Jon no andaba nada desencaminado en noviembre del año pasado.
A ver, qué otra cosa si no iban a hacer. Regular la máquina de imprimir casos.
Pero la historia no va a acabarse por ahora. Seguirá siendo un que sí y que no, sin sentido, pero consentido. Un vaivén entre PCRs/restricciones y banderillas. Una onda magnífica de insensateces, que, aun con baja vibración, tueste, despacito, toda la masa informe y putrefacta, de borregos vagos y crédulos. Y por desgracia, con nosotros los redpilleados (ya no sé si tiene algo de bueno), trufaditos en medio.