A
ARIEL BOLUDOVSKY
Guest
Para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, nunca
pasa nada por mucho que pase. Nos dice que Europa no está en crisis y
que no pasó nada en el Consejo Europeo, donde por cierto no se enteró
de nada y dejó a España en muy mal lugar. Añade que da igual que una
comunidad autónoma se llame nación o Estado y concluye diciendo que
tiene datos suficientes para negociar con ETA y que no pasa nada porque
el Estado renuncie a la parte política y legal de la lucha
antiterrorista.
Una cosa es que la oposición, es decir, el PP, esté en crisis o se
refugie en una derecha ultraconservadora y abandone el centro, y otra
muy distinta es que este presidente del Gobierno nos ofrezca de vez en
cuando una imagen de inconsistencia política y de ligereza en sus
análisis y decisiones que ponen los pelos de punta y que, añadido a
la incompetencia de muchos de sus ministros, nos hace temer lo peor en
cuestiones determinantes para la sociedad española.
Que el presidente Zapatero no se enterase en el Consejo Europeo de la
última propuesta de la presidencia, que iba en contra de los intereses
de España, y se viera sorprendido y obligado a votar en contra es un
asunto muy grave del que el propio Zapatero tiene una responsabilidad
política, pero sobre todo su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel
Ángel Moratinos, que no cesa de acumular disparates y pruebas
inequívocas de la más alta incompetencia política. A España y a
Zapatero le han tomado el pelo en Europa, lo han traicionado sus
aliados franceses y alemanes y ha sido incapaz de mantener una
estrategia inteligente aliándose con quien debía.
Igual de llamativo y todavía peor es el asunto de la reforma
estatutaria y de la Constitución que propugna Zapatero por causa de su
debilidad parlamentaria y de las presiones que recibe de Cataluña,
tanto por parte de Carod como también por la de Maragall. Que el
presidente haya declarado como lo hizo el miércoles que da igual el
término nación o Estado, agarrándose a unas citas que le preparó su
gabinete de excusas en la Moncloa, es una irresponsabilidad muy seria
porque por la misma los nuevos Estatutos podrían incluir el binomio de
Estado independiente y no tendría que pasar nada si para Zapatero eso
carece de la menor importancia. Semejante frivolidad sólo puede ser
fruto de una clara irresponsabilidad e incompetencia política y
responde sólo a la necesidad que tiene de mantenerse en el poder hasta
las elecciones del 2008, pase lo que pase con la unidad de España.
Primero empezó hablándonos de la comunidad nacional, diciendo que eso
no tenía importancia. Luego nos ha dicho que el término nación no
afecta a la Constitución, a pesar de que en nuestra Carta Magna se
dice muy claramente que España es una nación, no dos, ni tres, ni
ocho. Y finalmente ha llegado a afirmar que lo de los estados federales
tampoco tendría demasiada importancia, suponemos que con vistas al
Estado asociado del que habla su dialogante interlocutor y nuevo
lehendakari Juan José Ibarretxe.
Para completar su escalada del nunca pasa nada Zapatero ofreció una
solemne negociación a ETA y ETA le respondió con un solemne
comunicado indultando a los políticos y dejando en ridículo al
Gobierno y al Estado. Paralelamente, Zapatero no ilegalizó al PCTV y
esta nueva organización de Batasuna acaba de conceder la investidura a
Ibarretxe, rompiendo los planes de Zapatero de formar un Gobierno del
PSOE con el PNV como estaba diseñado en su plan. Pero nada de eso
tiene importancia y, además de la gravedad de lo ocurrido, nunca pasa
nada, según el presidente del Gobierno.
Pues sí que están pasando muchas cosas, porque España está
perdiendo el tren europeo de las ayudas y de la influencia en el seno
de la UE, se está creando un ambiente propicio para la disgregación
de la unidad nacional y ETA ha vuelto a recuperar el protagonismo y la
acción política de la que fue desalojada con éxito años atrás.
Zapatero dirá eso de "ande yo caliente...", como diciendo que
mientras él esté en el poder todo o demás importa poco. Ayer
presidió un acto anunciando que España va a lanzar un gran proyecto
de investigación bajo el título de "Ingenio". Ingenioso era el
hidalgo Don Quijote, que ahora festejamos en su aniversario, pero no es
precisamente ingenio sino debilidad y entreguismo lo que estamos viendo
en este Gobierno del presidente Zapatero, en el que se unen muchas
carencias, y entre ellas la política y la personal.
pasa nada por mucho que pase. Nos dice que Europa no está en crisis y
que no pasó nada en el Consejo Europeo, donde por cierto no se enteró
de nada y dejó a España en muy mal lugar. Añade que da igual que una
comunidad autónoma se llame nación o Estado y concluye diciendo que
tiene datos suficientes para negociar con ETA y que no pasa nada porque
el Estado renuncie a la parte política y legal de la lucha
antiterrorista.
