Buenas tardes.
He intentado comprender a los negacionistas del “corona”. Al principio imaginé que su vida había sufrido profundos cambios. Antes tendrían un trabajo estupendo y bien remunerado, viajarían con frecuencia, irían a fiestas, hoteles, disfrutarían con amigos, tendrían mucho sesso y practicarían deporte con asiduidad. Una vida repleta de lujos que se ha visto frenada con el bichito y de ahí su resistencia a aceptarlo.
Con el tiempo, a medida que se produjo la desescalada y se puso fin al confinamiento, observé que estos negacionistas no iban a su estupendo trabajo y seguían en la red. Tampoco deduje que reanudasen sus fiestas, viajes, actividades lúdicas y deportivas diversas, sino que seguían pegados al teclado. Incluso se intuye que no ligan como se suponía y que su mundo era más bien virtual.
Ahora les entiendo mejor. Antes del “ corona” ya tenían una vida gris. Y ahora su pretensión es generar confusión y enfrentamiento para intentar que también sea gris la vida de los demás.
“La indignación moral es, en la mayoría de los casos: un dos por ciento de moral, un cuarenta y ocho por ciento indignación y un cincuenta por ciento envidia”. (Vittorio de Sica)
Feliz tarde-noche.