Entrevista a Allan Greenspan

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10 Oct 2006
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Alan Greenspan "Las mejores ideas se me ocurren en la bañera"

Sus palabras hacen temblar tanto a jefes de gobierno como a especuladores. A los 81 años, el que fuera presidente de la reserva federal estadounidense más influyente de todos los tiempos salda cuentas con los políticos y empresarios en sus memorias. Con XLSemanal habla de la crisis, el euro y la seducción.

'Míster dólar

Hijo de emigrantes judíos, en su juventud tocaba el saxofón como profesional. Sin embargo, ha pasado a la historia por ser el <<mejor presidente de la Reserva Federal de EE.UU.>>. Cuando las bolsas se hundieron en 1987, el famoso 'lunes neցro, calmó los mercados con una bajada de tipos. Sus éxitos en la gestión de las crisis de Mexico, Rusia, Brasil y Asia le valieron el aplauso general. También amortiguó las crisis de las puntocom y la posterios al 11-S inyectando dinero barato en el sistema. Ahora se dedica a asesorar a diversas empresas.

A los 71 años se casó con la periodista Andrea Mitchell, veinte años más joven que él. <<En nuestra primera cita hablamos sobre el monopolio>>. Éste es el segundo matrimonio para Alan Greenspan.


Este experto en economía, que ha trabajado a las órdenes de Richard Nixon y Gerald Ford, de quien llegó a ser amigo íntimo, y que fue presidente de la reserva federal de EE.UU. durante más de tres lustros, ha abandonado su proverbial discreción. En las memorias que acaba de publicar arremete contra Bush y su política económica y social. Republicano de toda la vida y famoso por su lenguage críptico, Greenspan, esta vez, habla claro.

