Uno lee y luego se hace una idea. El vulgo, sea de derechas o de izquierdas, lee el relato que se ajusta a sus ideas y se lo traga.
Mi teoría sobre lo que ocurrió entre el siglo VIII y el XV es la siguiente (fruto de una reflexión particular).
A principios del siglo VIII había una de tantas guerras civiles que tenían las élites visigodas, cuando llegaron los árabes a Berbería, entraron en contacto los árabes con esa élite y juntos lucharon contra el otro bando, que sería el dominante. Como los visigodos no eran tampoco gente de fuertes convicciones religiosas, no es dificil que cambiaran de religión y se convirtieran al islam. Una vez ganaron la guerra, gobernaron y se fue imponiendo lentamente el islam y el árabe. No es raro que la gente se fuera convirtiendo al islam, teniendo en cuenta las ventajas que eso tenía, sobre todo con lo de los impuestos.
Luego la aparente época de luz de Al Andalus frente a la Europa cristiana se debió más a que del siglo V al siglo X Europa occidental (en oriente no ocurrió este proceso tan pronunciado) se ruralizó completamente y la tecnología romana practicamente desapareció. Las ciudades grandes se convirtieron en aldeas con sus edificaciones destrozadas por la guerra y el abandono. Frente a esto, la sociedad árabe, influenciada por el imperio romano oriental que iba conquistando hizo renacer las ciudades y eso se notó en cierto modo en la cultura y la tecnología. Pero casi no aportaron nada ni a la cultura ni a la tecnología. En las ciudades reutilizaron las ruinas romanas para sus nuevos templos y sus nuevos palacios. Y luego la idílica convivencia de las tres culturas, bueno....
Mártires de Córdoba - Wikipedia, la enciclopedia libre
El dominio peninsular no fue completo, tampoco tuvieron mucho interés por dominar el cantábrico cuando ya dominaban los territorios más fértiles y cómodos del mediterráneo y atlántico. Y en el mediterráneo fue donde pusieron los franceses un tapón a las ansias expansionistas de los árabes con la marca hispánica, aunque yo creo que para cuando crearon la marca hispánica, la capacidad de avance árabe estaba mermada. De hecho, a mi entender no le hubiera sido fácil hacerse el dominio hispano si no hubiera habido una guerra civil y hacerse aliados del bando rebelde (lo que también ocurrió con Hernán Cortés y Pizarro).
En la época de "esplendor" de Al Andalus, el califato, que se corresponde con Abderramán III, digamos que ya empezaba a igualarse cultural y tecnológicamente la europa cristiana (salvo en el tema urbano, las ciudades de Al Andalus eran considerablemente más grandes) y empezó a cohesionarse los reinos cristianos, más cuando empezaron a recibir inmi gración cristiana del sur porque no soportaban tanta tolerancia hacia todas las culturas de Al Andalus. Cuando el califato se disgregó en los Taifas, Al Andalus se igualó al norte, pero con retraso. Los reinos del norte estaban más cohesionados y más estructurados y empezaban a tener un tamaño respetable, en tanto los Taifas podían llegar en algunos casos a ser ridículos, y hasta que no llegaron los más fuertes a fagotizarlos (Sevilla, Valencia, Toledo) no tenían recorrido. Y es esa época la que nos muestra la esencia de la España cristiana junto a la España fiel a la religión del amora. Las relaciones entre reinos cristianos era la misma que podía haber entre reinos fiel a la religión del amores entre sí y la misma que podía haber entre reinos cristianos y reinos fiel a la religión del amores. Buenas y malas, aliados y enemigos. Y por supuesto, había mucha más relación de los reinos fiel a la religión del amores con los cristianos que con los fiel a la religión del amores del otro lado del estrecho. En esa época quedó patente que España había estado dividida por motivos religiosos, pero seguía siendo España (como ente geográfico y cultural). Pero para aquella época (hablamos del siglo XI) cultural y tecnológicamente ya estaban muy igualados los del norte y los del sur, con la ventaja para los del norte que tenían mejor tecnología de la guerra. El islam en el siglo XI estaba estancado, todavía seguía viviendo en el siglo VIII en tanto la europa cristiana estaba en plena evolución cultural y tecnológica. Incluso la influencia de esa europa hacía que en la españa fiel a la religión del amora hubiera más avance cultural que al otro lado del estrecho.
