Yo ya llevo tiempo planteándome el asunto. La idea era una casa rural con terreno para cultivar, generadores solar-eólicos, pozo o río, ubicada en algún lugar remoto. La financión, aparte de los ahorrillos, podría hacerse con productos de la tierra y turismo rural, más alguna ayudita de I+D (por la energía y la autosuficiencia).
Pero todo se parálizó el dia que me dió por pensar: "Y cuando lleguen 50 bestias con sus Kalasnikov, ¿qué?". Al diseñar el sistema de defensa, como decía Dilbert en una de sus historias, no pude encontrar suficientes erizos voladores de ataque.
Moraleja: lo que viene es lo suficientemente rellenito como para que todo valga, y en todo juego un arma cargada gana la mano a la ingeniería y la planificación. La dificultad no será sobrevivir a la falta de energía; será sobrevivir a los desesperados. La supervivencia en un escenario cenitapocalíptico (vaya palabro) dependerá más de la fortaleza física, la brutalidad y la suerte que de una planificación individual cuidadosa, a menos, claro está, que la planificación sea lo suficientemente ambiciosa (de ciudad amurallada "p´arriba", al alcance sólo del Gates y sus colegas del Forbes100) o bien sea colectiva, no individual. Y se cuente, claro está, con suficientes erizos voladores de ataque
Carpe Diem.
