Artículo de la cuerda de la élite. Solo tenéis que ver como concluye el artículo:
"habrá que buscar de llegar a acuerdos, al consenso, con el nuevo modelo ( digitalización del sistema productivo y organizativo), con entidades supranacionales, para que aporten soluciones globales"
Traducción: Su tan ansiado GOBIERNO MUNDIAL.
Una hez se coman. Eso no quiere decir que no acierte en lo que va a pasar, más que nada porque forma parte de la agenda de los hijoputas narigudos y masones y sus voceros, como el caso del articulista, que hacen bien su trabajo.
Yo he pensado lo mismo al leerlo, la verdad.
Después de darle muchas vueltas, creo honestamente que:
1) Tanto los globalistas como los nacional-populistas son un cáncer para la civilización. Los primeros porque son unos HDLGP y los segundos porque son parte de un pasado que no va a volver.
2) Es cierto que ante los desafíos globales de la humanidad deben seguirse estrategias coordinadas entre todos los países, y probablemente establecer organismos multilaterales, pero no cualquiera puede manejar ese volante. Si el volante lo manejan los globalistas de Bilderberg, estamos bien dolidos. Son capaces de cualquier cosa.
El otro día leía a un filósofo que afirmaba que al hombre del siglo XXI le falta un sentido trascendente de la vida y que el capitalismo no tiene una visión trascendente más allá de lo material. Eso es mentira: los grandes capitalistas globalistas de Bilderberg tienen una visión totalmente trascendente: creen que su imperio económico debe trascender a sus cortas vidas, debe sobrevivirles y llegar a los hijos, nietos y generaciones hasta el final de los tiempos.
Por ejemplo, la estirpe de los Rockefeller o los Rothchild. ¿Que no piensan en trascender a su propia vida? ¿Por qué sino amasarían dinero más allá de su propia muerte? La trascencencia es una fuerza inmensamente potente, por la que por ejemplo se construyeron las pirámides faraónicas y otros inmensos monumentos.
El capitalismo, más allá de que muchas de estas familias sean judías y el judaísmo es quizá la religión que más promueve esta actitud de acumulación de dinero (piensan que si son ricos es porque Jehová les ha favorecido), sí tiene una visión trascendente, y eso le da la fuerza para construir enormes imperios. Las grandes empresas también trascienden a la vida de sus propietarios, como Amazon sobrevivirá a Jeff Bezzos o Microsoft a Bill Gates.
Pero el Dios de esa trascendencia capitalista es, al menos hoy por hoy en las élites globales capitalistas, un Dios egoista y despiadado, carente de sentido de la justicia y del amor.
En contra de lo que decía Nietzsche, no hemos dado de baja de la suscripción de la vita a Dios, sino que hemos inventado un Dios nuevo: el Dios del dinero y el poder que crea imperios.
Vanidad, todo es vanidad y afán de viento.