Se plantea un escenario curioso, entrelazado y multirítmico en el <baile de los quietos>. Una OTAN bravucona en la que la Menestra Margarita Robles se empeña a través de su boxeador-albacea aquí (el Sr. Balborda) en empoderar las miserias de los Harrrier de la ONG flotante 'Campechano I'. Todo bien. Bien mal: están hechos la <real cosa>, viejunos, obsoletos (únicos en su especie) y con menos valor que un F-5 o un C-101 si me apuran. Solo un trabajo minucioso y constante les permite ser pichones de foto. Por mucho que los retrorefriten los chicos lobbistas por unos centimitos, de conmiseración.
Esa OTAN bravu-cona en Ucrania (ladra mucho, veremos si muerde) que utiliza (a Ucrania como fulastre precisa y utilitariamente) como un Kleenex que derivará en cagarrro seco cuando sea menester, se empeña en tocar los narices: como en Libia... pero con Gaddafi de palmero. ¿Qué puede salir mal? Pero a la vez, los Ruskis avisan con claridad dando estopa in crescendo en Idlib a los protegidos de un energúmeno que tampoco mantiene un idilio Otánico precisamente, siendo ese juego de cornudos y de momento no apaleados el pan nuestro de cada día de la tal ‘Alianaza’. No deja de ser curioso que a cada bravuconada de la Robles (vía Balborda) o del jipi Stoltenberg, los Su-34 escabechen en Idlib a placer. Todo un aviso a navegantes de lo peor que se podrían poner las cosas a una pandilla de histéricas chillonas ‘alianazadas’, ante una apertura-bisagra en sus carnes del sureste. Todo está jodida y afortunada o desafortunadamente entrelazado. Depende. Mucho tuit y poco más. Eso si, miseria a espuertas en casa. Y ni mú.
Al fin y al cabo, si la unión de la OTAN tiene una correspondencia ‘manu militari’ como las que 'tienen' en los plano judicial, fiscal, político o económico los ‘valores’ que representa (vía UE) o los que el senil testaferro de la ropa interior y Estrellas intenta recuperar, estamos ante una cosa de proporción descomunal envuelta en guantes de boxeo-Balborda-cuché.
Y aúpa Gagarin.