Las fiestas tampoco han empezado muy allá.
Teníamos reservada mesa para comer hoy en un restaurante que conocemos desde hace décadas.
Para ser justa, debería comentar que fue un local muy bueno, pero lo de hoy ha sido totalmente surrealista.
Llegamos antes de las 2, nos tomamos un vermú, sobre las 2 y media salimos a echar un piti antes de entrar a comedor, cosa que hacemos sobre las 3 menos cuarto.
Nos traen las cartas, y ahí ya empiezo a ver la decadencia. Ni menú de fiestas ni asomo de peculiaridades culinarias propias de estas fechas. Aquello ya me pareció raro conociendo el lugar.
Alguien pregunta si hay tarta de La Blanca. Respuesta: Desde la esa época en el 2020 de la que yo le hablo no. (bueno, eso es directamente mentira, porque el año pasado estuvimos. Ya digo que para mí era un lugar típico, pero da igual...)
Pido cordero. Estaba en carta. No hay. Miro el resto de la carta.., pido rape oscuro. Otra persona pide lo mismo. Un tercero pide lo suyo (una ensalada y unas zamburiñas para picar). Le traen la ensalada rápido.
Y ahí empieza el show, que básicamente ha consistido primero en esperar 40 minutos largos hasta que hemos preguntado qué sucedía. La reacción ha sido ponernos unos cubiertos que poco menos ha faltado tirárnoslos a la cara.
Nos volvemos a distraer charlando cuando me percato de que han vuelto a pasar otros 20 minutos. ¡Una hora de espera!. Ya eran cerca de las 4 menos cuarto. A esa hora ni hambre ni hombro. Pedimos que nos lo pongan para llevar; yo estaba hasta los narices de estar ahí haciendo el inane, sin comer y viendo otro tipo de 'detalles' (como copa sucia, mesas que sí eran atendidas..)
Yo he vuelto a salir a que me diera el aire porque tenía un mosqueo curioso y preferí respirar.. porque, claro, de aire acondicionado ni rastro y en la cocina yo no sé si se había desatado un incendio o no controlaban planchas, pero al salir había una humareda junto con un olor fuertecito de narices. El combo daba como resultado un comedor pestoso, irrespirable, deprimente...
Cuando vuelvo a entrar me comentan que ya me dirán algo cuando salga, no vaya a ser que me enfade... Y cuando salimos, lo que me cuentan es que la excusa que han puesto es que había una mesa muy grande que atender. Así, con total pachorra y descaro, 'la culpa es de hay mucha gente en otra mesa, no de que no sepamos organizarnos'. Ah, ¿y nosotros no somos clientes? Mu' bien.
Nos vamos, le digo a uno que si quiere el rape se lo quede. Yo es que ya no quería ni verlo.
La sorpresa ha sido al llegar a mi casa cuando me llaman al fijo y me preguntan si tengo el móvil On para enviarme unas fotos. Me dice que menos mal que no lo he visto en persona... Cuando me las manda veo: Restos de pulpo, que no pintaba nada ahí, un pescado que no era rape, unas patatas asquerosas y crudas.
Os juro que es inenarrable el aspecto general de tal vómito. Todo ello puesto en dos platos de papel, uno sobre otro, seco, pegado...
Mirad, de verdad, no soy persona ni de enfadarme ni siquiera de gustarme sentirme así.., ahora como pase es porque motivos hay. Se nos piden esfuerzos, empatía, el sector hostelero ha llorado y berreado (y sido cómplice también pidiendo los nazipass, que no me olvido).. ,¿y se recibe esto a cambio? Perfecto, maravilloso. No me va a quitar el sueño, más bien seremos nosotros los que dejemos de gastar dinero, pero el sueño no me lo va a quitar.
Y esto puede parecer un hecho aislado, porque verdaderamente el cúmulo de cosas no lo había vivido igual, sobre todo por las formas, pero en realidad yo llevaba años viendo el deterioro, carta cada vez era peor, menaje sin lustre, servicio aburrido de la vida, y que lo único que le quedaba era el recuerdo de épocas pasadas donde íbamos con mi padre y todo eran días de vino y rosas, pero como hoy.. nunca.
Una pena.
Cuando retornen los lloros, que piensen sobre las causas, aunque no me sorprendería que alguno de estos hosteleros considere que el cliente es un desagradecido.