The Cool Spot
Madmaxista
- Desde
- 20 Oct 2006
- Mensajes
- 4.568
- Reputación
- 3.569
No tengo ninguna vinculación con esa web pero la ha compartido un contacto de Facebook y, como me ha parecido interesante, a mi vez yo la comparto con vosotros. De momento sólo hay un caso, sospecho que será de la misma creadora de la web. Animo a todo el que quiera a exponer su(s) caso(s), a ver si a alguien en este país se le cae la cara de vergüenza, aunque parece difícil.
Pego dirección y único caso por el momento:
xplotados.wordpress.com/
Denuncia completa:
Mi nombre es Lorena, tengo 23 años, una carrera y un máster. Empecé a trabajar oficialmente el 9 de Junio de 2014 en una conocida, céntrica y emergente Heladería en Torredembarra (*he decidido, por el momento, no revelar nombres de implicados ni de terceras personas).
Encontrar trabajo de mi disciplina (bióloga) se ha convertido prácticamente en una leyenda. Ante esta expectativa, decidí buscar trabajo de lo que fuera y aceptar cualquier cosa que me ofrecieran. ¿Entre ganar 0€ a la semana y no hacer nada, o ganar 120€ y trabajar, qué escogeríais?
Yo estaba contratada por 12 horas semanales, seis días a la semana, con derecho a un día de fiesta. En realidad trabajaba hasta 35h/semanales, los siete días de la semana. Los datos y salarios referidos en el contrato eran datos fantasmas. Se cobraba en oscuro. No llegué a calcular a cuánto me pagaban la hora extra: me despidieron por ponerme enferma con gastroenteritis y faltar UN DIA.
El día 12 de Julio de 2014 (sábado) acudí a trabajar en horario extraordinario desde las 18h de la tarde hasta las 00h de la noche (lo normal era hasta las 22.30 – 23h). Esa tarde ya me notaba extraña la barriga, tal y como comuniqué a mi jefa sin darle la menor importancia. Al día siguiente, 13 de Julio, estaba convocada para entrar una hora antes a trabajar, a las 17h, porque hacía falta, por compromisos de la jefa.
El domingo 13 de Julio desperté con vómitos y diarreas severas. Claros síntomas de gastroenteritis, tal y como consta en mi informe médico, con 14 deposiciones liquidas y 4 vómitos en menos de 3 horas. Ante la expectativa de encontrarme del mismo modo en mi horario laboral, lo notifiqué en seguida a mi jefa entre las 8 y las 9 de la mañana por llamada telefónica. Le pedí que me llamara ella más tarde para ver en qué estado me encontraba, pues como ella tenía un compromiso, no quería molestarla yo con llamadas.
A las 16h seguía en el mismo estado de indisposición, no apto para trabajar en alimentación. Mis padres me decían que no podía ir a trabajar así. Yo en el fondo sabía que tampoco era lo suyo, ni por mí, ni por los clientes. “Lo peor que puede pasar, es que tenga que volverme a casa” – pensé. Mi jefa me llamó para preguntarme si iba a poder ir a trabajar. Contesté que no lo sabía. Me exigía una respuesta, así que le pedí unos minutos para pensar. Volví a llamarla con la intención de llegar a un trato en el que yo acudiera menos horas a trabajar dada mi indisposición, y le planteé las siguientes opciones: (1) Entrar a las 17h, y si no podía aguantar de cara al público volverme a casa a las 18h o cuando fuera; (2) Bajar a las 17h (una hora antes de mi hora de entrada habitual) y marchar a casa una hora antes del cierre del negocio para compensar, y descansar; (3) Bajar a las 18h y quedarme hasta el final, o hasta que mi cuerpo aguantara, pero por lo menos les cubría las horas que pudiera.
¿Adivináis sus respuestas? “Para una hora no hace falta que bajes”, “Necesito a alguien que esté el horario completo en la tienda” y “Lo que tú tienes que hacer es cubrir tu horario laboral y no faltar a tu horario de trabajo, no a mí, yo me cubro sola, que por algo soy autónoma”. Es decir, TOTALMENTE NULA al diálogo, a llegar a un acuerdo y por supuesto IGNORANDO DELIBERADAMENTE el estado de salud en el que me encontraba.
