¿Generación sociópata? por Luis Riestra

Æmilius

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9 May 2010
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¿Generación sociópata?

¿Generación sociópata?

No será fácil que los baby boomers, nuestros "transicionistras", pasen a la historia con un buen nombre, pues han disfrutado de las mejores oportunidades materiales y culturales desde que Occidente existe y lo dejan en una situación lamentable.

Joaquin Estefanía (Madrid, 1951) es un economista (Univ. Complutense) del grupo Prisa y, junto con el periodista (Univ. de Navarra) Ignacio José (Iñaki) Gabilondo Pujol (San Sebastián, 1942), más dedicado a temas políticos, sociales, religiosos, la juventud, etc., etc. (el todo, vamos), han sido claves a la hora de fijar la narrativa socialdemócrata de nuestro país durante décadas. Debo decir que no suelo perder el tiempo con ambos personajes, más allá de lo estrictamente necesario para diagnosticar lo mal que va el invento que se intenta mantener a flote; además, ambos pertenecen a esa generación (1940-1961) que lleva el sistema a sus límites por hacerlo disfuncional, siendo conveniente su seguimiento.

El caso es que Estefanía ha escrito un libro: "Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?", cuyo título solo usaré (da para más) para ilustrar ala cohorte dueña del Poder (no al resto) a la que últimamente le ha dado por hacer tres cosas. Una, confesarse; lo del arrepentimiento (metanoia; meta, más allá, noia, mente; cambio de rumbo vital), pedir perdón y reparar el daño, nada de nada, que se trata de quedar bien para seguir en lo mismo. La segunda, saltarse una generación, que con la siguiente "ya no cuela"; conociéndoles, es para preocuparse. Y la tercera, porque te lo cuentan como si no hubieran sido causa principal y participes animosos del desastre que han producido; para colmo, una constante: creen que tienen capacidad de entender las causas de lo ocurrido, de explicarte lo que vendrá y, ya puestos, cómo afrontarlo, y por eso te lo cuentan, como antes con "lo otro" y así décadas con su "cuéntame" hasta en la sopa.

Huelga decir que no pienso leerme su libro, pero aún así, creo que hubiera sido mejor que le hubiera dado a su nieto el de Bruce Cannon, titulado: "Una generación de sociópatas: cómo los baby boomers traicionaron América", que es lo que exploraremos hoy.

El comportamiento sociópata


También llamado trastorno de personalidad antisocial, que simplificándolo sería una patología psiquiátrica que suele detectarse en adolescentes cuyo trastorno les hace evadir las normas establecidas a las que les imposible adaptarse y respetarlas, y no porque no las conozcan, simplemente porque, como si de una pulsión interna se tratara, van y las violan, incluso sabiendo que van a cometer crímenes gravísimos; casos extremos en política los encuentras en el nazismo y el comunismo.

Las normas establecidas no solamente son las leyes o la jovenlandesal, que siempre decimos es tema tabú en España (¿Coincidencia? No), sino que también se incluyen las elementales del saber, como criterios básicos y evidentes de gestión empresarial o de gobierno (presupuesto equilibrado, etc.). Así, cuando un país está gobernado por sociópatas, reinan las ideicas, la mentira y el robo, y se desemboca en el caos, cosa que exploramos la semana pasada; casos paradigmáticos de esto sería la Venezuela de Chávez y Maduro o la Grecia de Varoufakis (1961).

Los clichés y sus problemas


"No hombre, estás exagerando" ¿Ah sí? A ver, además de los tres anteriores, díganme quién de los siguientes no la ha liado parda y/o ha tenido problemas con la justicia: Bill Clinton, Hillary Clinton, George Bush hijo, Donald Trump, Tony Blair, relleniton Brown, Sarkozy, Fillon, Hollande, Christine Lagarde, Barroso, Juncker, etc. De España: Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Arturo Más, José Bono, Carod Rovira, Ibarretxe, Françesc Homs, Otegui, Cháves y Griñán o Luis Bárcenas y el equipo de Esperanza Aguirre, etc. Luego está el caso sectorial de los que destruyeron las cajas (o cierto banco zombi), una pandilla de sociópatas paletos que iban de cosmopolitas y que, además de las leyes, violaron todas las reglas imaginables de la buena gestión bancaria.

