Solo un consejo, lee y aprende.
Podemos recomendar libros. Empiezo yo.
La cruzada del oceano de José Javier Esparza.
En poco más de cincuenta años, entre 1492 y 1545, España descubrió, exploró, conquistó y en buena parte pobló un territorio veinte veces mayor que la Península Ibérica. En poco más de medio siglo, España abrió al conocimiento occidental un continente nuevo y dos océanos, hasta las islas del Pacífico. En poco más de cincuenta años, un país de en torno a 7 millones de habitantes, que además mantenía una guerra en Europa y otra en las costas africanas, había derrotado a dos poderosos imperios autóctonos en América. En poco más de cincuenta años ,España creó el más longevo de los imperios ultramarinos y lo mantuvo durante casi tres siglos frente al permanente acoso de Francia e Inglaterra.
Si esto lo hubieran hecho otros, nos parecería una hazaña extraordinaria. Como lo hemos hecho nosotros, españoles, todos los días echamos basura encima. Pero no: fue, objetivamente, una hazaña extraordinaria. Y la hicieron españoles. La conquista española de América es una de las mayores gestas jamás escritas por pueblo alguno. Lo es por el desafío físico, material, de dominar un territorio tan inmenso. Pero lo es, sobre todo, por los rasgos civilizadores que la conquista trajo consigo. Nunca antes una potencia vencedora había prohibido esclavizar a los vencidos; España lo prohibió. Nunca antes una potencia vencedora había sometido a examen moral la legitimidad de sus conquistas; España la sometió. Nunca antes una potencia vencedora había trasladado sus conocimientos a las lenguas autóctonas de los vencidos; España los trasladó. Todas esas cosas no se hicieron por prurito humanista, sino por razones religiosas: la conquista de América quiso ser, ante todo, una obra de expansión de la fe cristiana, tal y como estas cosas se entendían en los siglos XV y XVI. Fue propiamente una cruzada. La última cruzada. La cruzada del océano
¿Qué aporta este libro? Ante todo, la voluntad de reconocer la conquista en su justa dimensión, que ciertamente es enorme. Además, la determinación de escapar tanto de las leyendas rosas como de las leyendas negras, porque tanto unas como otras no son sino distorsiones de la realidad. La conquista de América, la cruzada del océano, fue propiamente una conquista, es decir, una operación de dominio, de poder, y en su crónica surgen inevitablemente los mismos episodios de violencia, depredación y guerra que en cualquier otra conquista de cuantas la Historia conoce. Pero, al mismo tiempo, fue una empresa guiada por un innegable espíritu de misión en el sentido religioso del término: se trataba de convertir a la Cruz a pueblos que vivían al margen de ella, y por eso en la aventura aparecen elementos tan insólitos como la prohibición de la esclavitud, la protección legal de los indígenas, el mestizaje o la multiplicación de catedrales, universidades y hospitales a lo largo de todo el territorio conquistado. El resultado de todo eso fue un mundo nuevo, un mundo que ya no era el de las culturas amerindias, pero que tampoco era propiamente una España ultramarina, porque la América Hispana muy pronto tuvo su singular personalidad.
El antecedente más parecido que se le puede encontrar a este magno proceso es la construcción del imperio romano: del mismo modo que Roma creó en Europa un mundo sobre la base de su lengua, sus legiones y su derecho, así España creó en América un mundo sobre la base de su religión, su idioma y su ley.
Aquí un pdf
EGIPTO (esferalibros.com)