Yo no propongo repudiar a Europa. Europa nos repudia. La historia de España en Europa es como la de una chica a la que secuestran, la apalizan, la obligan a prostituirse, y cuando está seca y cuarteada por el uso, la violan salvajemente, la llevan a un descampado, y la dejan allí tirada. Todo bajo la mirada de la monarquía Hispánica, sus alicaídos monarcas y el extremo ambiente de corrupción que controla a la nación desde 1521.
Si España hubiera mirado a Latinoamérica (incluyendo Portugal y Brasil), y hubiera dedicado todo el esfuerzo económico y humano que malgastó en satisfacer los intereses de la Familia Habsburgo, el santo papa de roma y su reputísima progenitora, a combatir la ingerencia anglosajona en el territorio americano en un momento en que Inglaterra (y Francia) todavía eran incapaces de enfrentarse al dominio heredado de los Reyes Católicos, la Historia que conocemos hoy sería muy diferente.
Europa nos convirtió, Monarquía Hispánica mediante, en una fruta colonia tercermundista exportadora de lana donde la vida de una oveja valía más que la de un campesino, y a día de hoy, seguimos siendo una fruta colonia donde las ovejas se han transformado en pilinguis y camareros.
El que no quiera ver la realidad, o es fulastre, o es un fanático.
La situación endémica de corrupción tanto en latinoamérica como en España es el resultado de los dineros invertidos por las élites europeas en financiar unas élites (políticas, económicas, intelectuales) serviles y perversoss, con una jovenlandesal abyecta, cuyo único objetivo ha sido, durante 500 años, el de mantener estos territorios hundidos en la miseria más absoluta.
Pero nada, sigamos mirando a los alemanes y a los anglos y a los holandeses y a los nórdicos como iguales, que ellos seguirán viendo semiafricanos medioindigentes con una cierta carencia intelectual, que tardan demasiado en servir la sangría y la paella.