XLSemanal. Señor Greenspan, usted casi siempre lleva la cabeza gacha cuando anda por la calle. ¿Busca dinero por el suelo...?
Allan Greenspan.
[Ríe] Es una vieja costumbre. Cuando era joven, mi primo y yo buscábamos monedas perdidas en la playa, cerca de Nueva York. Y siempre encontrábamos alguna. Incluso en 1933, en plena Gran Depresión. De ahí me quedó la costumbre de caminar con la vista clavada en el suelo. Más tarde tuve que obligarme a levantar la cabeza para descubrir el mundo. Se puede decir que aquello significó un paso atrás en mi forma de vida.
XL. Ser presidente de la reserva federal estadounidense lo convirtió en estrella. Lo alababan como al <<salvador de la economía mundial>> y se hizo famos su forma de hablar, con acertijos. Casi nadie entendía lo que quería decir. ¿Lo hacía adrede?
A.G. Me resultó muy difícil acostumbrarme a vivir bajo los focos. Nunca terminé de sentirme del todo cómodo con ese papel de ser el supuesto encargado de tomar decisiones.
XL. Incluso el grosor de su cartera se convirtió en un indicador para saber si se avecinaban buenas o malas noticias...
A.G.
Sí, aquello lo hacía un canal de televisión. Crearon algo llamado el 'indicador carteril'. Cuando mi cartera no abultaba mucho, significaba que la economía iba bien y, cuando era muy gruesa, quería decir que había estado trabajando mucho y que iba a anunciar una subida de tipos de interés.
XL. ¿y qué había de verdad en ese indicador?
A.G.
El grosor dependía de si llevaba un bocadillo dentro o no.
XL. Otra leyenda acerca de Greenspan: todas las mañanas, desde hace 30 años, se mete en la bañera a las 5:30 y se pasa una hora en agua caliente. ¿Por qué?
A.G.
Aquello empezó en 1971, tras un ataque de lumbago. Mi traumatólogo me aconsejó que pasara una hora todas las mañanas en la bañera, con el agua muy caliente. Y me gustó. La bañera es el lugar ideal de trabajo. Puedo leer, escribir...Nadie me molesta. Se me han ocurrido muchas buenas ideas en la bañera. Todavía tengo la costumbre. Me llevo papeles, mi bloc, mi pluma...
XL. y el ordenador, ¿no?
A.G.
Lo he intentado. Pero escribo mejor en papel. Y, afortunadamente, hay gente que puede descifrar lo que anoto en una hoja medio mojada y con una letra horrible. Además, no fue nada sencillo encontrar una tinta que no se corriese con el vapor.
XL. ¿También piensa en 'burbujas' metido en la bañera? Hace siete años fue la burbuja especulativa en las bolsas;ahora, la de los créditos inmobiliarios...
A.G.
Es un momento delicado. Hay un gran desplome del mercado inmobiliario. Y por ahora, los precios solo han bajado un poco.
Pero ha bastado para que salten las alarmas.
A.G.
El boom se ha acabado. Muchas de las construcciones recién terminadas se están quedando sin vender. Los precios caerán mucho más. En los próximos años, una buena parte de la demanda de los consumidores estadounidenses no se ha estado financiando con dinero de los salarios, sino del endeudamiento.
XL ¿está entrando la economía de EE.UU. en recesión?
A.G.
Es pronto para valorarlo. Todavía no lo sabemos. Depende de la flexibilidad con la que pueda reaccionar nuestra economía. Pero la mayoría de los analistas se decanta por un menor crecimiento económico. Sólo unos pocos cuentan con un retroceso.
¿y usted?
A.G.
Creo que no podemos saberlo con exactitud. Nunca me he sentido cómodo con este tipo de pronósticos. Quizá sólo se puedan formular algunas probabilidades, señalar una dirección aproximada. Cualquier otra cosa queda completamente fuera de nuestras posibilidades.
XL. ¿El oráculo económico mundial no hace pronósticos?
A.G.
Así es. No tomo parte en ese juego.
XL. Ha trabajado con cuatro presidentes de EE.UU. ¿que sintió cuando Reagan lo nombró presidente de la reserva federal?
A.G.
Estaba en el traumatólogo. La enfermera me dijo que tenía una llamada de la Casa Blanca. La recepcionista pensaba que era una broma. Cogí el teléfono y oí la voz de Ronald Reagan, siempre tan cargada de confianza: <<Alan, me gustaría que fueras el presidente de la reserva federal>>. Me fascinaba su temperamento.
XL. Pero usted, un convencido republicano, admiraba sobre todo a Bill Clinton, un demócrata de los pies a la cabeza.
A.G.
Clinton fue uno de los presidentes más inteligentes para los que he trabajado, quizá junto con Nixon. Su mandato se distinguió por una política disciplinada orientada a un crecimiento a largo plazo. Transformó el déficit presupuestario crónico de EE.UU. en un superávit crónico.
XL. ¿Cómo era su relación?
A.G.
Decía que éramos la <<extraña pareja económica>>. Quizá pensara que yo era aburrido. No era un colega con el que le gustase fumarse uno de sus puros. Pero ambos observábamos el mundo con curiosidad y de forma reflexiva. Le apasionaban los detalles económicos. Nos entendíamos muy bien. Y si no se hubiese comportado de forma tan vergonzosa en lo personal, habría sido un gran presidente. Es una lástima, hasta triste, porque es una persona extraordinariamente capaz.
