El terrorismo dentro de Rusia es la respuesta de la OTAN a la derrota en Ucrania

gusiluz

Madmaxista
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El ataque terrorista de Moscú es la bala en la recámara del imperialismo. Como ya ocurrió durante la Guerra del Cáucaso, a medida que Ucrania se hunde, tratan de abrir un segundo frente en el interior de la propia Rusia, un país al que no van a dejar ni un minuto de resuello.

Así lo demuestra la desvergonzada campaña de intoxicación de los países occidentales que, cuando creíamos haberlo visto todo, nos sorprenden con bajezas aún más sucias, centradas en la negación de la participación de Estados Unidos y Ucrania en el atentado.

Tiran la piedra y esconden la mano. Hablan de enviar más tropas y más armas a Ucrania, pero cuando sus apéndices las utilizan esconden la mano, como ya hicieron en la voladura del gasoducto Nord Stream. En el atentado no han participado Estados Unidos, ni Reino Unidos, ni Ucrania porque lo ha reivindicado el Califato Islámico. No hay nada más que decir.

Los medios no esconden su alegría. El Times escribe que el ataque fue “un golpe al aura del señor pilinguin como dirigente para quien la seguridad nacional es primordial”. Hoy en día, supone el Times, los rusos “podrían preguntarse si pilinguin, con su invasión y conflicto con Occidente, realmente se preocupa por los intereses de seguridad del país, o si lamentablemente los está abandonando, como dicen muchos de sus oponentes”.

El Washington Post publica un artículo titulado “El ataque terrorista en Rusia revela la vulnerabilidad del régimen de pilinguin”. El atentado “haya destrozado los esfuerzos de pilinguin por presentar a Rusia como fuerte, unida y resistente” y cita a un “empresario moscovita” que critica la “falta de responsabilidad en materia de seguridad en los grandes eventos públicos” en Rusia.

Pero si hubieran impuesto medidas de seguridad, entonces Rusia sería una dictadura donde la policía está omnipresente. El Financial Times abunda en lo mismo: las acusaciones rusas sobre la responsabilidad de Ucrania sirven para “distraer la atención de los fallos del sistema de seguridad de Moscú, que se han ampliado desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de pilinguin hace dos años”.

Ahora parece que el Califato Islámico es algo distinto del imperialismo. Sin embargo, en 2021 el Wall Street Journal informó que agentes de inteligencia entrenados por Estados Unidos y tropas de contrainsurgencia de élite se habían unido a él en Afganistán. Tayikistán, de donde son los terroristas, ha estado involucrado durante mucho tiempo en conflictos armados en Afganistán, que se remontan a la década de los ochenta, cuando Estados Unidos entrenó y financió a fundamentalistas islamistas en su guerra contra la Unión Soviética.

La advertencia del 7 de marzo emitida por la embajada de Estados Unidos en Moscú sobre la inminencia de un ataque terrorista en Rusia sólo se puede interpretar como el intento de tener una coartada para consumo de los medios de intoxicación.

También es casi obvia la implicación de los servicios de inteligencia ucranianos, que coordinan estrechamente sus operaciones diarias con la OTAN, Estados Unidos y Reino Unido.


En una entrada de 2022 ya denunciamos que Estados Unidos había llevado a sus yihadistas a combatir en Ucrania, lo que el Times confirmó en enero del año pasado. La OTAN había reclutado elementos de todos los países de la antigua Unión Soviética, incluidos el Cáucaso norte de Rusia y Asia Central. “La mayoría de ellos alberga ambiciones políticas a largo plazo: regresar a casa y derrocar a los gobiernos ruso y bielorruso […] Los propios voluntarios afirman que actúan con pleno conocimiento de causa y bajo órdenes del ejército y de los servicios de inteligencia ucranianos. Muchas de sus operaciones son encubiertas, incluidas peligrosas misiones de reconocimiento o sabotaje detrás de las líneas rusas”.

Apenas unos días antes del ataque terrorista de Moscú, el Times elogió a los neonazis rusos, que “fueron apoyados abiertamente por la inteligencia militar ucraniana” por su incursión en el país durante las elecciones presidenciales, llamándolos “rusos rebeldes”. Sus “audaces ataques”, escribe el Times, ayudan a “socavar el sentido de estabilidad de Rusia y desviar los recursos militares del país lejos de Ucrania”.

El segundo frente de guerra tiene varios objetivos. Primero, alentar la oposición al Kremlin dentro de la oligarquía y el aparato del Estado. Segundo, provocar una respuesta militar del Kremlin que podría servir de pretexto para una mayor escalada de la guerra por parte de la OTAN. Tercero, fomentar las tensiones nacionales y religiosas en Rusia que desestabilizarían al gobierno y facilitarían el desmembramiento del país.

