Los helicópteros, policía, incluso miles de vigilantes que se han contratado este verano, están controlando que llevemos el cubreboca bien puesto. No se puede estar a todo.
Que pena de país vamos a dejar, ya hemos bajado los brazos, nos tienen desarmados y amordazados, y la culpa es nuestra, eso es lo que me da más rabia, tener que seguir trabajando para poder seguir teniendo lo poco que tengo.
Los mejores, los más preparados.
Al complejo hotelero de cabeza, a pensión completa y con criados, y luego al parque acuático con el bañador azul, ¡que empiecen a saborear las mieles de la regalada vida occidental! ¡pagamos todos!
Se les ve desnutridos, canijos y sin fuerzas, pobrecillos.
Se les ve claramente que son exmercenarios, los únicos con dinero para costear el viaje.
Mientras tanto, aquí cuatro viejos de la zona contemplando impotentes la invasión. Maldito país.