La verdad es que Suecia es un puro horror. Ser el país del mundo con menor índice de corrupción o tener una economía exportadora y competitiva es lo de menos, porque resulta que se ha destapado un escándalo por una cantidad equivalente al dinero en billetes de 500€ que tiene cualquier concejal de urbanismo de Hispanistán en el colchón.
Olvídense de los detalles -balanzas comerciales, transparencia en la gestión- y concéntrense en lo fundamental: en Suecia hay casos de corrupción y subvenciones para sombrereros. Eso es lo importante. No dejen que algunos demagogos y fascistas económicos les hagan creer que puede existir una gestión pública eficiente de los recursos, que permita la iniciativa privada y una correcta redistribución de la renta, porque eso sólo puede ser fruto de la propaganda o del engaño. Cualquier persona medianamente bien informada sabe que cualquier neցro de Louisiana vive mejor que el sueco medio: ¡si dan subvenciones a los sombrereros, por el amor de Dios! Seguramente en Suecia se den condiciones de vida propias de Corea del Norte, con cientos de niños vagando famélicos por las calles de Estocolmo.
Menos mal que en nuestro mundo siempre hay contraejemplos de sociedades exitosas como Letonia, Georgia o Somalia que progresan en la senda de la libertad individual y a estas alturas ya cuentan con estándares de vida ampliamente superiores a los de los socialistas, corruptos y pobres suecos a los que desde aquí invitamos a modificar de raíz esa sarama de sociedad totalitaria que han creado y que es obviamente fracasada para abrazar los ejemplos actuales antes citados.
Espero que nuca, nunca, nunca en nuestro querido Hispanistán se nos ocurra mirarnos en el espejo sueco en lugar del mucho más correcto jovenlandés, bengalí o indonesio. El fascismo que se lo queden todo para ellos los suecos.
Juas, juas. He tocado algún nervio. Solo he puesto una noticia, sin comentario, sin valoración, sin nada. Las valoraciones las hace cada uno.