XL. Cuando el actual presidente de EE.UU., el republicano George W. Bush, llegó a la Casa Blanca, el país contaba con el mayor superávit presupuestario de la historia. Unos pocos años después, el déficit es gigantesco. ¿qué se hizo mal?
A.G.
Se debió, sobre todo a las bajadas de impuestos. Aquella promesa electoral se cumplió, pero no hubo un debate riguroso sobre las consecuencias de esa rebaja. La política económica de Bush ha sido miope, algo que me ha decepcionado. Los republicanos han estado interesados, en especial, en aumentar su propio poder. Y su lema ha sido: El déficit no es importante. Abandonaron sus principios a cambio de poder...[se oye una melodía clásica]. Perdón. Es Johann Sebastian Bach, que me recuerda que debería apagar mi teléfono móvil. Si no es mi mujer, no me preocupo por la llamada.
XL. ¿Qué consecuencias tiene la política económica de bush para sus ciudadanos?
A.G.
Los beneficios económicos han ido a parar a quienes más dinero ganan; a la clase media le ha ido bastante peor. No había habido tal diferencia de ingresos en EE.UU. desde los años 20. Las economías con esos vaivenes son típicas de los paises en vías de desarrollo. Eso puede conducir a grandes desigualdades sociales y en última instancia, a una tranformación económica radical.
XL. Esto suena muy crítico para venir de una persona como usted, que cree en la autoregulación de los mercados globales. ¿por qué rechaza la intervención del Estado?
A.G.
No es una fe. Es un convencimiento firme
XL. ¿Pero la falta de control de los mercados no conduce a un afan de lucro sin fronteras y a un egoismo ilimitado?
A.G.
Esas palabras llevan asociadas connotaciones muy negativas. Nuestra especie no habría sobrevivido si los seres humanos no hubiésemos actuado persiguendo nuestro propio beneficio. Una economía en crecimiento se consigue gracias al intercambio libre entre personas que actúan dirigidas por sus propios intereses. La estabilidad de nuestro sistema comercial y financiero confirma este sencillo principio. Es la vieja regla de la 'mano invisible', de Adam Smith...
XL...que dice que la búsqueda del beneficio personal contribuye al beneficio de toda la sociedad...
A.G.
...y su validez se demuestra por la realidad que nos rodea. Las personas deben tener la libertad de actuar en su propio beneficio. Puede llamarlo egoísmo si quiere, pero forma parte de nuestra naturaleza; no tenemos elección. A menudo surge la pregunta de cómo se puede controlar el comercio internacional y el sistema financiero sin la intervención del Estado. Pero funciona, todos los días, de la mañana a la noche. Eso es lo que hece el mercado.
XL. Pero no siempre ocurre, como por desgracia han podido comprobar muchos trabajadores. ¿no tienen los gobiernos la obligación de proteger a sus ciudadanos de empresas o fondos poco trasparentes? ¿O de inversores voraces que sólo buscan un beneficio rápido?
A.G.
No son voraces, al contrario. Algunos los comparan con langostas, pero para mi son abejas laboriosas. Contribuyen al bienestar de la sociedad. Se encargan de que ahorros procedentes de todo el mundo financien inversiones en las empresas más eficaces, para que fabriquen productos para los que existe demanda. Y los fondos de inversión de alto riesgo hacen, básicamente, lo mismo. Reúnen capital para invertir y buscan beneficios elevados, pero a costa de un alto riesgo. Sé que es algo que la gente no le gusta oir, pero los hechos hablan por sí mismos. El proteccionismo, da igual la forma que adopte, política o económica, es una garantía de estancamiento y de una política autoritaria. Pero tambián debe quedar claro que hay que actuar con rigor contra el fraude. Éste conlleva el hundimiento de cualquier sistema de mercado. Y parte de la burbuja inmobiliaria en EE.UU. se debe a prácticas poco claras, sobre todo en el capítulo de la concesión de créditos a clientes poco soventes.
XL. Se lo acuso de haber contribuido a esta crisis mediante su política de tipos a interés bajo.
A.G.
Los tipos de interés bajo para los créditos a largo plazo han sido los causantes del estallido de la burbuja inmobiliaria en estados unido, pero tambián en Gran Bretaña, en Australia y en tres decenas de paises del mundo. Hay una larga lista. El Boom inmobiliaria ha sido parte de una misma tendencia internacional.
XL. ¿cómo se originó esta tendencia?
A.G.
