El anuncio del Pentágono de aumentar unilateralmente su
‘presencia’ militar en Alemania (que se prolonga ya casi 76 años como inversión de futuro en 1933) solo puede ser considerado como una bravuconada del ya evidente senil me gusta la fruta progretario que ocupa el sillón que dejó el otro augusto me gusta la fruta. Aunque en un requiebro, ese las retiraba. Es igual. Porque solo falta ver como en una ironía del destino los nazis banderistas de Kiev aplauden la decisión del progretario senil multimierda de los 'ismos' de Agenda 20-30. Mientras, Alemania, se retuerce incómoda e impotente, en su trona de niñata empequeñecida capitana de las arañas de la gloriosa Unión Europea donde aun le quedan moscas de las que comer. Como este erial.
Vivir para ver: 75 años en Europa los primeros como castigo <nominal> y circense a un nazismo que les salió muy a cuenta como inversión extramuros, después como 'muro' ante 'la barbarie' y estos últimos (este último especialmente) para auparlo al (nazismo) vía Ucrania y llevarse la probable ostra padre como malos apostadores: tahúres de bolsillo roto. Eso si, bien lejos de un NY a tiro de piedra de Topol. Idiotas. No le darán el Nobel de la Paz porque está para el desgüace y alomojó, hasta ni sigue ese sainete a la vuelta de unos años que vienen bonitos. Bonitos de narices.