Miss Marple
Más allá de la burbuja
España en el primer tercio del siglo XX era un país casi feudal, de señoritos y sirvientes por un lado y por otro obreros o labriegos que trabajaban como burros para malvivir; tan exageradamente que la historia acabó en guerra civil.
Tras la guerra y los años terribles de la autarquía, llegó el desarrollismo. No sé si por casualidad o intencionadamente el crecimiento económico no benefició solamente a los más ricos, sino que se aprovechó para extender la propiedad de la vivienda y del 600 entre las clases bajas, como forma de consolidación social; se crea la seguridad social y se introducen las pensiones; el estado del bienestar, aunque un poco primitivo, llega a España (como al resto de Europa, preocupada por contener la influencia soviética). Entre 1955 y 1975 todo el mundo se convirtió en clase media. Todo el mundo podía tener una casa y un coche, todo el mundo tenía trabajo, del que no te podían despedir sin fuerte indemnización. Todo el mundo podía mandar a los niños a la escuela y a la universidad. Todos los padres soñaban con hijos doctores o ingenieros que vivirían como señoritos.
A partir de 1990 todo esto se ha perdido. Al desaparecer la amenaza soviética, el capitalismo más salvaje clama victoria y se procede a desmantelar el estado del bienestar en todo el mundo. En España se descubre con asombro que si todos son señoritos y no hay obreros, no vale la pena ser señorito (los señoritos de toda la vida, mientras tanto, se sacan el masters en ESADE, Harvard o LBS, y allá penas). La clase media se disuelve como un azucarillo, los hijos tienen menos aspiraciones que los padres y viven peor, aunque eso sí, con título, viajes a cancún y PS2 o wii.
Vamos a una sociedad dividida entre ricos y pobres, como a principios del siglo XX. Me parece fascinante estudiar como hemos llegado a esta situación. No es cuestión de echar las culpas a unos o a otros, sino de ver si podemos sacar alguna lección útil.
Tras la guerra y los años terribles de la autarquía, llegó el desarrollismo. No sé si por casualidad o intencionadamente el crecimiento económico no benefició solamente a los más ricos, sino que se aprovechó para extender la propiedad de la vivienda y del 600 entre las clases bajas, como forma de consolidación social; se crea la seguridad social y se introducen las pensiones; el estado del bienestar, aunque un poco primitivo, llega a España (como al resto de Europa, preocupada por contener la influencia soviética). Entre 1955 y 1975 todo el mundo se convirtió en clase media. Todo el mundo podía tener una casa y un coche, todo el mundo tenía trabajo, del que no te podían despedir sin fuerte indemnización. Todo el mundo podía mandar a los niños a la escuela y a la universidad. Todos los padres soñaban con hijos doctores o ingenieros que vivirían como señoritos.
A partir de 1990 todo esto se ha perdido. Al desaparecer la amenaza soviética, el capitalismo más salvaje clama victoria y se procede a desmantelar el estado del bienestar en todo el mundo. En España se descubre con asombro que si todos son señoritos y no hay obreros, no vale la pena ser señorito (los señoritos de toda la vida, mientras tanto, se sacan el masters en ESADE, Harvard o LBS, y allá penas). La clase media se disuelve como un azucarillo, los hijos tienen menos aspiraciones que los padres y viven peor, aunque eso sí, con título, viajes a cancún y PS2 o wii.
Vamos a una sociedad dividida entre ricos y pobres, como a principios del siglo XX. Me parece fascinante estudiar como hemos llegado a esta situación. No es cuestión de echar las culpas a unos o a otros, sino de ver si podemos sacar alguna lección útil.