Para mi ni una cosa ni la otra o las dos a la vez. Y me explico. Ya di mi opinión en otro
hilo pero está en la papelera. Lo saco aquí.
En mi opinión hay dos clases de pepitos:
- Deterministas (el pepito que nace)
- No deterministas (el pepito que se hace)
Los primeros suelen ser personas que han acabado siendo pepitos por sus circunstancias vitales. Normalmente gente mayor y/o que no ha vivido otra cosa (ladrillo = inversión segura o ladrillo = la mejor de las huchas). También, personas que han tenido una formación, que no educación, muy básica o insuficiente, si es que la han tenido.
Estos pepitos son merecedores del máximo de mis respetos, pues es gente a la que la vida ha pepitificado.
No han tenido elección y en muchos casos tampoco han tenido medios para no serlo.
En cambio, los pepitos no deterministas son gente que no habiendo tenido los condicionantes o las limitaciones de los anteriores, acaban siendo pepitos.
Suele ser gente joven, lo que supone que en su inmensa mayoría han tenido una formación mínima. Bastantes de ellos con estudios medios o superiores. Gente que tiene al alcance de su mano una fuente de información ilimitada, Internet, y que se desenvuelve más o menos bien en ella. Gente con otra mentalidad más urbana y menos ligada a la tierra. Gente que no ha vivido bajo el antigup influjo de tratar de acaparar cuantas más tierras mejor porque de ellas depende el futuro.
Y, sin embargo, acaban siendo poco menos que tarados incapaces de comprender la lógica aplastante de muchos argumentos explicados tantas veces por aquí, argumentos que cualquier niño de 14 años es capaz de comprender.
Borreguismo, temeridad, codicia, falta de criterio propio o falta de confianza en el propio, poca fuerza interior para no ceder a presiones externas, pusilanimidad, falta de inquietud, inmadurez, falta de reflexión, impulsividad, concupiscencia, pereza y/o estancamiento intelectual, etc. son algunos de los factores que transforman a alguien a priori no pipitificable en pepito consumado.
Así como a los primeros no les tengo en cuenta el daño indirecto que provocan con su sinrazón, a los segundos ni jarto de vino. A estos es para cojerlos y depilarlos a bastonazos porque habiendo tenido o teniendo la posibilidad de no serlo han acabado siéndolo. No les deseo ningún mal. Tan sólo que se coman una a una las consecuencias de sus actos, sean finalmente las que sean, a ver si aprenden de una vez y abren los ojos. [AÑADO] y dejan de tocar los narices a los demás con su inconsciencia.