Miss Marple
Más allá de la burbuja
A propósito de la siguiente noticia (https://www.burbuja.info/inmobiliar...dran-acceder-a-vivienda-publica-denuncia.html), es imposible no reparar una vez más en el curioso fenómeno de la unanimidad que concita la ideología de genero.
La noticia probablemente ya la hayan leído: el pleno de la Asamblea de Madrid ha aprobado un proyecto de Ley que modifica la legislación contra violencia de género para que las víctimas de jenaro puedan acceder a una vivienda pública con un informe de servicios sociales u otros profesionales como los sanitarios, sin necesidad de denuncia.
Al loable interés por ayudar a las víctimas de una lacra que – como los medios de comunicación se ven obligados a recordarnos a diario – causa 50 muertes al año se le podrían poner algunos peros. El primero que se me ocurre es que para que haya una víctima ha de haber un delito; y para que haya un delito, en los paises occidentales, ha de haber un juicio con ciertas garantías legales. El que la potestad de declarar a alguien víctima de un delito pase de los juzgados al personal social, sanitario o educativo parece un cambio bastante fundamental que merecería un debate en profundidad.
Pero aquí nos tropezamos con el curioso incidente de la unanimidad jenárica. Cuando se trata de la violencia de género y de la ideología feminista (jenaro, para abreviar), nuestra democracia tiene un lapsus. No hay diversidad, no hay voces disidentes, no hay debate. No hay un solo partido que ofrezca un punto de vista discrepante, tal y como en 2004 no hubo un solo diputado entre 350 que no votara a favor de la infame LIVG.
¿Por qué esa unanimidad sin igual, que no se da en ningún otro tema ? Porque el feminismo no es una ideología política, sino una religión, y ha sido elegido como la nueva religión de estado. El dogma del patriarcado, la opresión ancestral de las mujeres a manos de los hombres, que convierte a todas las mujeres en víctimas y a todos los hombres en opresores, es por tanto incuestionable. Señalar sus vergüenzas públicamente es tan impensable como hace doce años era cuestionar la salud del mercado inmobiliario español. Tristemente la irracionalidad del feminismo es de una categoría distinta: el fervor religioso puede hacer que los creyentes nieguen la realidad durante toda su vida. Sería entretenido si no fuera tan destructivo.
La noticia probablemente ya la hayan leído: el pleno de la Asamblea de Madrid ha aprobado un proyecto de Ley que modifica la legislación contra violencia de género para que las víctimas de jenaro puedan acceder a una vivienda pública con un informe de servicios sociales u otros profesionales como los sanitarios, sin necesidad de denuncia.
Al loable interés por ayudar a las víctimas de una lacra que – como los medios de comunicación se ven obligados a recordarnos a diario – causa 50 muertes al año se le podrían poner algunos peros. El primero que se me ocurre es que para que haya una víctima ha de haber un delito; y para que haya un delito, en los paises occidentales, ha de haber un juicio con ciertas garantías legales. El que la potestad de declarar a alguien víctima de un delito pase de los juzgados al personal social, sanitario o educativo parece un cambio bastante fundamental que merecería un debate en profundidad.
Pero aquí nos tropezamos con el curioso incidente de la unanimidad jenárica. Cuando se trata de la violencia de género y de la ideología feminista (jenaro, para abreviar), nuestra democracia tiene un lapsus. No hay diversidad, no hay voces disidentes, no hay debate. No hay un solo partido que ofrezca un punto de vista discrepante, tal y como en 2004 no hubo un solo diputado entre 350 que no votara a favor de la infame LIVG.
-La LIVG (Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género) modificó el Código Penal agravando tipos y penas cuando la conducta violenta o amenazante dentro de la pareja es realizada por un hombre. Esto es lo que se conoce como derecho de autor: el mismo acto es considerado más grave (y castigado con mayor pena) dependiendo de quien sea el autor. Esto se solía aplicar a personas de color en Sudáfrica y a Judíos en la Alemania nancy.
-La ley fue aprobada por unanimidad. 0 abstenciones, 0 votos en contra. Esto no debe olvidarse nunca.
-La ley fue recurrida al Tribunal Constitucional por numerosos jueces, por ir contra el principio de igualdad ante la ley (artículo 14 de la CE). El TC dictaminó en 2008 (por 5 votos a 4, gracias a la mayoría de jueces "progresistas") que la ley era constitucional y la discriminación a los hombres está justificada ya que "Una agresión supone un daño mayor en la víctima cuando el agresor actúa conforme a una pauta cultural -la desigualdad en el ámbito de la pareja- generadora de gravísimos daños a sus víctimas, y dota así consciente y objetivamente a su comportamiento de un efecto añadido a los propios del uso de la violencia en otro contexto. Por ello, cabe considerar que esta inserción [en un "patrón de abuso ancestral"] supone una mayor lesividad para la víctima." El Dogma de género y el doble pensar orwelliano incorporados así a la Constitución Española: Discriminación es Igualdad.
-La ley fue aprobada por unanimidad. 0 abstenciones, 0 votos en contra. Esto no debe olvidarse nunca.
-La ley fue recurrida al Tribunal Constitucional por numerosos jueces, por ir contra el principio de igualdad ante la ley (artículo 14 de la CE). El TC dictaminó en 2008 (por 5 votos a 4, gracias a la mayoría de jueces "progresistas") que la ley era constitucional y la discriminación a los hombres está justificada ya que "Una agresión supone un daño mayor en la víctima cuando el agresor actúa conforme a una pauta cultural -la desigualdad en el ámbito de la pareja- generadora de gravísimos daños a sus víctimas, y dota así consciente y objetivamente a su comportamiento de un efecto añadido a los propios del uso de la violencia en otro contexto. Por ello, cabe considerar que esta inserción [en un "patrón de abuso ancestral"] supone una mayor lesividad para la víctima." El Dogma de género y el doble pensar orwelliano incorporados así a la Constitución Española: Discriminación es Igualdad.
¿Por qué esa unanimidad sin igual, que no se da en ningún otro tema ? Porque el feminismo no es una ideología política, sino una religión, y ha sido elegido como la nueva religión de estado. El dogma del patriarcado, la opresión ancestral de las mujeres a manos de los hombres, que convierte a todas las mujeres en víctimas y a todos los hombres en opresores, es por tanto incuestionable. Señalar sus vergüenzas públicamente es tan impensable como hace doce años era cuestionar la salud del mercado inmobiliario español. Tristemente la irracionalidad del feminismo es de una categoría distinta: el fervor religioso puede hacer que los creyentes nieguen la realidad durante toda su vida. Sería entretenido si no fuera tan destructivo.
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