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Denominar generaciones es un tema delicado en España, ya que el orden presente, que muere, viene de cuando, en sus comienzos, para simplificar y amarrar al rebaño, se fijaron, entre otras muchas cosas, clichés que aún persisten sobre, por ejemplo, los catalanes, los vascos y los andaluces, gente de izquierdas y azules, etc., que así cada uno se ponía su grillete o se establecían jerarquías en el reparto. Obviamente, no todos los miembros de la generación de 1940-1961 son sociópatas y por eso, al tratar la crisis generacional española y estudiar sus cohortes, a los equivalentes de los baby boomers americanos preferimos llamarles "transicionistas", pues siempre están (no todos, repito) con su culto a aquello y venga a transicionar.

Todos conocemos miembros de esa generación que son justo lo contrario de un sociópata y pienso ahora en un caso, bastante conocido, de un pionero de la prensa en Internet, quién, tras su éxito excepcional en el sector, fue despojado de su obra por uno de sus congéneres. Guess who? (No le gusta que le nombren) De hecho, cuando se analiza la estrategia empresarial de muchos capitanes de empresa españoles de dicha generación, se ve claramente que se protegen de sus congéneres en el Poder, que es donde está la verdadera cepa de sociópatas; algunos "perecen" por ellos, como Manuel Pizarro (1951), cuya historia luego te la cuentan los colaboradores necesarios del "crimen".

Una generación desquiciada

Más allá de si el sociópata tiende o no a no dejar de ser una adolescente, lo cierto es que al usar la teoría generacional nos fijamos en el período en que las generaciones forman su personalidad como adultos y, en el caso de los baby boomers americanos, eso ocurrió entre en lo que llamamos "el despertar", una fase del ciclo generacional en que, superada la crisis, un orden nuevo da unos resultados que hacen pensar a los más jóvenes que todo es posible, dejándonos tonterías sublimes y pirómanas del tipo: "se realista, pide lo imposible".



Lamentablemente, los "transicionistas" sociópatas, como son unos paletos, copian (mal) a Estados Unidos, donde dicho período (1961-1981) comienza marcado por el asesinato de Kennedy, magnicidio al que, como saben, siguen otros "menores", un trauma social al que hay que sumar la guerra de Vietnam, la revolución sensual, la fascinación por religiones alternativas, las drojas, el rollo pueblerino sublimado y pirómano de la contra-cultura, la Guerra Fría, el peligro de holocausto nuclear, toda la manipulación de y desde la ONU y otras instituciones internacionales, el mundialismo utópico (hoy globalismo de amiguetes), la explosión de la criminalidad urbana, etc.

La parte buena y sus fantasías

También tuvo cosas muy positivas aquél período de formación para ellos, desde los derechos civiles hasta la mejora de la condición de la mujer, entre muchas otras (viajes a la luna, etc.) y que, en lo económico, coincidió parcialmente con el mejor momento del ciclo largo (1949-1967), la llamada primavera económica; por ello, cuando uno oye a Trump hablar de infraestructuras, no puede dejar de recordar los interesantes documentales de King Rose sobre las autopistas interestatales, por ejemplo.

Nuestros sociópatas fantasean continuamente con que ese período primaveral volverá porque sí,sin ver ni entender las causas del mismo, así que hay margen para más inventos y más robos. Tras ese período vino la fase inflacionaria (1967-1982) y creen que fue causada por el petróleo (craso error, lo vimos), de ahí les vienen las fantasías energéticas ruinosas, con su fobia nuclear, Palomares, etc. y, ya de paso, pillan de "lo público".

Por otro lado, el proceso en España fue distinto, que partimos desde una situación mucho más pobre cultural y económicamente, menos urbanizada, etc. Y no repetiré lo dicho en "Economía generacional española", donde fijo los puntos de inflexión del ciclo generacional, sino que pondré un ejemplo: una entrevista televisada (son obsesos de la tele y de "educarnos" en lo mucho que "saben") entre Pepe Bono y Bertin Osborne (ambos "transicionistas") donde , en el casoplón (pisitofilia) de Bono, éste le cuenta a Bertín que de pequeño pensaba que el papel sanitario era para máquinas de cálculo o que los coches eran algo excepcional en la España de su infancia; fue como si dijera: mira mi heredad y cuanto hemos hecho progresar a los españoles (¡¿?!), que si la Transición, el destape y más "cuéntame". En fin, el rollo típico de los socialdemócratas en el Poder.

¿Sociópatas o transicionistas?