Con la caída del muro de Berlín, en 1989. Aquel fue un hito decisivo para la economía de mercado, que dio un viraje muy fuerte. La consecuente liberalización de los mercados y la introducción de la economía de mercado en muchos paises han sacado de la pobreza a millones de personas en los últimos 15 años, aunque muchos sigan viviendo en la miseria en todo el mundo. Condujo a un boom económico mundial, a un aumento acelerado del ahorro, aun retroceso de los tipos de interés, tambián de los tipos hipotecarios. En EE:UU., este fenómeno se tradujo en una importante revalorización de los imuebles privados.
XL. Como presidente de la Reserva Federal, ¿no debería haber tomado medidas contra la especulación?
A.G.
La reserva empezó a subir los tipos en 2004. Esperábamos poder controlar así algunos de los excesos especulativos en el terreno inmobiliario. No lo logramos. Lo probamos otra vez en 2005. Y nada. Incluso el poder de un gran banco central fue incapaz de influir en las dinámicas globales. Nadie podía hacer nada, ni nosostros ni el Banco Central Europeo. Nos vimos impotentes.
XL. ¿Por qué?
A.G.
Porque los mercados ya no reaccionaban a las decisiones de los bancos centrales. Los mercados financieros globales se han hecho demasiado grandes, complejos y rápidos para los organismos de vigilancia y regulación creados en el sigloXX. Los márgenes de actuación de las instituciones estatales se ha reducido, no pueden desarrollar ya esa tarea de vigilancia.
XL. ¿y qué implica esto para los bancos centrales?
A.G.
Su influencia es mucho menor que antes. Los mercados financieros globales se corrigen ellos solos. Y cualquier intento de controlar un mercado que se expande a la velocidad de internet está condenado al fracaso. No tenemos otra opción que dejar trabajar al mercado. Sólo podemos adaptar nuestra política monetaria a esas fuerzas globales.
XL. ¿Qué me recomienda: comprar acciones o bonos del Tesoro?
A.G.
¡Nunca doy consejos financieros generales! Para hecerlo, debería conocer antes en detalle su situación individual.
XL. Qué significa el dólar para usted?
A.G.
No mucho. Para ser sincero, preferiría un billete de cinco euros. Ya en serio: la actitud de las personas hacia su moneda es importante y ustedes los europeos, han renunciado a las monedas nacionales en favor del euro. Eso fue un trauma para muchos.
XL. Usted se mostró escéptico con la adopción del euro...
A.G.
No estaba nada seguro de que pudiera funcionar. ¿cómo se podía establecer una moneda común sin tener un auténtico gobierno central europeo? Para mi sorpresa, la introducción del euro se llevó a cabo sin fricciones. Y el Banco Central Europeo logró convertirse en una fuerza a la que tener muy en cuenta en la economía mundial, en un agente internacional muy potente. En la actualidad, el euro es una 'divisa refugio' que gana día a día protagonismo frente al dólar. Su adopción como 'divisa refugio' condujo a una bajada de los tipos de interés en la zona euro. Y eso, por el momento, ha contribuido al crecimiento económico europeo. Como 'divisa refugio', el dólar sigue estando por delante del euro, pero su ventaja ya no es tan grande. Es muy razonable pensar que el euro acabará imponiéndose. O, al menos, que se le considere una 'divisa refugio' a la par que el dólar.
XL. ¿De qué dependerá?
A.G.
Sobre todo del desarrollo económico en la eurozona.
XL. Usted acuñó la expresión 'entusiasmo irracional' para referirse a cómo se comporta la gente en cuestiones financieras, como el boom de internet, por ejemplo.
A.G.
El entusiasmo es una forma de afrontar la vida. Pero, desgraciadamente, puede hacer que no veamos los riesgos. Y la gente asume de vez en cuando riesgos absurdos. Sigue quedando la cuestión básica de cómo distinguir si en realidad el valor de unas acciones ha subido exageradamente debido a ese entusiasmo irracional. Dudo que algún día podamos resolver este interrogante. Nadie puede prever el miedo o la euforia.
XL. ¿Sufre usted de ese entusiasmo irracional?
A.G.
Sólo una vez: cuando mi mujer y yo decidimos casarnos, hace diez años. Ella sigue contando que necesité tres intentos para pedírselo, porque siempre formulaba la pregunta en una complicada jerga bancaria. En realidad, me declaré cinco veces, pero hubo dos en que ella no se dio ni cuenta.
XL. Su relación parece haber tenido unos inicios muy profesionales: una disertación sobre el monopolio...
A.G.
El 28 de diciembre de 1984 reservé una mesa en Le Perigord, mi restaurante favorito de Nueva York. Aquella noche descubrimos que ambos teníamos muchos intereses en común. Es posible que algunas personas tengan un concepto distinto de lo que debería ser una primera cita, pero aquella noche acabamos hablando sobre el monopolio. Le conté que había escrito un ensayo sobre el tema y la invité a venir a mi casa para leerlo. Todavía sigue haciendo bromas sobre eso; a veces me pregunta: <<¿es que no tenías una colección de sellos para enseñarme?>>.