Ninguna opción de las planteadas contentó a mi señora jefa. Le repliqué que yo no había escogido ponerme enferma, y que no es que no quisiera acudir al trabajo, es que NO PODIA. Además le dije que si en ese momento yo acudía al CAP, inmediatamente me concedían la baja médica para ese día, justificando así mi falta al trabajo de forma totalmente lícita. Ante la mención de una baja de trabajo por enfermedad, ella se burló y me animó a solicitarla y a comunicarle al día siguiente si decidía acudir a trabajar, o prefería seguir de baja. Ahí le contesté que si ella se ponía firme no esperara que yo me quedara tranquilita. Terminó la conversación diciéndome que no hacía falta que fuera a trabajar, que me daba el día libre y que descansara.
Me olía problemas, así que me dirigí inmediatamente a Urgencias en mi CAP para poder justificar al día siguiente el estado en el que me encontraba.
Al día siguiente, Lunes 14 de Julio de 2014, me dirigí a Torredembarra a realizar unas gestiones a las 17h. Ella debió verme de lejos, porque me abordó en la gestoría y no me dejó ni acercarme a la tienda.
Me estaba esperando con los documentos de Finalización de contrato en la mano. Y en una actitud completamente NULA al diálogo. Antes, durante y después de los trámites. Le dije que las cosas no se hacían así, que los trabajadores somos personas, no esclavos súbditos a los que se les prohíbe caer enfermos. Lo firmé todo (error). Ella marchó a buscar mis cosas, me las trajo, me pagó menos de una semana sin horas extra, y volvió a marcharse. Después, me acerqué a la tienda pidiéndole hablar unos minutos. Negativa total. Me marché con la cabeza bien alta diciéndole que lo estaba haciendo todo por orgullo. Ella me dijo a las espaldas que “bajara humos”.
Por el camino me di cuenta que había firmado mi despido a fecha 12 DE JULIO DE 2014. Es decir, UN DÍA ANTES DE PONERME ENFERMA. Entonces ¿qué sentido tenía haberle presentado mi alta/baja de la seguridad social para el día 13 DE JULIO DE 2014?
Volví. Me planté en la entrada de la tienda mirando fijamente al interior. Ni me miraba, evitaba cualquier contacto visual. En cuánto salió a limpiar una mesa, volví a acercarme para pedirle hablar a solas, pues no quería decirle nada delante de los clientes. Se marchó, nuevamente nula al diálogo. Entró el gestor a mostrarle algún documento, y yo los abordé a los dos. Le dije a ella que la fecha de los documentos era incorrecta, que a mí no me había despedido el sábado 12 de Julio, sino ese día, el 14 de Julio, que por eso le había presentado mi alta y baja para el día 13. Le exigí venir conmigo a la gestoría con sus correspondientes copias para modificarlas, pues la información que contenían era falsa, y me marché. Ella me gritó a las espaldas que “ojito”, que la gestoría era suya (cuál rabieta de alguien que tiene que tener siempre la última palabra). La esperé en la gestoría y apareció al rato. Le dije que ni siquiera quería el dinero que me correspondía en realidad, solo que los papeles estuvieran bien, y fieles a la realidad. Tras escuchar mis argumentos, le dijo al gestor que si lo único que quería era que se cambiara la fecha, que lo hiciera, que total, a ella le daba igual. Cuando ya creía que iba a hacer las cosas bien, cambió de opinión. Alegó que yo estaba pidiendo que se reimprimieran los documentos para luego negarme a firmarlos o firmarlos como “No conforme”. Sentenció que NO SE CAMBIABA NADA. Se levantó y se fue. Cuando ya estaba abriendo la puerta, le grité, en mis trece: “RESCINDO DE MI FIRMA AHORA”. Se volvió para discutir, acusándome de montar un pollo cuando yo en todo momento había intentado dirigirme a ella por las buenas. Y se marchó.
Vino mi familia para darme apoyo. Estuvimos un rato hablando con el personal. No había nada que hacer. Salvo Denunciar. Aunque, dadas las características de mi contrato basura, suponiendo que tuviera el dinero para denunciar, para pagar abogado, procurador, gastos de juicio, y pruebas suficientes para ganarlo… aun suponiendo todo eso, la indemnización que podrían darme por “Despido improcedente” bajo un contrato de esas características, no compensaría para nada lo que ya me habría gastado.
Esto lo saben todos los empresarios. Por eso hacen lo que quieren con nosotros.
¿¿¿Y qué puedo hacer yo ante una injusticia como ésta???
COMPARTIRLO. DENUNCIARLO. CONTARLO al público y DIVULGARLO. Que se conozca lo que está ocurriendo.
Redactar documentos de alegación y revocación de firma. Firmarlos y presentarlos al gestor, a la empresa y quedarme copia de ellos. Intentarlo todo por todas las vías que se me ponen al alcance como ciudadana.
