Hola, buenas.
¿Cómo está el asunto que relaciona la banderilla con supuestos efectos electromagnéticos? ¿Hay alguna conclusión definitiva al respecto?
Me temo que esta cuestión no ha sido convenientemente aclarada aún. Es un tema relevante, pero no deja de ser “un tema importante incluido dentro de los menos importantes” de esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Evidentemente, los medios de comunicación y los diferentes gobiernos son conscientes que se trata de un debate que está “en boca del ciudadano”, al cabo de la calle.
Para la corriente oficial, resultaría extraordinariamente sencillo dar por concluido el misterio. Podrían dar una explicación oficial y concluyente que desmintiese la relación banderilla y magnetismo o incluso podrían dar infinidad de argumentos, ciertos o no, que explicasen el fenómeno.
Sin embargo, prefieren mantener vigente el debate popular. Y es que mientras te centras en una cuestión parcial, dejas de contemplar la esencia fundamental del problema. Te dejan contemplando el árbol, pero eso te impide ver el bosque en su perspectiva global.
En literatura, recursos lingüísticos o figuras retóricas como la metonimia o la sinécdoque sirven para tomar o designar la parte por el todo. Cuando mantienen viva la especulación sobre el magnetismo de las banderillas, lo único que hacen es que no centres tu atención en lo verdaderamente transcendental. ¿Qué es lo transcendental? Pues la eficacia real de las banderillas. Si las banderillas no son eficaces, nos da absolutamente igual si imantan o no, porque no nos las pondríamos. A estas alturas, pasados más de 5 meses de vacunación, las preguntas que urge contestar son: ¿Es cierto que las banderillas tienen una eficacia superior al 90%? ¿Cuál es el porcentaje real de eficacia de cada banderilla? ¿Las banderillas son efectivas para la variante india y para el resto de variantes actuales?
Cuando hicieron el ensayo clínico, con unos miles de voluntarios, determinaron una eficacia cercana al 95%. Por tanto, es de suponer que, tras más de dos mil millones de dosis aplicadas, a personas con nombre y apellidos y perfectamente identificadas, conocen perfectamente las respuestas a las preguntas anteriormente formuladas. Y esas respuestas son las que nos interesan de verdad.
Esta técnica de mostrarte el dedo para que no contemples la Luna, es la estrategia estrella del oficialismo. Cuando comenzó el debate sobre los trombos, nos "entretuvieron" debatiendo si tenían relación con la banderilla, si finalmente se asociaban con AstraZeneca y nos indujeron a una dinámica entre “banderilla mala” y “banderillas buenas”. Era una cuestión parcial, que fue mantenida y utilizada para que no te centrases en lo esencial: la eficacia real de las banderillas.
Igualmente, cuando después de la primera dosis la banderilla de AstraZeneca fue suspendida, nos “entretuvieron” con la polémica sobre si era pertinente poner la segunda dosis con esta misma marca o con otra distinta. Son cuestiones relevantes, pero parciales. Te impiden profundizar sobre la esencia, te quitan perspectiva, te distraen del foco principal.
La eficacia real de todas y cada una de las banderillas. Esa es una cuestión central, esencial y primordial. Si resulta que las banderillas no tienen la eficacia que aseguraron y realmente no son una solución proporcional para afrontar el problema, o si, incluso, no sirven para las nuevas variantes, entonces nos da exactamente lo mismo los imanes, la segunda dosis, las marcas, los trombos, la proteína spike, el supuesto cuadro agravado de el bichito, el ADE y los posibles futuros efectos adversos vasculares, cognitivos, inmunitarios o de cualquier otro tipo.
Si, por la razón que fuere, las banderillas no son efectivas, estas cuestiones parciales, aparentemente importantes, decaen en su importancia porque no tendría sentido alguno inyectar algo que realmente no funciona o que su balance riesgo/ beneficio se inclina en perjuicio del riesgo.
Que nos hablen del bosque, que nos dejen ver la Luna en su plenitud y que se dejen de debates parciales prefabricados, aparentemente importantes, pero que no dejan de suponer un entretenimiento parcial para así alargar el relato oficial. Que nos cuenten ya, con datos, cifras y estadísticas ciertas, claras e incuestionables, la auténtica eficacia de todas y cada una de las banderillas.
“Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.” (Antoine De Saint-Exupery)
Hasta luego.