Unos de los temas que determinarán la respuesta a dicha pregunta será el de las pensiones, pues el cálculo les favorece pero su pago se hace imposible, tal y como ellos mismos han dejado el país. ¿Cómo lo resuelven? Pasando el muerto (otro) a la anterior generación (Reformista, ver gráfica anterior), que poco o nada tiene que ver con el desastre, y a las posteriores (Generación Tesla y Generación Millenial) al pagarlas vía presupuesto y deuda pública. No extraña pues, que cuando en 2010 propusimos corregir eso se ignorará (insultos y difamaciones de sociópatas aparte) totalmente nuestra propuesta, que de lo que se trata es de hacer más trampas a la contabilidad.

El otro tema definitorio será la imposición de sus sucesores políticos (Pablo Iglesias, Junqueras-Puigdemont, Rivera, Sáenz de Santamaría, Pedro Sánchez, Susana Díaz, etc.) para perpetuar la casta según su invento socialdemócrata, que ni es social ni es demócrata, sino una oligarquía de partidos estatales sociópata y todo, gracias al sistema electoral proporcional de listas de partidos, ese invento europeo tan útil a los americanos para evitar el fascismo y el comunismo en Europa que fijó el orden europeo actual.

Por si fuera poco y, siendo como son, amos de los grandes medios de comunicación públicos y privados, a la hora de canalizar el voto, atemorizan a los mayores (Reformistas) y engañan a los jóvenes (carne de cañón), quienes al parecer les compran su mercancía averiada; en medio, los paganos de su orden sociópata, la generación perdida (Generación X o Generación Tesla) que, con su inacción, además de padecer la competencia de la inmi gración sin control que lanzó el ministro Caldera (1957), se garantizan una vejez perversos.

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No será fácil que los baby boomers, nuestros "transicionistras", pasen a la historia con un buen nombre, pues han disfrutado de las mejores oportunidades materiales y culturales desde que Occidente existe y lo dejan en una situación lamentable. Puede que dicha mala fama sea injusta para muchos de sus miembros, pero así va esto, como bien sabemos los que somos víctimas de sus sociópatas y no disfrutamos de sus oportunidades, o los millones de personas a las que les han arruinado sus vidas con sus psicopatías políticas. A todo esto, ¿ustedes como la calificarían?
 
La prosperidad de la clase media en la segunda parte del siglo pasado es una anomalía histórica.

Volvemos a la media con un neofeudalismo monetario como herramienta de sometimiento.

Una diferencia respecto al pasado es que la población está narcotizada con tanto wannabismo y falta de autocrítica perfectamente orquestada por el poder político con el sistema educativo y los medios de desinformación a su servicio.

Ya podemos aseverar que hemos perdido la guerra como sociedad y que cada cual se va a tener que sacar brillo el calabacín hasta donde llegue.
 
La prosperidad de la clase media en la segunda parte del siglo pasado es una anomalía histórica.

Volvemos a la media con un neofeudalismo monetario como herramienta de sometimiento.

Una diferencia respecto al pasado es que la población está narcotizada con tanto wannabismo y falta de autocrítica perfectamente orquestada por el poder político con el sistema educativo y los medios de desinformación a su servicio.

Ya podemos aseverar que hemos perdido la guerra como sociedad y que cada cual se va a tener que sacar brillo el calabacín hasta donde llegue.
Buen análisis
 
La prosperidad de la clase media en la segunda parte del siglo pasado es una anomalía histórica.

Volvemos a la media con un neofeudalismo monetario como herramienta de sometimiento.

Una diferencia respecto al pasado es que la población está narcotizada con tanto wannabismo y falta de autocrítica perfectamente orquestada por el poder político con el sistema educativo y los medios de desinformación a su servicio.

Ya podemos aseverar que hemos perdido la guerra como sociedad y que cada cual se va a tener que sacar brillo el calabacín hasta donde llegue.

Totalmente de acuerdo. Muy buen expuesto con cuatro frases pero concisas.
 
Buen artículo, lo leí ayer, y da en el clavo, además en un aspecto que no puedes hablar con casi nadie porque empiezan a soltarte los cuatro mantras lanzados desde los mass media para ignorantes.
 
Artículo de un periódico digital que da en el clavo en análisis económico y que,pronto, quedará en el olvido en la red. Una pena. A Riestra le tengo mucha estima como economista.
 
