Esto es lo que dijo Goering, Presidente del Recihstag entonces, y el que era designado sucesor de Hitler de fallar este:
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"Lo que ha tenido lugar hasta el presente no ha sido más que la legítima defensa del pueblo. Ha sido una reacción contra la destrucción, la ruina y los procedimientos corruptores sionistas. Desde este punto de vista la revolución ha sido perfectamente metódica y sin efusión de sangre ha destruido lo que estaba viejo y podrido , ayudando a nacer lo bueno y puro.
El gran incendio que iba a destruir la alta cúpula y la sala del Reichstag, estalló durante nuestro trabajo de reconstrucción. El fuego fue encendido por manos criminales. Alguien había prendido fuego al Reichstag alemán para dar, con esta señal, la orden de un último ataque desesperado antes de que el nuevo gobierno se instalase. El fuego era para el partido comunista la señal del establecimiento del terror, de la revuelta general y de la guerra civil. Si este incendio no tuvo los resultados esperados, no fue gracias a los nobles motivos comunistas, sino a Adolf Hitler y a sus camaradas de lucha.
Se me ha reprochado el haber publicado como órdenes comunistas de una guerra civil, antiguas instrucciones. ¿Se puede realmente pensar que una orden sea menos peligrosa porque haya sido dada años atrás? ¿Se puede realmente pensar que el incendio del Reichstag comportase circunstancias atenuantes por haber sido determinado por los comunistas en un plan concebido varios años por adelantado?
Cuando tan a menudo hoy los políticos burgueses me preguntan si nuestro acto defensivo y extremo era de verdadera necesidad, no puedo más que responder, con asombro y desprecio: "Sí, filtro burgués de la clase media, si usted no tiene hoy nada que temer del peligro comunista, si usted ha pasado al lado del terror y ha escapado al horror de la revolución comunista, no es de ningun modo porque usted existiese , sino porque ha habido hombres para costatar el peligro y apartarlo, mientras que usted pavoneaba diletantismos en los salones bolcheviques". Cuando se me reprocha , por otra parte, el haber hecho incendiar yo mismo el Reichstag, para tener a mano un pretexto contra el comunismo, no puedo más que rechazar la acusación como grotesca y ridícula. Yo no tenía necesidad de pruebas particulares para castigar severamente al comunismo. El saldo de sus cuentas aparecía tan cargado, sus crímenes tan espantosos, que yo había tomado la decisión de emprender la guerra contra esta peste, con todos modos de que disponía"