Pero la cosa cambió rápidamente cuando se produjo la conquista de Toledo. Temiendo perder el poder el rey de Sevilla no se le ocurrió otra cosa que pedir ayuda a los fiel a la religión del amores del otro lado del estrecho, donde habían tomado el poder los integristas del siglo XII, los almorávides. Con esto empezó la desaparición del Al Andalus que aún conservaba algo de tolerancia y cultura. Y de hecho fue cuando empezó la guerra abierta entre jovenlandeses y cristianos (el equilibrio que había entre españoles de territorios cristianos y fiel a la religión del amores se rompió), pero los jovenlandeses eran malos en las guerras, y al final solo obtenían victorias pírricas y siguieron perdiendo. Tras los almorávides vinieron otros que eran aún más talibanes, los almohades. Estos, aparte de obtener la victoria pírrica de Alarcos se dedicaron a pasar a cuchillo a los cristianos y alubio*s como buenas costumbres talibanas. La derrota de Alarcos convirtió en una necesidad la de echar a los jovenlandeses (almohades) de España. Tuvieron la ayuda también de los cruzados, a los que pedían que a los no almohades (como fiel a la religión del amores españoles) no le hicieran vejaciones como era su costumbre con los pueblos jovenlandeses que conquistaban y la batalla de las navas de Tolosa supuso el fin de los jovenlandeses. En menos de 50 años Al Andalus se quedó reducido al reino de Granada, que además era quizás la parte más pobre de Al Andalus. No tuvieron los cristianos ni interés en hacerse con Granada durante 250 años, no lo consideraban una amenaza, lo consideraban otro reino español más, vasallo de Castilla y ahí estaba, controlado. El único motivo real que hizo que los reyes católicos pusieran sus ojos en el reino de Granada era porque su matrimonio puso la posibilidad firme de unificación de España, y al ser fiel a la religión del amores, su incorporación no podía ser por políticas matrimoniales sino por conquista. A los fiel a la religión del amores se les dejó seguir siendo fiel a la religión del amores, pero los fiel a la religión del amores en España eran ciudadanos de segunda como los mozárabes en Al Andalus.
Realmente, los fiel a la religión del amores abandonaron España en el siglo XVII, por sus continuas revueltas, y aquí acaba Al Andalus.
Visto desde esta perspectiva, la realidad es que ni Al Andalus fue algo idílico ni se puede considerar a los hispanomusulmanes como algo extraño y ajeno a la esencia de España. Las iglesias de Sevilla del siglo XIII y XIV tienen multitud de motivos andalusíes, así como la parte del palacio de Pedro I de los reales alcázares y ya hacía la tira de tiempo que Sevilla no era fiel a la religión del amora.
Dicho esto, todo lo que ocurrió en Al Andalus es tan español como lo que ocurrió en los reinos de Navarra, Aragón o León, solo que estaba con el dominio de una religión con poco recorrido en la Baja Edad Media con el incremento cultural y tecnológico que se estaba produciendo en una Europa a la que le quedaba poco para construir las catedrales góticas y todo se precipitó con la oleada turística jovenlandesa del siglo XII. Un siglo nefasto en la historia de España, en la que una parte de su territorio estuvo bajo el dominio del integrismo islámico y que provocó la guerra más cruenta con los reinos cristianos que acabó en 1212 con la victoria cristiana. Si vemos un mapa del avance de los reinos cristianos, podemos constatar que el mayor avanza se produjo durante el aciago periodo comenzado por la oleada turística almorávide y que finalizó con la derrota de los almohades y la incorporación al floreciente reino de Castilla y León de Andalucía, evitando así el peligro de que al otro lado del estrecho vinieran nuevos talibanes.
Es decir, desde ese punto de vista Abderramán III, como monarca se puede merecer una estatua como cualquier otro monarca español, pero no entiendo como puede tenerlo un pueblo de Aragón que posiblemente ni pisó. Que lo tenga Córdoba, que seguro que lo tiene, por toda la influencia e importancia que tuvo para Córdoba, pues sí, como si lo tiene Abderraman II en Sevilla (que aunque vivía en Córdoba, se movilizó para cargarse el ataque vikingo a esta ciudad).
Por tanto, me parece ridículo tanto los que les dedicaron el busto como los que lo han quitado.