Foro de vírgenes, cretinos y fracasados.
Las tías que están buenas jamás se enfocan en su profesión porque tienen cosas más emocionantes que hacer (estar buenas y que todas las envidien al máximo y todos se las quieran amar).
Los vírgenes, cretinos y fracasados queréis mujeres para lo mismo que entráis al foro, para convenceros de que sois lo contrario a lo que sois, para aplaudir a hezs a cambio de lo mismo. Las queréis para eso primero porque jamás podríais acceder a una mujer con alto valor porque vosotros no lo tenéis, y segundo porque por tener un bajísimo valor ni siquiera vivís para subirlo sino para inventar un mundo donde tenéis otro.
Las personas queremos mujeres para amar. Igual que queremos un coche para que nos transporte y no para amarnos el tubo de escape o para hablarle o para presumir de llantas. Si quieres un coche para presumir de llantas todos se van a descojonar de ti mientras inventas esquizofrénicamente lo contrario. Pues lo que hacéis vosotros es exactamente lo mismo. Cuando paseáis con vuestras obesas "intelectuales" (que tampoco lo son, son cretinas como vosotros) todos se descojonan de lo vírgenes y patéticos que sois, y de que no os estéis amando tías buenas, mientras vosotros inventáis con la cara violeta que somos nosotros los que no podemos apreciar la inteligencia cero de una mujer (como el cani inventa que los demás no pueden apreciar cómo molan sus llantas).
Si tuvierais algo de valor querríais una mujer para amar, no para que os convenciera de que valéis algo. Eso sólo lo hace el que sabe que no vale nada. Mamarrachos.
Si tuvierais algo de inteligencia no querríais hablar con ninguna mujer porque os parecerían todas amebas. Es más, generaríais miles de ideas exclusivas y solamente tendríais interés en hablar con un hombre en todo el planeta, con uno que no está muy lejos de aquí, lo demás os parecería absurdo y vacío porque lo es.
Os emparejáis con antiestéticas bajo la excusa de ser más intelectuales y luego os deja la cara colorada un tío en un foro cada día y tenéis que dejar caer cualquier hilo que le salga de los narices.