Fuente XLSemanal Nº 1.043
 
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Alan Greenspan "Las mejores ideas se me ocurren en la bañera"

[...]

XL. ¿También piensa en 'burbujas' metido en la bañera? Hace siete años fue la burbuja especulativa en las bolsas;ahora, la de los créditos inmobiliarios...
A.G.
Es un momento delicado. Hay un gran desplome del mercado inmobiliario. Y por ahora, los precios solo han bajado un poco.

Tranquilos. Que en España el G14 dice que van a subir.

Pero ha bastado para que salten las alarmas.
A.G.
El boom se ha acabado. Muchas de las construcciones recién terminadas se están quedando sin vender. Los precios caerán mucho más. En los próximos años, una buena parte de la demanda de los consumidores estadounidenses no se ha estado financiando con dinero de los salarios, sino del endeudamiento.

GAME OVER, bobojista.

XL. Pero usted, un convencido republicano, admiraba sobre todo a Bill Clinton, un demócrata de los pies a la cabeza.
A.G.
Clinton fue uno de los presidentes más inteligentes para los que he trabajado, quizá junto con Nixon. Su mandato se distinguió por una política disciplinada orientada a un crecimiento a largo plazo. Transformó el déficit presupuestario crónico de EE.UU. en un superávit crónico.
XL. ¿Cómo era su relación?
A.G.
Decía que éramos la <<extraña pareja económica>>. Quizá pensara que yo era aburrido. No era un colega con el que le gustase fumarse uno de sus puros. Pero ambos observábamos el mundo con curiosidad y de forma reflexiva. Le apasionaban los detalles económicos. Nos entendíamos muy bien. Y si no se hubiese comportado de forma tan vergonzosa en lo personal, habría sido un gran presidente. Es una lástima, hasta triste, porque es una persona extraordinariamente capaz.
XL. Cuando el actual presidente de EE.UU., el republicano George W. Bush, llegó a la Casa Blanca, el país contaba con el mayor superávit presupuestario de la historia. Unos pocos años después, el déficit es gigantesco. ¿qué se hizo mal?
A.G.
Se debió, sobre todo a las bajadas de impuestos. Aquella promesa electoral se cumplió, pero no hubo un debate riguroso sobre las consecuencias de esa rebaja. La política económica de Bush ha sido miope, algo que me ha decepcionado. Los republicanos han estado interesados, en especial, en aumentar su propio poder. Y su lema ha sido: El déficit no es importante. Abandonaron sus principios a cambio de poder...[se oye una melodía clásica]. Perdón. Es Johann Sebastian Bach, que me recuerda que debería apagar mi teléfono móvil. Si no es mi mujer, no me preocupo por la llamada.


XL. ¿Qué consecuencias tiene la política económica de bush para sus ciudadanos?
A.G.
Los beneficios económicos han ido a parar a quienes más dinero ganan; a la clase media le ha ido bastante peor. No había habido tal diferencia de ingresos en EE.UU. desde los años 20. Las economías con esos vaivenes son típicas de los paises en vías de desarrollo. Eso puede conducir a grandes desigualdades sociales y en última instancia, a una tranformación económica radical.

Vaya repaso que le da a los republicanos. Pero se me escapa lo que querrá decir con eso de "trasformación económica radical"


XL. Esto suena muy crítico para venir de una persona como usted, que cree en la autoregulación de los mercados globales. ¿por qué rechaza la intervención del Estado?
A.G.
No es una fe. Es un convencimiento firme
XL. ¿Pero la falta de control de los mercados no conduce a un afan de lucro sin fronteras y a un egoismo ilimitado?
A.G.
Esas palabras llevan asociadas connotaciones muy negativas. Nuestra especie no habría sobrevivido si los seres humanos no hubiésemos actuado persiguendo nuestro propio beneficio. Una economía en crecimiento se consigue gracias al intercambio libre entre personas que actúan dirigidas por sus propios intereses. La estabilidad de nuestro sistema comercial y financiero confirma este sencillo principio. Es la vieja regla de la 'mano invisible', de Adam Smith...

O sea, que eso no puede ser porque tiene connotaciones negativas y los liberales somos los buenos. Con lo fácil que es decir que cuanto más egoísmo y más afán de lucro (y menos controles), más beneficios da la "mano invisible" de Adam Smith.

Mucho mejor que decir que nuestra supervivencia como especie se debe al egoísmo y que la prueba de que el mercado es inmejorable la tenemos en nuestro "estable" sistema económico "inmune" a las crisis.

XL...que dice que la búsqueda del beneficio personal contribuye al beneficio de toda la sociedad...
A.G.
...y su validez se demuestra por la realidad que nos rodea. Las personas deben tener la libertad de actuar en su propio beneficio. Puede llamarlo egoísmo si quiere, pero forma parte de nuestra naturaleza; no tenemos elección. A menudo surge la pregunta de cómo se puede controlar el comercio internacional y el sistema financiero sin la intervención del Estado. Pero funciona, todos los días, de la mañana a la noche. Eso es lo que hece el mercado.

¿Ya no existen los aranceles ni las inyecciones de liquidez? Curioso.

