Hola, de nuevo.
Soy el entrenador y hoy jugamos un partido de vital importancia. No he dispuesto de mucho tiempo para planificarlo porque no esperaba para nada enfrentarme a este rival.
Viendo cuatro vídeos, he preparado una metódica “defensa al hombre” para tratar de reducir la efectividad de sus excelsos tiradores exteriores.
Ha comenzado el encuentro. El equipo rival está planteando diferentes variantes ofensivas que no tenía previstas. El marcador no nos sonríe, no podemos parar su ataque y la diferencia comienza a resultar significativa.
¡¡TIME - OUT!! Pido tiempo muerto No puedo darles instrucciones concretas para parar su estrategia ofensiva actual porque, seguramente, cuando se reanude el partido aplicarán una variante nueva. Entonces, básicamente tengo dos opciones:
1ª.- Reúno a todos mis jugadores y les confieso que no tengo recursos ni preparada ninguna estrategia defensiva para contrarrestar sus múltiples variantes ofensivas. En este caso, soy sincero y les digo la verdad. Pero en ese mismo instante, tanto los jugadores como yo, sabemos que hemos dado el partido por perdido y que “cada uno hará la guerra por su cuenta”.
2ª.- Improviso una serie de ajustes, con vehemencia pero sin base alguna. Asimismo les insto, con absoluta seguridad y confianza, para que continúen ejecutando la misma defensa que teníamos planteada desde el principio porque al final acabará dando sus frutos.
Descarto la primera opción y elijo la segunda.
Cuando los jugadores (ciudadanos) vuelven a la pista, saben perfectamente que no les he contado toda la verdad, pero son inteligentes y prefieren no profundizar en ello.
En realidad, saben que mi planteamiento (banderillas) no es tan eficaz como he simulado ante ellos. Pero se aferran a la idea inicial, fundamentalmente porque no hay alternativa aplicable.
Afortunadamente, los partidos son como la vida y nunca se desarrollan como los dibujas previamente en la pizarra o en la mente. Siempre suceden cosas imprevistas. Resulta que se han lesionado dos de sus mejores jugadores, que han entrado en una crisis total de juego, que el tipo de arbitraje nos favorece y que nos entran casi todas. Cojonudo, hemos ganado.
Pero, ¿hemos ganado por mi planteamiento? En absoluto. ¿Hemos ganado por mantener la fe y la esperanza en nuestras ideas? Tampoco, no eran las adecuadas, aunque ahora fingiré que soy un genio y todo estaba planificado al milímetro.
¿Por qué hemos ganado, entonces? Porque nos hemos dado tiempo. Y cuando transcurre el tiempo, suceden cosas. Y, en ocasiones, esas cosas impredecibles que suceden son inexplicablemente positivas. Y esto que parece tan raro sucede mucho, porque de lo contrario la raza humana no hubiésemos llegado hasta aquí.
Y en eso consiste básicamente vivir, en las cosas buenas y malas que te suceden con el tiempo, sin que dependan mucho de ti, hasta que un día dejan de pasarte cosas.
“Las cosas de este mundo siempre te salen por donde menos te esperas. Precisamente por eso es interesante vivir.” (Haruki Murakami)
Que tengáis buen día.