Este párrafo es un baño de realidad para podemitas:

El otro tema definitorio será la imposición de sus sucesores políticos (Pablo Iglesias, Junqueras-Puigdemont, Rivera, Sáenz de Santamaría, Pedro Sánchez, Susana Díaz, etc.) para perpetuar la casta según su invento socialdemócrata, que ni es social ni es demócrata, sino una oligarquía de partidos estatales sociópata y todo, gracias al sistema electoral proporcional de listas de partidos, ese invento europeo tan útil a los americanos para evitar el fascismo y el comunismo en Europa que fijó el orden europeo actual.
 
Gabilondo y Estefanía, ilustres cínicos y paniaguados de la generación Prisa (especialmente el primero) dándoles lecciones de jovenlandesal a sus coetáneos.

Canallas.
 
¿Generación sociópata?

¿Generación sociópata?

No será fácil que los baby boomers, nuestros "transicionistras", pasen a la historia con un buen nombre, pues han disfrutado de las mejores oportunidades materiales y culturales desde que Occidente existe y lo dejan en una situación lamentable.

Joaquin Estefanía (Madrid, 1951) es un economista (Univ. Complutense) del grupo Prisa y, junto con el periodista (Univ. de Navarra) Ignacio José (Iñaki) Gabilondo Pujol (San Sebastián, 1942), más dedicado a temas políticos, sociales, religiosos, la juventud, etc., etc. (el todo, vamos), han sido claves a la hora de fijar la narrativa socialdemócrata de nuestro país durante décadas. Debo decir que no suelo perder el tiempo con ambos personajes, más allá de lo estrictamente necesario para diagnosticar lo mal que va el invento que se intenta mantener a flote; además, ambos pertenecen a esa generación (1940-1961) que lleva el sistema a sus límites por hacerlo disfuncional, siendo conveniente su seguimiento.

El caso es que Estefanía ha escrito un libro: "Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?", cuyo título solo usaré (da para más) para ilustrar ala cohorte dueña del Poder (no al resto) a la que últimamente le ha dado por hacer tres cosas. Una, confesarse; lo del arrepentimiento (metanoia; meta, más allá, noia, mente; cambio de rumbo vital), pedir perdón y reparar el daño, nada de nada, que se trata de quedar bien para seguir en lo mismo. La segunda, saltarse una generación, que con la siguiente "ya no cuela"; conociéndoles, es para preocuparse. Y la tercera, porque te lo cuentan como si no hubieran sido causa principal y participes animosos del desastre que han producido; para colmo, una constante: creen que tienen capacidad de entender las causas de lo ocurrido, de explicarte lo que vendrá y, ya puestos, cómo afrontarlo, y por eso te lo cuentan, como antes con "lo otro" y así décadas con su "cuéntame" hasta en la sopa.

Huelga decir que no pienso leerme su libro, pero aún así, creo que hubiera sido mejor que le hubiera dado a su nieto el de Bruce Cannon, titulado: "Una generación de sociópatas: cómo los baby boomers traicionaron América", que es lo que exploraremos hoy.

El comportamiento sociópata


También llamado trastorno de personalidad antisocial, que simplificándolo sería una patología psiquiátrica que suele detectarse en adolescentes cuyo trastorno les hace evadir las normas establecidas a las que les imposible adaptarse y respetarlas, y no porque no las conozcan, simplemente porque, como si de una pulsión interna se tratara, van y las violan, incluso sabiendo que van a cometer crímenes gravísimos; casos extremos en política los encuentras en el nazismo y el comunismo.

Las normas establecidas no solamente son las leyes o la jovenlandesal, que siempre decimos es tema tabú en España (¿Coincidencia? No), sino que también se incluyen las elementales del saber, como criterios básicos y evidentes de gestión empresarial o de gobierno (presupuesto equilibrado, etc.). Así, cuando un país está gobernado por sociópatas, reinan las ideicas, la mentira y el robo, y se desemboca en el caos, cosa que exploramos la semana pasada; casos paradigmáticos de esto sería la Venezuela de Chávez y Maduro o la Grecia de Varoufakis (1961).

