Aunque en Franco Confidencial la periodista Pilar Eyre no llega tan lejos, sí que apunta que el hombre que sometió a España durante casi 40 años era víctima de un “complejo de Edipo” y del “maltrato” durante su infancia por parte de su padre, que le llamaba “paquita” y “afeminado”. Según Eyre, Franco también era un hombre frío “con una vida sensual inactiva que después de engendrar a su hija no volvió a tener relaciones sensuales ni con su mujer ni con nadie”.
Su padre lo tildaba de "afeminado" por su voz. “Su madre, que lo vio enclenque y llorón, lo acogió con un amor desmesurado y excluyente. Las paredes de la casa de la calle María escondieron el secreto de ese padre brutal que llamaba ‘Paquita’ y ‘afeminado’ a su hijo a causa de su voz atiplada, consecuencia de una sinusitis crónica, que maltrataba a su mujer embarazada y que incluso llegó a romperle el brazo a su hijo mayor al encontrarlo masturbándose”.