Nada menos que una carrera universitaria basada en la mentira, falacias, dogmas, consignas e infantilismo. Con supuestas tesis no probadas y cuyo eje vertebral es que todo lo que diga o haga un hombre tiene el perverso fin de la dominación, y que el mundo es injusto contigo porque te sirven la fanta limón en lugar de la cerveza.
Todo ello en una época en la que la educación podía ser perfectamente objetiva, veraz, y gratuita gracias a la informática y las redes como pudo haberlo sido con la tv en su momento.
Otro gran avance desaprovechado con el que en lugar de ayudar a tener una verdadera educación gratuita y algo más parecido a una verdadera democracia tenemos un espía en casa con instagram, prono, y videos de gatitos.
Los políticos y sus charos enchufadas son sustituibles, los libros de texto y los malos profesores también contribuyendo a que se talen menos árboles, y con el teletrabajo, podiamos hasta ahorrar en combustibles.
Una lástima que las cucarachas del parlamento sigan con su burda manipulación y sus redes clientelares.