De lo que casi nadie habla, pero que pronto tendremos encima, es de la inminente escasez de alimentos. Los granjeros están tirando la leche, llevando a cabo un sacrificio de emergencia porque no hay compradores, las plantas de procesamiento están cerradas. Las empresas de piensos y semillas tampoco funcionan. No se puede sembrar nada, lo que significa una mala cosecha en verano y otoño.
Los precios del trigo están subiendo. Europa se enfrenta a una nueva sequía. Una vez más, una situación climática en omega sobre Europa como en 2018. Esta situación de altas presiones llevará a la falta de lluvias en Europa Central y a inundaciones en otras partes del mundo. Ambas situaciones destruyen las cosechas. Para las cosechas falta mano de obra. Está comenzando a faltar el suministro de la correspondiente maquinaria, así como de recambios.
Los almacenes de los mayoristas y tiendas de comestibles habrán tocado pronto fondo, porque no hay suministros. Esto se volverá "divertido" cuando los estantes de los supermercados ya no se pueden llenar y queden vacíos. Si queda algo para comprar, será muy caro. Esto es lo que los gobiernos han hecho con el confinamiento y cerrojazo a todo.
Ayer, se anunciaron las últimas cifras de desempleo de los EE.UU. Otros 4,4 millones de estadounidenses solicitaron inicialmente ayudas por desempleo la semana pasada, lo que demuestra que al menos 26 millones de personas han solicitado estas ayudas desde el brote de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo del cobi19.
¿Dónde está la OMS? ¿No les interesa porque no pueden vacunarnos contra el hambre? Hay muchas enfermedades secundarias derivadas del hambre, hasta epidemias, porque en esas circunstancias "todo" se come. A esto se añade la violencia, la lucha por los recursos.
La pura y triste realidad es que NO les importamos nada.