Crear un espacio como este, para ayudarnos los unos a los otros con los trámites.
Esta es mi historia real, y quiero que la gente la conozca.
Pues aunque no de nombres, quienes me conocen ya saben de qué lugar hablo.
Pego dirección y único caso por el momento:
xplotados.wordpress.com/
Denuncia completa:
Mi nombre es Lorena, tengo 23 años, una carrera y un máster. Empecé a trabajar oficialmente el 9 de Junio de 2014 en una conocida, céntrica y emergente Heladería en Torredembarra (*he decidido, por el momento, no revelar nombres de implicados ni de terceras personas).
Encontrar trabajo de mi disciplina (bióloga) se ha convertido prácticamente en una leyenda. Ante esta expectativa, decidí buscar trabajo de lo que fuera y aceptar cualquier cosa que me ofrecieran. ¿Entre ganar 0€ a la semana y no hacer nada, o ganar 120€ y trabajar, qué escogeríais?
Yo estaba contratada por 12 horas semanales, seis días a la semana, con derecho a un día de fiesta. En realidad trabajaba hasta 35h/semanales, los siete días de la semana. Los datos y salarios referidos en el contrato eran datos fantasmas. Se cobraba en oscuro. No llegué a calcular a cuánto me pagaban la hora extra: me despidieron por ponerme enferma con gastroenteritis y faltar UN DIA.
El día 12 de Julio de 2014 (sábado) acudí a trabajar en horario extraordinario desde las 18h de la tarde hasta las 00h de la noche (lo normal era hasta las 22.30 – 23h). Esa tarde ya me notaba extraña la barriga, tal y como comuniqué a mi jefa sin darle la menor importancia. Al día siguiente, 13 de Julio, estaba convocada para entrar una hora antes a trabajar, a las 17h, porque hacía falta, por compromisos de la jefa.
El domingo 13 de Julio desperté con vómitos y diarreas severas. Claros síntomas de gastroenteritis, tal y como consta en mi informe médico, con 14 deposiciones liquidas y 4 vómitos en menos de 3 horas. Ante la expectativa de encontrarme del mismo modo en mi horario laboral, lo notifiqué en seguida a mi jefa entre las 8 y las 9 de la mañana por llamada telefónica. Le pedí que me llamara ella más tarde para ver en qué estado me encontraba, pues como ella tenía un compromiso, no quería molestarla yo con llamadas.
A las 16h seguía en el mismo estado de indisposición, no apto para trabajar en alimentación. Mis padres me decían que no podía ir a trabajar así. Yo en el fondo sabía que tampoco era lo suyo, ni por mí, ni por los clientes. “Lo peor que puede pasar, es que tenga que volverme a casa” – pensé. Mi jefa me llamó para preguntarme si iba a poder ir a trabajar. Contesté que no lo sabía. Me exigía una respuesta, así que le pedí unos minutos para pensar. Volví a llamarla con la intención de llegar a un trato en el que yo acudiera menos horas a trabajar dada mi indisposición, y le planteé las siguientes opciones: (1) Entrar a las 17h, y si no podía aguantar de cara al público volverme a casa a las 18h o cuando fuera; (2) Bajar a las 17h (una hora antes de mi hora de entrada habitual) y marchar a casa una hora antes del cierre del negocio para compensar, y descansar; (3) Bajar a las 18h y quedarme hasta el final, o hasta que mi cuerpo aguantara, pero por lo menos les cubría las horas que pudiera.
¿Adivináis sus respuestas? “Para una hora no hace falta que bajes”, “Necesito a alguien que esté el horario completo en la tienda” y “Lo que tú tienes que hacer es cubrir tu horario laboral y no faltar a tu horario de trabajo, no a mí, yo me cubro sola, que por algo soy autónoma”. Es decir, TOTALMENTE NULA al diálogo, a llegar a un acuerdo y por supuesto IGNORANDO DELIBERADAMENTE el estado de salud en el que me encontraba.
Ninguna opción de las planteadas contentó a mi señora jefa. Le repliqué que yo no había escogido ponerme enferma, y que no es que no quisiera acudir al trabajo, es que NO PODIA. Además le dije que si en ese momento yo acudía al CAP, inmediatamente me concedían la baja médica para ese día, justificando así mi falta al trabajo de forma totalmente lícita. Ante la mención de una baja de trabajo por enfermedad, ella se burló y me animó a solicitarla y a comunicarle al día siguiente si decidía acudir a trabajar, o prefería seguir de baja. Ahí le contesté que si ella se ponía firme no esperara que yo me quedara tranquilita. Terminó la conversación diciéndome que no hacía falta que fuera a trabajar, que me daba el día libre y que descansara.
