Es muy complejo definir miseria.
Al final de esta escena hay un dialogo entre dos hombres ¿quien es el verdadero perversos de los dos?
Como he participado en las misiones salesianas, en Camboya, en mis largas conversaciones sobre lo divino y lo humano con un buen amigo que ha dedicado y dedica su vida a estar allí, ante mi pregunta de ¿que haces aquí?
La vida allí es sencillamente inimaginable para cualquiera de nosotros, no se trata de si me van a renovar el contrato de trabajo, no, se trata sobre lo que vamos a comer hoy y si mañana vamos a estar vivos.
Mi buen amigo siempre me ha contestado:
- Intento luchar contra la miseria.
He tardado muchos años en entender su respuesta. Se puede ser muy pobre, sin Iphon, sin coche, sin casa, viviendo en un palafito, con cuatro gallinas, una cabra, un cerdo, la anciana suegra, seis hijos y la parienta.
Se puede ser muy pobre, viviendo en un habitación con toda la familia y ganadote la vida con un tuck tuck.
Y a la vez se puede ser una persona muy digna, lejos de ser un perversos.
Todo esto, a nosotros desde el mejor de los mundos posibles, nos suena muy lejano, tan lejano que hemos perdido la posibilidad de entenderlo.