Los clichés y sus problemas


"No hombre, estás exagerando" ¿Ah sí? A ver, además de los tres anteriores, díganme quién de los siguientes no la ha liado parda y/o ha tenido problemas con la justicia: Bill Clinton, Hillary Clinton, George Bush hijo, Donald Trump, Tony Blair, relleniton Brown, Sarkozy, Fillon, Hollande, Christine Lagarde, Barroso, Juncker, etc. De España: Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Arturo Más, José Bono, Carod Rovira, Ibarretxe, Françesc Homs, Otegui, Cháves y Griñán o Luis Bárcenas y el equipo de Esperanza Aguirre, etc. Luego está el caso sectorial de los que destruyeron las cajas (o cierto banco zombi), una pandilla de sociópatas paletos que iban de cosmopolitas y que, además de las leyes, violaron todas las reglas imaginables de la buena gestión bancaria.

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Denominar generaciones es un tema delicado en España, ya que el orden presente, que muere, viene de cuando, en sus comienzos, para simplificar y amarrar al rebaño, se fijaron, entre otras muchas cosas, clichés que aún persisten sobre, por ejemplo, los catalanes, los vascos y los andaluces, gente de izquierdas y azules, etc., que así cada uno se ponía su grillete o se establecían jerarquías en el reparto. Obviamente, no todos los miembros de la generación de 1940-1961 son sociópatas y por eso, al tratar la crisis generacional española y estudiar sus cohortes, a los equivalentes de los baby boomers americanos preferimos llamarles "transicionistas", pues siempre están (no todos, repito) con su culto a aquello y venga a transicionar.

Todos conocemos miembros de esa generación que son justo lo contrario de un sociópata y pienso ahora en un caso, bastante conocido, de un pionero de la prensa en Internet, quién, tras su éxito excepcional en el sector, fue despojado de su obra por uno de sus congéneres. Guess who? (No le gusta que le nombren) De hecho, cuando se analiza la estrategia empresarial de muchos capitanes de empresa españoles de dicha generación, se ve claramente que se protegen de sus congéneres en el Poder, que es donde está la verdadera cepa de sociópatas; algunos "perecen" por ellos, como Manuel Pizarro (1951), cuya historia luego te la cuentan los colaboradores necesarios del "crimen".

Una generación desquiciada

Más allá de si el sociópata tiende o no a no dejar de ser una adolescente, lo cierto es que al usar la teoría generacional nos fijamos en el período en que las generaciones forman su personalidad como adultos y, en el caso de los baby boomers americanos, eso ocurrió entre en lo que llamamos "el despertar", una fase del ciclo generacional en que, superada la crisis, un orden nuevo da unos resultados que hacen pensar a los más jóvenes que todo es posible, dejándonos tonterías sublimes y pirómanas del tipo: "se realista, pide lo imposible".



Lamentablemente, los "transicionistas" sociópatas, como son unos paletos, copian (mal) a Estados Unidos, donde dicho período (1961-1981) comienza marcado por el asesinato de Kennedy, magnicidio al que, como saben, siguen otros "menores", un trauma social al que hay que sumar la guerra de Vietnam, la revolución sensual, la fascinación por religiones alternativas, las drojas, el rollo pueblerino sublimado y pirómano de la contra-cultura, la Guerra Fría, el peligro de holocausto nuclear, toda la manipulación de y desde la ONU y otras instituciones internacionales, el mundialismo utópico (hoy globalismo de amiguetes), la explosión de la criminalidad urbana, etc.

La parte buena y sus fantasías

También tuvo cosas muy positivas aquél período de formación para ellos, desde los derechos civiles hasta la mejora de la condición de la mujer, entre muchas otras (viajes a la luna, etc.) y que, en lo económico, coincidió parcialmente con el mejor momento del ciclo largo (1949-1967), la llamada primavera económica; por ello, cuando uno oye a Trump hablar de infraestructuras, no puede dejar de recordar los interesantes documentales de King Rose sobre las autopistas interestatales, por ejemplo.

Nuestros sociópatas fantasean continuamente con que ese período primaveral volverá porque sí,sin ver ni entender las causas del mismo, así que hay margen para más inventos y más robos. Tras ese período vino la fase inflacionaria (1967-1982) y creen que fue causada por el petróleo (craso error, lo vimos), de ahí les vienen las fantasías energéticas ruinosas, con su fobia nuclear, Palomares, etc. y, ya de paso, pillan de "lo público".