 

kukikuki

Cuchicuchi
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Los zelenskis ya llevan tiempo realizando atentados terroristas en Rusia. Lo que es mas nuevo es su gama de mercenarios contratados.


t.me/RVvoenkor/64682


Jefe del SBU contó los detalles de los intentos de asesinato de Kiva, Tatarsky, Prilepin y ex funcionarios de la LPR

▪Al mismo tiempo, dijo que el SBU no asumirá oficialmente la responsabilidad de estas operaciones. Pero dejó claro que lo hizo el servicio especial ucraniano.
Según Vasili Malyuk:
– el ex diputado popular Ilya Kiva fue asesinado por una bala de 9×19 mm, también recibió una bala de control en la cabeza;
➖ El bloguero Vladlen Tatarsky fue asesinado con un busto lleno de explosivos. Al mismo tiempo, Malyuk justificó el asesinato con algunas tonterías sobre el hecho de que Tatarsky supuestamente introdujo la práctica de violar a prisioneros ucranianos. “Introdujo una subcultura carcelaria clandestina y organizó la violación de prisioneros ucranianos. Él respondió kármicamente a esto”, dijo Malyuk.
➖ el escritor Zakhar Prilepin explotó en un automóvil por una mina antitanque, sobrevivió, pero “su pelvis, sus piernas resultaron gravemente heridas y se quedó sin genitales”;
➖ El fiscal general de la LPR, Sergei Gorenko, fue liquidado en su propia oficina: “Durante mucho tiempo pensaron que un cohete había caído por la ventana, había 800 gramos de plástico”;
➖ El jefe del Ministerio del Interior de la LPR, Igor Kornet, entró para afeitarse, pero allí lo “atraparon” con explosivos. Sobrevivió, pero ahora tiene una discapacidad grave.
 
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LionelHutz

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stay behind!

Los peones... nazis y fanaticos religiosos o etnias oprimidas.

Nada nuevo bajo el sol.
 

CANIGOU

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Los zelenskis ya llevan tiempo realizando atentados terroristas en Rusia. Lo que es mas nuevo es su gama de mercenarios contratados.


t.me/RVvoenkor/64682


Jefe del SBU contó los detalles de los intentos de asesinato de Kiva, Tatarsky, Prilepin y ex funcionarios de la LPR

▪Al mismo tiempo, dijo que el SBU no asumirá oficialmente la responsabilidad de estas operaciones. Pero dejó claro que lo hizo el servicio especial ucraniano.
Según Vasili Malyuk:
– el ex diputado popular Ilya Kiva fue asesinado por una bala de 9×19 mm, también recibió una bala de control en la cabeza;
➖ El bloguero Vladlen Tatarsky fue asesinado con un busto lleno de explosivos. Al mismo tiempo, Malyuk justificó el asesinato con algunas tonterías sobre el hecho de que Tatarsky supuestamente introdujo la práctica de violar a prisioneros ucranianos. “Introdujo una subcultura carcelaria clandestina y organizó la violación de prisioneros ucranianos. Él respondió kármicamente a esto”, dijo Malyuk.
➖ el escritor Zakhar Prilepin explotó en un automóvil por una mina antitanque, sobrevivió, pero “su pelvis, sus piernas resultaron gravemente heridas y se quedó sin genitales”;
➖ El fiscal general de la LPR, Sergei Gorenko, fue liquidado en su propia oficina: “Durante mucho tiempo pensaron que un cohete había caído por la ventana, había 800 gramos de plástico”;
➖ El jefe del Ministerio del Interior de la LPR, Igor Kornet, entró para afeitarse, pero allí lo “atraparon” con explosivos. Sobrevivió, pero ahora tiene una discapacidad grave.
yo te creo
 

Pantxin

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Mas allá del muro
El ataque terrorista de Moscú es la bala en la recámara del imperialismo. Como ya ocurrió durante la Guerra del Cáucaso, a medida que Ucrania se hunde, tratan de abrir un segundo frente en el interior de la propia Rusia, un país al que no van a dejar ni un minuto de resuello.

Así lo demuestra la desvergonzada campaña de intoxicación de los países occidentales que, cuando creíamos haberlo visto todo, nos sorprenden con bajezas aún más sucias, centradas en la negación de la participación de Estados Unidos y Ucrania en el atentado.

Tiran la piedra y esconden la mano. Hablan de enviar más tropas y más armas a Ucrania, pero cuando sus apéndices las utilizan esconden la mano, como ya hicieron en la voladura del gasoducto Nord Stream. En el atentado no han participado Estados Unidos, ni Reino Unidos, ni Ucrania porque lo ha reivindicado el Califato Islámico. No hay nada más que decir.

