Pongo aquí este articulo de cosecha propia, puede dar pie a un debate sobre las ideas expresadas en el mismo, si a alguien leparece oportuno.
Los analistas occidentales de la política exterior de la Federación Rusa en su afán de llegar a las conclusiones que les interesan, suelen cometer errores mayúsculos. Por ello creo importante expresar otro punto de vista.
Los rusos ya comprobaron en las épocas de Yelsin y Gorbachov el poco respeto de Occidente a todo lo acordado y por ello la extensión de la OTAN a las fronteras rusas, formando un cerco agresivo, pese a ello los rusos seguían hablando de sus “socios” occidentales.
El nacionalismo pan ruso de Alexander Dugin, y el PCFR convergieron en la defensa de una soberanía nacional amenazada por Occidente y esas fuerzas soberanistas coaligadas contra el bloque liberal pro-occidental ocuparon el gobierno con Vladimir pilinguin como figura dominante.
Los diez años ocurridos entre 1990 y el 2000, supusieron una humillación tras otra a la Federación Rusa y Occidente les dejó bien claro que no tenía ningún deseo sincero de cooperación y que solo deseaban sojuzgarlos y expoliarlos explotando sus recursos naturales. El Imperio les dejó evidente que su hegemonía era absoluta y no deseaba ni admitía socios ni amigos, solo deseaba recursos a explotar y los cogía donde deseaba, sin que el propio territorio de la Federación Rusa estuviese libre de la codicia occidental.
Pero los imperialistas cometieron el enorme error de no rematar su tarea aprovechando el periodo de gobierno del borracho y execrable Yelsin, dieron al Oso Ruso por muerto y no se molestaron rematarlo cuando estaban en capacidad de hacerlo, por ese motivo cuando las fuerzas nacionalistas ocuparon el gobierno conscientes de su situación de desventaja planificaron una recuperación económica, con una reconstrucción industrial y un rearme militar.
Este rearme militar se plasmó en cuatro planes quinquenales y debe ser concluido en el año 2020, hasta entonces la política de la Federación Rusa es de evitar en lo posible cualquier roce con Occidente que se pueda considerar “casus belli”, solo cuando ocurrieron casos excepcionales como la posible pérdida de las bases de Sebastopol y Tartús que daban un vuelco a toda su situación estratégica, los rusos se arriesgaron a tomar medidas drásticas como la ocupación de Crimea y la intervención en Siria.
La Federación Rusa sabe que con el imperio usano no cabe ser socio ni amigo y que tarde o temprano la quiebra económica obligará al “Deep State” a usar los portaaviones para hacer respetar la impresión de los “cromos verdes” como los definió Fidel Castro, y en ese momento la Federación Rusa y sus aliados tienen que estar preparados para afrontarlo.
Mientras tanto sigue el juego diplomático de tejer y destejer, especialmente en Oriente Medio, con sucesos aparentemente contradictorios, incluso en ocasiones si perdemos de vista el objetivo final hasta se pueden considerar como humillantes, como fueron algunos derribos de aviones. Pero lentamente la paciente diplomacia rusa está creando las condiciones complementarias para que la maquinaria militar-industrial complete el rearme del ejército ruso y puedan afrontar con éxito la agresividad del imperio usano y por fin podamos tener un orden mundial multipolar y pacifico.