Como a mí me digan que no voy a ir a poder ver a mis seres queridos y esta COLECCIÓN DE SUBPRODUCTOS va a poder hacer lo que le salga VOY A ACABAR PERDIENDO LA PACIENCIA.
Llevo ya meses intentando que alguien me convenza de que quedarme encerrado, solo en mi casa, está sirviendo para algo. De que los "confinamientos" perimetrales son no sólo una medida eficaz, sino también legítima, amparada en el ordenamiento jurídico,y que estoy obligado, legal y éticamente, a no ver a quien tengo que ver porque redunda en el interés común.
A día de hoy NADIE lo ha conseguido todavía. Nadie puede explicarme por qué dos personas sanas y jóvenes no pueden reunirse, pero se puede ir a trabajar, o a aquelarres de todo tipo.
Francamente, yo llevo ya semanas en ese estadio en el cual me la sudan los "papers", la rt, las cepas de Logroño, los ventiladores, los sumideros de los váteres y demás. Me hago de cuerpo encima de la opinión científica subvencionada y de parte. Antes no me molestaba la visita de los misioneros del Santo Bicho, ni los estudios de los hipocondríacos o gente con TOC, ni las polémicas con los "negacionistas™". Ahora reacciono con disgusto sólo de leerlo. Yo sólo sé que cuando se apaga la luz de mi habitación desde hace más de ocho meses NO HAY NADIE para recibir un beso o abrazo. Que mi día consiste en trabajar, comer y dormir, y esperar que a algún iluminado se le encienda la bombilla y adopte medidas de siglo XXI y no de Edad Media o que, en su defecto, se levante la gente suficiente para poder unirme a ellos y acabar con esta dictadura tecnosanitaria. Pero no hay suerte.
Y encima hay una legión de personas que quieren más, y más, represión. El Miedo es un catalizador de lo más abyecto del ser humano.
A mí me ayuda la fe, saber que no prevalecerán, pero pasan los días, y las semanas, y los meses, y yo no puedo abrazar a quien tengo que abrazar. No sé ni lo que me queda de vida ni lo que le queda a nadie. Sólo sé que el reloj corre, inmisericorde. A algunos eso los está llevando a la tumba también. Conmigo no lo hace porque no le voy a dar ese gusto a los que han esparcido esta cosa. Otros pueden no ser tan fuertes.
Y en ese estado de cansancio, de rabia contenida que tenemos muchos, nos desayunamos estas noticias.
Yo pienso vivir (aún más) fuera del sistema. Pero mientras una masa crítica no tome esa decisión, los demás estamos como los primeros cristianos: condenados a las catacumbas, a vivir entre las sombras, a no hacer mucho ruido y a tratar de vivir sorteando las normas.
Felicidades.