goicoechea dio a Maradona. Es energía cerril transformada. Y siendo el mejor jugador de la Liga, ha demostrado que también es incompatible con nuestro nivel de zafiedad, corrupción, repruebo, resentimiento y bilis. La Liga del fútbol-bonito y del pasillo floral a Messi se convirtió, en cuestión de semanas, en la Liga del todo vale contra Vinicius. Los rapsodas dejaron la lírica.

Ahora Vinicius es un sorprendente Mohamed Alí contra la sinrazón ibérica, la cabina de López Vázquez (que sería la esquina del córner): la primera ceporrez madridista, la estupidez de los entrenadores, la contemporización florentinesca, las ayudas pandilleras a los laterales, la tolerancia arbitral, el VAR bizco, los comentaristas aflautados, los jerarcas turbios de la Liga, los partidos nacionalistas, los circuitos negreiros, las ordalías de terruño, los demagogos municipales, los dementes antimadridistas (ay, sin remedio) y, por supuesto, también, los racistas de grada, que no serán racistas pero utilizan el racismo como forma de agresión.

Quienes ven a Vinicius como un adalid pogre se equivocan. La batalla es otra: es plantar cara a una narrativa precocinada en la que lo bueno es malo, lo alegre triste, lo bello es feo y el inocente culpable; en la que humilla el regate y no el golpe. Si para reducirlo usan el racismo, él hace muy bien de usar el antirracismo. Al fin y al cabo, el escrúpulo antirracista global puede aplastar al antimadridismo periférico español, lo que podría definir un escenario hacia la Superliga y el principio del fin de una imposible convivencia deportiva. O al menos de unas costumbres inaceptables. Es un Vinicius contra la Liga (tinglado dentro del consenso de tinglados), y ojalá gane él.
 
Última edición:
Vinicius sin castigo, le quitan la roja. Era de esperar, lo de Hugo Duro ha dado la vuelta al mundo. Y cierre parcial de la grada Kempes.

¡Competición absuelve a Vinicius!

Traducido: querían empapelar a Vini, pero se han CAGADO ante la reacción mundial.

PD: ahora estoy desando enterarme (que no ver) como hace el cáncer Chiringo para plegar velas.
 
¡Competición absuelve a Vinicius!

El Comité de Competición, después de siete horas reunido, ha dejado sin sanción a Vinicius tras su expulsión en el partido de Mestalla por golpear a Hugo Duro. Puede jugar contra el Rayo.

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