Una cosa es que la oposición, es decir, el PP, esté en crisis o se
refugie en una derecha ultraconservadora y abandone el centro, y otra
muy distinta es que este presidente del Gobierno nos ofrezca de vez en
cuando una imagen de inconsistencia política y de ligereza en sus
análisis y decisiones que ponen los pelos de punta y que, añadido a
la incompetencia de muchos de sus ministros, nos hace temer lo peor en
cuestiones determinantes para la sociedad española.
Que el presidente Zapatero no se enterase en el Consejo Europeo de la
última propuesta de la presidencia, que iba en contra de los intereses
de España, y se viera sorprendido y obligado a votar en contra es un
asunto muy grave del que el propio Zapatero tiene una responsabilidad
política, pero sobre todo su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel
Ángel Moratinos, que no cesa de acumular disparates y pruebas
inequívocas de la más alta incompetencia política. A España y a
Zapatero le han tomado el pelo en Europa, lo han traicionado sus
aliados franceses y alemanes y ha sido incapaz de mantener una
estrategia inteligente aliándose con quien debía.
Igual de llamativo y todavía peor es el asunto de la reforma
estatutaria y de la Constitución que propugna Zapatero por causa de su
debilidad parlamentaria y de las presiones que recibe de Cataluña,
tanto por parte de Carod como también por la de Maragall. Que el
presidente haya declarado como lo hizo el miércoles que da igual el
término nación o Estado, agarrándose a unas citas que le preparó su
gabinete de excusas en la Moncloa, es una irresponsabilidad muy seria
porque por la misma los nuevos Estatutos podrían incluir el binomio de
Estado independiente y no tendría que pasar nada si para Zapatero eso
carece de la menor importancia. Semejante frivolidad sólo puede ser
fruto de una clara irresponsabilidad e incompetencia política y
responde sólo a la necesidad que tiene de mantenerse en el poder hasta
las elecciones del 2008, pase lo que pase con la unidad de España.
Primero empezó hablándonos de la comunidad nacional, diciendo que eso
no tenía importancia. Luego nos ha dicho que el término nación no
afecta a la Constitución, a pesar de que en nuestra Carta Magna se
dice muy claramente que España es una nación, no dos, ni tres, ni
ocho. Y finalmente ha llegado a afirmar que lo de los estados federales
tampoco tendría demasiada importancia, suponemos que con vistas al
Estado asociado del que habla su dialogante interlocutor y nuevo
lehendakari Juan José Ibarretxe.
Para completar su escalada del nunca pasa nada Zapatero ofreció una
solemne negociación a ETA y ETA le respondió con un solemne
comunicado indultando a los políticos y dejando en ridículo al
Gobierno y al Estado. Paralelamente, Zapatero no ilegalizó al PCTV y
esta nueva organización de Batasuna acaba de conceder la investidura a
Ibarretxe, rompiendo los planes de Zapatero de formar un Gobierno del
PSOE con el PNV como estaba diseñado en su plan. Pero nada de eso
tiene importancia y, además de la gravedad de lo ocurrido, nunca pasa
nada, según el presidente del Gobierno.
Pues sí que están pasando muchas cosas, porque España está
perdiendo el tren europeo de las ayudas y de la influencia en el seno
de la UE, se está creando un ambiente propicio para la disgregación
de la unidad nacional y ETA ha vuelto a recuperar el protagonismo y la
acción política de la que fue desalojada con éxito años atrás.
Zapatero dirá eso de "ande yo caliente...", como diciendo que
mientras él esté en el poder todo o demás importa poco. Ayer
presidió un acto anunciando que España va a lanzar un gran proyecto
de investigación bajo el título de "Ingenio". Ingenioso era el
hidalgo Don Quijote, que ahora festejamos en su aniversario, pero no es
precisamente ingenio sino debilidad y entreguismo lo que estamos viendo
en este Gobierno del presidente Zapatero, en el que se unen muchas
carencias, y entre ellas la política y la personal.