XL. Pero no siempre ocurre, como por desgracia han podido comprobar muchos trabajadores. ¿no tienen los gobiernos la obligación de proteger a sus ciudadanos de empresas o fondos poco trasparentes? ¿O de inversores voraces que sólo buscan un beneficio rápido?
A.G.
No son voraces, al contrario. Algunos los comparan con langostas, pero para mi son abejas laboriosas. Contribuyen al bienestar de la sociedad. Se encargan de que ahorros procedentes de todo el mundo financien inversiones en las empresas más eficaces, para que fabriquen productos para los que existe demanda. Y los fondos de inversión de alto riesgo hacen, básicamente, lo mismo. Reúnen capital para invertir y buscan beneficios elevados, pero a costa de un alto riesgo. Sé que es algo que la gente no le gusta oir, pero los hechos hablan por sí mismos. El proteccionismo, da igual la forma que adopte, política o económica, es una garantía de estancamiento y de una política autoritaria. Pero tambián debe quedar claro que hay que actuar con rigor contra el fraude. Éste conlleva el hundimiento de cualquier sistema de mercado. Y parte de la burbuja inmobiliaria en EE.UU. se debe a prácticas poco claras, sobre todo en el capítulo de la concesión de créditos a clientes poco soventes.
XL. Se lo acuso de haber contribuido a esta crisis mediante su política de tipos a interés bajo.
A.G.
Los tipos de interés bajo para los créditos a largo plazo han sido los causantes del estallido de la burbuja inmobiliaria en estados unido, pero tambián en Gran Bretaña, en Australia y en tres decenas de paises del mundo. Hay una larga lista. El Boom inmobiliaria ha sido parte de una misma tendencia internacional.
XL. ¿cómo se originó esta tendencia?
A.G.
Con la caída del muro de Berlín, en 1989. Aquel fue un hito decisivo para la economía de mercado, que dio un viraje muy fuerte. La consecuente liberalización de los mercados y la introducción de la economía de mercado en muchos paises han sacado de la pobreza a millones de personas en los últimos 15 años, aunque muchos sigan viviendo en la miseria en todo el mundo. Condujo a un boom económico mundial, a un aumento acelerado del ahorro, aun retroceso de los tipos de interés, tambián de los tipos hipotecarios. En EE:UU., este fenómeno se tradujo en una importante revalorización de los imuebles privados.
XL. Como presidente de la Reserva Federal, ¿no debería haber tomado medidas contra la especulación?
A.G.
La reserva empezó a subir los tipos en 2004. Esperábamos poder controlar así algunos de los excesos especulativos en el terreno inmobiliario. No lo logramos. Lo probamos otra vez en 2005. Y nada. Incluso el poder de un gran banco central fue incapaz de influir en las dinámicas globales. Nadie podía hacer nada, ni nosostros ni el Banco Central Europeo. Nos vimos impotentes.

Más claro el agua. Las subidas de los tipos de interés tenían como objetivo pinchar la burbuja inmobiliaria.


XL. ¿Por qué?
A.G.
Porque los mercados ya no reaccionaban a las decisiones de los bancos centrales. Los mercados financieros globales se han hecho demasiado grandes, complejos y rápidos para los organismos de vigilancia y regulación creados en el sigloXX. Los márgenes de actuación de las instituciones estatales se ha reducido, no pueden desarrollar ya esa tarea de vigilancia.
XL. ¿y qué implica esto para los bancos centrales?
A.G.
Su influencia es mucho menor que antes. Los mercados financieros globales se corrigen ellos solos. Y cualquier intento de controlar un mercado que se expande a la velocidad de internet está condenado al fracaso. No tenemos otra opción que dejar trabajar al mercado. Sólo podemos adaptar nuestra política monetaria a esas fuerzas globales.

Desregulamos los mercados financieros. Creamos acuerdos de libre circulación de capitales. Maniatamos a los bancos centrales. Permitimos que la banca privada preste y que pueda transferir los riesgos de esos préstamos a otros.
Dejamos que las bolsas creen enormes mercados de derivados. Y cuando ya no hay forma de controlar el sistema financiero con los instrumentos tradicionales, le echamos la culpa a internet para luego afirmar que, ya que no podemos hacer nada, los dejemos a su aire.
Es lo mejor. Aunque luego vayamos lloriqueando porque nos sentimos impotentes para frenar las burbujas especulativas.

Y digo yo ¿no sería mejor que los mercados de todo tipo se autorregulasen siempre por su cuenta? Si el egoísmo no puede ser malo, tampoco es mala la especulación.

Recuerde la mano invisible señor Greenspan. :D:D
 
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