La gente ya tiene muy interiorizada la filosofía de sólo mirar por su trastero. Ausencia total de solidaridad, ni nada que se le parezca. Muchas personas disfrutan con miedo de trabajos de hez, sin progresión de ningún tipo, alineados y frustrados, pero ven como a su alrededor otros remeros pierden su trabajo, por lo que se sienten afortunados y, por comparación, incluso privilegiados.
Esta situación sobrevenida con el el bichito ha favorecido también a ciertos sectores, ya que la gente ha ahorrado de manera forzada y se ha visto con un remanente inesperado para gastar en reformas, cambios de caldera, muebles,... pero sobretodo una parte importante del privilegiado sector público y muchos de los afortunados con teletrabajo llevan meses en los que sus condiciones de trabajo han mejorado y si no ven peligrar su posición e ingresos, están encantados de seguir así.
No falla el perfil de los que más defienden el encierro y la ausencia de libertades. Si les quitaran el sueldo, que algunos se llevan de aquella manera, se volvían todos negacionistas.
Absolutamente ningún gobierno ha trazado un plan estratégico para industrializar el país desarrollar sus potencialidades y crear empleo de calidad. Seguimos con el sol y playa de baratillo, industria subvencionadas, sector primario en precario y función pública como casi único reducto donde el trabajador conserva sus derechos en su totalidad.
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