Esto de que el prestamista pague intereses al deudor ya lo hacen varios Bancos Centrales pero no funciona: nadie está dispuesto a endeudarse, incluso aunque cobre intereses por endeudarse.
Para entenderlo hay que ver que lo que importa a la hora de que los agentes decidan ahorrar o endeudarse es el tipo de interés, que los kaynsianos llaman "tipo de interés real"
Aunque el "tipo de interés oficial" del Banco de Japón, que no es el tipo de interés de la economía japonesa, sino solo un ridículo sucedáneo, sea negativo, el tipo de interés, esto es, lo que los keynesianos llaman "tipo de interés real" sigue siendo severamente positivo.
Este tipo de interés severamente positivo, contra el que los perfectos idiotas de los Bancos Centrales luchan a base de palos de ciego y sin conseguir ningún resultado, está impuesto por la "Bestia Deflacionaria", que es una bestia extremadamente poderosa y benigna que intenta currar a la economía de la enfermedad inoculada por los prefectos idiotas fascio-keynesianos.
Todas estas ridículas medidas de los Bancos Centrales chocan contra la Bestia Deflacionaria sin provocarle el menor rasguño y prevalece la vieja sabiduría y el carácter benefactor y curativo de la Bestia Deflacionaria en forma de unos tipos de interés severamente positivos que logran detener el consumo de capital y fomentar la austeridad y el ahorro que reconstruirá la economía (el tejido productivo)
Los tipos nominales negativos generan unos "pagos nominales" que fluyen desde el prestamista al deudor. Estos "pagos nominales" producen con el paso del tiempo una amortización progresiva del préstamo aunque el deudor no haga ningún pago nominal.
Por ejemplo, si la compañía SONY (pongamos), lograra un crédito de 100.000 millones de Yenes al -1%, el primer año no tendría que hacer ningún pago al acreedor, esto es, sus costos financieros nominales serían cero, y además, debido a los intereses nominales negativos, su deuda pendiente se habría deducido desde 100.000 millones hasta 99.000 millones (un -1%)
Cada año, aunque el coste financiero de esa deuda sería de cero para SONY y aunque SONY no hiciese ningún pago al acreedor, su deuda pendiente sería reducida en un 1% debido a los tipos nominales negativos del -1%
¿Por qué SONY entonces no se embarca en un endeudamiento que, desde el punto de vista contable, parece tan beneficioso y lo que hace es rechazar la posibilidad de endeudarse como se rechaza al diablo?
Pues porque la contabilidad no refleja la realidad económica y ese préstamo que parece tener un coste financiero negativo tiene, en realidad, un coste severamente positivo impuesto por la Bestia Deflacionaria.
SONY tiene hoy en día un volumen de ingresos por la venta de sus productos y es flujo de ingresos le permite tener cierta esperanza de sostener, y con el tiempo amortizar, cierto volumen de deuda expresada en Yenes.
El valor del Yen, sin embargo, crece con el paso del tiempo porque así lo impone la Bestia Deflacionaria, lo que hace que el volumen de ingresos de SONY vaya disminuyendo con el paso del tiempo. Esto ocurre porque para que SONY mantenga el volumen de artilugios vendidos, debe reducir drásticamente el precio en Yenes de esos artilugios.
Si SONY se ve obligado a reducir un 5% el precio de sus artilugios cada año para mantener el volumen físico de ventas, el flujo de sus ingresos se reducirá un 4% cada año cuando se expresa en Yenes.
Para que "el peso" de la deuda, expresado en Yenes, se mantenga para una compañía cuyo volumen de ingresos, expresados en Yenes, se contrae un 4% anual, el volumen de esa deuda tiene que reducirse también un 4%
El que SONY obtenga préstamos que "mágicamente" reducen su peso un 1% al año no le sirve porque los ingresos nominales de SONY se reducen un 4% al año.
La guerra entre Bancos Centrales y la Bestia Deflacionaria consiste en que los Bancos Centrales desean a toda costa destruir el valor de la moneda que emiten, destruyendo a los ahorradores para rescatar a los consumidores de capital. La Bestia Deflacionaria protege a los ahorradores, que son quienes crean capital con su esfuerzo, y hace que el valor de las monedas aumente con el tiempo.
A lo largo de la Historia muchas veces ha ocurrido que un grupo de perfectos fulastres con poder monetario se han enfrentado y han tratado de vencer a la Bestia Deflacionaria. Ninguno de esos grupos de perfectos fulastres lo logró.