Me olía problemas, así que me dirigí inmediatamente a Urgencias en mi CAP para poder justificar al día siguiente el estado en el que me encontraba.
Al día siguiente, Lunes 14 de Julio de 2014, me dirigí a Torredembarra a realizar unas gestiones a las 17h. Ella debió verme de lejos, porque me abordó en la gestoría y no me dejó ni acercarme a la tienda.
Me estaba esperando con los documentos de Finalización de contrato en la mano. Y en una actitud completamente NULA al diálogo. Antes, durante y después de los trámites. Le dije que las cosas no se hacían así, que los trabajadores somos personas, no esclavos súbditos a los que se les prohíbe caer enfermos. Lo firmé todo (error). Ella marchó a buscar mis cosas, me las trajo, me pagó menos de una semana sin horas extra, y volvió a marcharse. Después, me acerqué a la tienda pidiéndole hablar unos minutos. Negativa total. Me marché con la cabeza bien alta diciéndole que lo estaba haciendo todo por orgullo. Ella me dijo a las espaldas que “bajara humos”.
Por el camino me di cuenta que había firmado mi despido a fecha 12 DE JULIO DE 2014. Es decir, UN DÍA ANTES DE PONERME ENFERMA. Entonces ¿qué sentido tenía haberle presentado mi alta/baja de la seguridad social para el día 13 DE JULIO DE 2014?
Volví. Me planté en la entrada de la tienda mirando fijamente al interior. Ni me miraba, evitaba cualquier contacto visual. En cuánto salió a limpiar una mesa, volví a acercarme para pedirle hablar a solas, pues no quería decirle nada delante de los clientes. Se marchó, nuevamente nula al diálogo. Entró el gestor a mostrarle algún documento, y yo los abordé a los dos. Le dije a ella que la fecha de los documentos era incorrecta, que a mí no me había despedido el sábado 12 de Julio, sino ese día, el 14 de Julio, que por eso le había presentado mi alta y baja para el día 13. Le exigí venir conmigo a la gestoría con sus correspondientes copias para modificarlas, pues la información que contenían era falsa, y me marché. Ella me gritó a las espaldas que “ojito”, que la gestoría era suya (cuál rabieta de alguien que tiene que tener siempre la última palabra). La esperé en la gestoría y apareció al rato. Le dije que ni siquiera quería el dinero que me correspondía en realidad, solo que los papeles estuvieran bien, y fieles a la realidad. Tras escuchar mis argumentos, le dijo al gestor que si lo único que quería era que se cambiara la fecha, que lo hiciera, que total, a ella le daba igual. Cuando ya creía que iba a hacer las cosas bien, cambió de opinión. Alegó que yo estaba pidiendo que se reimprimieran los documentos para luego negarme a firmarlos o firmarlos como “No conforme”. Sentenció que NO SE CAMBIABA NADA. Se levantó y se fue. Cuando ya estaba abriendo la puerta, le grité, en mis trece: “RESCINDO DE MI FIRMA AHORA”. Se volvió para discutir, acusándome de montar un pollo cuando yo en todo momento había intentado dirigirme a ella por las buenas. Y se marchó.
Vino mi familia para darme apoyo. Estuvimos un rato hablando con el personal. No había nada que hacer. Salvo Denunciar. Aunque, dadas las características de mi contrato basura, suponiendo que tuviera el dinero para denunciar, para pagar abogado, procurador, gastos de juicio, y pruebas suficientes para ganarlo… aun suponiendo todo eso, la indemnización que podrían darme por “Despido improcedente” bajo un contrato de esas características, no compensaría para nada lo que ya me habría gastado.
Esto lo saben todos los empresarios. Por eso hacen lo que quieren con nosotros.
¿¿¿Y qué puedo hacer yo ante una injusticia como ésta???
COMPARTIRLO. DENUNCIARLO. CONTARLO al público y DIVULGARLO. Que se conozca lo que está ocurriendo.
Redactar documentos de alegación y revocación de firma. Firmarlos y presentarlos al gestor, a la empresa y quedarme copia de ellos. Intentarlo todo por todas las vías que se me ponen al alcance como ciudadana.
Crear un espacio como este, para ayudarnos los unos a los otros con los trámites.
Esta es mi historia real, y quiero que la gente la conozca.
Pues aunque no de nombres, quienes me conocen ya saben de qué lugar hablo.
)
