"El Madrid siempre caminará solo"
Jesús Sánchez
14/07/2020
10:38 CEST
Recuerden. Toda la vida fue así. Cualquier
aficionado del Madrid sintió esa sensación alguna vez.
Su equipo
nunca ganó por méritos propios, jamás se le reconoció ninguna conquista limpia. Todo se manchó.
Sí, campeón, pero... Había que echar barro a la camiseta blanca. Este es el relato que se ha ido escribiendo en las últimas décadas, una historia paralela al crecimiento del club blanco desde las cenizas de la Guerra Civil y el fichaje de
Di Stéfano.
Qué más da que el equipo del régimen fuera el
Atlético Aviación, hoy Atlético de Madrid. Qué más da, el Madrid siempre fue el equipo beneficiado por el sistema, por cualquier sistema, por una cosa y la contraria, por los árbitros y por el VAR que nació para corregir a los árbitros.
Repasen en su memoria si es que el fútbol, territorio visceral, la tiene.
Franco, Guruceta, así gana el Madrid, siempre robando, las
Copas de Europa en blanco y oscuro, las de color, bolas calientes en los sorteos, el gol en fuera de juego, los goles al contragolpe de Mou,
la suerte de Sergio Ramos y su cabezazo de Lisboa, la
flor de Zizou, el alineador y últimamente, Karius con su conmoción cerebral, el
judo de esa misma final y el
VAR que ahora, aunque vino para impartir justicia y acabar con ciertos chollos, también es su aliado.
Porque esta es la
Liga del VAR, la anterior, la que ganó el Barça también con el VAR, fue la del dominio azulgrana con buen juego y un Messi estelar. Porque esta Liga, si la gana el Madrid, es porque el Barça no ha estado a la altura. Cuando las ganan
el Barça o el Atlético, el Madrid es un enemigo formidable...
Al Madrid le tocó siempre ser el
prota desagradable de esta película que le ruedan otros. Si le meten muchos goles, pecado. Si no encaja como ahora, debería meter más y es aburrido, no juega a nada. Si gana 1-0 es poco, pero si empata está mal y si pierde el acabose. Cuando gana, le piden juego,
cuando juega bien y no gana, que gane. Si no juega Bale, que juegue. Y si juega, que por qué le pone. Para unos equipos, el fútbol práctico funciona. Para
el Madrid, lo práctico es una nube de polvo sobre sus victorias.
El Madrid no tiene oficio, ni trabajo. Solo tiene crítica. Sus jóvenes aficionados no lloran cuando pierden, solo sufren otros. El Madrid no es un sentimiento. Es otra cosa, mecánica y sencilla.
Todo le viene dado. No sólo le piden ganar. Le piden estilo y si no lo tiene, es peor. Y si lo tiene, no hay que imitarlo porque no pertenece a ninguna escuela prestigiosa, viene de una Fábrica.
Lo último, lo más retorcido e hilarante, lo inauguró Pep Guardiola tras la final de Copa de 2014.
Consiste en criticar los aciertos. Es la polémica 3.0. Porque claro,
no se puede ganar 1-0 con un penalti que es. Al Madrid se lo prohíbe cierto reglamento etéreo que pulula por ahí. Y quejarse cuaja cuando
el rival es el Madrid, cuando Messi pisotea a Yeray miramos a otro lado... Y si
Setién reconoce que es mejor jugar antes y su equipo lo hace en todas las jornadas menos en una después del confinamiento hasta el horario unificado, señores del Madrid, no se quejen de los horarios. Es lo que hay.
No se cansen.
Les invito a disfrutar con su equipo, con sus hazañas y sus fracasos. Les animo a disfrutar de este bendito sufrimiento, de este recorrido que alegra a muchos y entristece a otros tantos. No es fácil ser de este equipo, no crean. El Madrid siempre caminó solo.