Por otro lado, el proceso en España fue distinto, que partimos desde una situación mucho más pobre cultural y económicamente, menos urbanizada, etc. Y no repetiré lo dicho en "Economía generacional española", donde fijo los puntos de inflexión del ciclo generacional, sino que pondré un ejemplo: una entrevista televisada (son obsesos de la tele y de "educarnos" en lo mucho que "saben") entre Pepe Bono y Bertin Osborne (ambos "transicionistas") donde , en el casoplón (pisitofilia) de Bono, éste le cuenta a Bertín que de pequeño pensaba que el papel sanitario era para máquinas de cálculo o que los coches eran algo excepcional en la España de su infancia; fue como si dijera: mira mi heredad y cuanto hemos hecho progresar a los españoles (¡¿?!), que si la Transición, el destape y más "cuéntame". En fin, el rollo típico de los socialdemócratas en el Poder.

¿Sociópatas o transicionistas?


Unos de los temas que determinarán la respuesta a dicha pregunta será el de las pensiones, pues el cálculo les favorece pero su pago se hace imposible, tal y como ellos mismos han dejado el país. ¿Cómo lo resuelven? Pasando el muerto (otro) a la anterior generación (Reformista, ver gráfica anterior), que poco o nada tiene que ver con el desastre, y a las posteriores (Generación Tesla y Generación Millenial) al pagarlas vía presupuesto y deuda pública. No extraña pues, que cuando en 2010 propusimos corregir eso se ignorará (insultos y difamaciones de sociópatas aparte) totalmente nuestra propuesta, que de lo que se trata es de hacer más trampas a la contabilidad.

El otro tema definitorio será la imposición de sus sucesores políticos (Pablo Iglesias, Junqueras-Puigdemont, Rivera, Sáenz de Santamaría, Pedro Sánchez, Susana Díaz, etc.) para perpetuar la casta según su invento socialdemócrata, que ni es social ni es demócrata, sino una oligarquía de partidos estatales sociópata y todo, gracias al sistema electoral proporcional de listas de partidos, ese invento europeo tan útil a los americanos para evitar el fascismo y el comunismo en Europa que fijó el orden europeo actual.

Por si fuera poco y, siendo como son, amos de los grandes medios de comunicación públicos y privados, a la hora de canalizar el voto, atemorizan a los mayores (Reformistas) y engañan a los jóvenes (carne de cañón), quienes al parecer les compran su mercancía averiada; en medio, los paganos de su orden sociópata, la generación perdida (Generación X o Generación Tesla) que, con su inacción, además de padecer la competencia de la inmi gración sin control que lanzó el ministro Caldera (1957), se garantizan una vejez perversos.

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No será fácil que los baby boomers, nuestros "transicionistras", pasen a la historia con un buen nombre, pues han disfrutado de las mejores oportunidades materiales y culturales desde que Occidente existe y lo dejan en una situación lamentable. Puede que dicha mala fama sea injusta para muchos de sus miembros, pero así va esto, como bien sabemos los que somos víctimas de sus sociópatas y no disfrutamos de sus oportunidades, o los millones de personas a las que les han arruinado sus vidas con sus psicopatías políticas. A todo esto, ¿ustedes como la calificarían?

Vaya petardo jomio.
Mira que el post parecía interesante y tiene cosas acertadas, pero metes cada morcilla...
 
Gabilondo y Estefanía, ilustres cínicos y paniaguados de la generación Prisa (especialmente el primero) dándoles lecciones de jovenlandesal a sus coetáneos.

Canallas.
Y el Estefania le va a la zaga. El titulo de su último libro es para estamparselo a la cara.
 
Gabilondo es el genuino ejemplo de parásito que medra por su vinculación política con socialistas y separatistas. Un buen locutor, nada más. Ni siquiera un buen periodista. Y se cree poco menos que un alto jerarca castuzo del Régimen, un baluarte de la democracia, un erudito inteligentísimo, un hombre de Estado. Engreído y da repelúsnte hasta decir basta.

Y es UN puñetero LOCUTOR.
 
En este país periodistas no hay, aunque el otro día me sorprendió Esther Palomera, con sus ataques, pensaba que estaba en Inglaterra. (ademas tiene un tiento :) )
 
Desbarra. Ahora la culpa va a ser del sistema de elección de gobierno y no de lo que la gente vota dejándose llevar por lo que le cuentan los medios de la oligarquía, el poder económico, y de prestar a la banca poco trabajadora...

Mucho peor es el sistema bipartidista yanki o la aberrante segunda vuelta francesa entre las dos opciones más votadas aunque juntas no sumen un carajo...
 
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