Los medios no esconden su alegría. El Times escribe que el ataque fue “un golpe al aura del señor pilinguin como dirigente para quien la seguridad nacional es primordial”. Hoy en día, supone el Times, los rusos “podrían preguntarse si pilinguin, con su invasión y conflicto con Occidente, realmente se preocupa por los intereses de seguridad del país, o si lamentablemente los está abandonando, como dicen muchos de sus oponentes”.

El Washington Post publica un artículo titulado “El ataque terrorista en Rusia revela la vulnerabilidad del régimen de pilinguin”. El atentado “haya destrozado los esfuerzos de pilinguin por presentar a Rusia como fuerte, unida y resistente” y cita a un “empresario moscovita” que critica la “falta de responsabilidad en materia de seguridad en los grandes eventos públicos” en Rusia.

Pero si hubieran impuesto medidas de seguridad, entonces Rusia sería una dictadura donde la policía está omnipresente. El Financial Times abunda en lo mismo: las acusaciones rusas sobre la responsabilidad de Ucrania sirven para “distraer la atención de los fallos del sistema de seguridad de Moscú, que se han ampliado desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de pilinguin hace dos años”.

Ahora parece que el Califato Islámico es algo distinto del imperialismo. Sin embargo, en 2021 el Wall Street Journal informó que agentes de inteligencia entrenados por Estados Unidos y tropas de contrainsurgencia de élite se habían unido a él en Afganistán. Tayikistán, de donde son los terroristas, ha estado involucrado durante mucho tiempo en conflictos armados en Afganistán, que se remontan a la década de los ochenta, cuando Estados Unidos entrenó y financió a fundamentalistas islamistas en su guerra contra la Unión Soviética.

La advertencia del 7 de marzo emitida por la embajada de Estados Unidos en Moscú sobre la inminencia de un ataque terrorista en Rusia sólo se puede interpretar como el intento de tener una coartada para consumo de los medios de intoxicación.

También es casi obvia la implicación de los servicios de inteligencia ucranianos, que coordinan estrechamente sus operaciones diarias con la OTAN, Estados Unidos y Reino Unido.


En una entrada de 2022 ya denunciamos que Estados Unidos había llevado a sus yihadistas a combatir en Ucrania, lo que el Times confirmó en enero del año pasado. La OTAN había reclutado elementos de todos los países de la antigua Unión Soviética, incluidos el Cáucaso norte de Rusia y Asia Central. “La mayoría de ellos alberga ambiciones políticas a largo plazo: regresar a casa y derrocar a los gobiernos ruso y bielorruso […] Los propios voluntarios afirman que actúan con pleno conocimiento de causa y bajo órdenes del ejército y de los servicios de inteligencia ucranianos. Muchas de sus operaciones son encubiertas, incluidas peligrosas misiones de reconocimiento o sabotaje detrás de las líneas rusas”.

Apenas unos días antes del ataque terrorista de Moscú, el Times elogió a los neonazis rusos, que “fueron apoyados abiertamente por la inteligencia militar ucraniana” por su incursión en el país durante las elecciones presidenciales, llamándolos “rusos rebeldes”. Sus “audaces ataques”, escribe el Times, ayudan a “socavar el sentido de estabilidad de Rusia y desviar los recursos militares del país lejos de Ucrania”.

El segundo frente de guerra tiene varios objetivos. Primero, alentar la oposición al Kremlin dentro de la oligarquía y el aparato del Estado. Segundo, provocar una respuesta militar del Kremlin que podría servir de pretexto para una mayor escalada de la guerra por parte de la OTAN. Tercero, fomentar las tensiones nacionales y religiosas en Rusia que desestabilizarían al gobierno y facilitarían el desmembramiento del país.

OLE, Ole y ole.
Da gusto leer hilos asi.
felicitaciones
 

Electron235

Cuñado nija
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Lo que es cierto es que de atentado yihadista tiene cero; esta gente no comete atentados por 5000 euros como dicen, esa gente comete atentados y si muere se saben martires.

por lo que:

- Autoatentado para justificar un ataque masivo a ukrania (muy problable).
- Falsa bandera de ukrania; que no tiene sentido porque no se avanza nada en lo que a la guerra en ukrania se refiere contratar cuatro fulanos para que peguen cuatro tiros en un hospital sabiendo que van a ser detenidos y sin posibilidad de escapar.
 

MAUSER

Concha tu madre
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En una Galaxia muy lejana
El terrorismo dentro de Rusia es la respuesta de la OTAN a la derrota en Ucrania




El ataque terrorista de Moscú es la bala en la recámara del imperialismo. Como ya ocurrió durante la Guerra del Cáucaso, a medida que Ucrania se hunde, tratan de abrir un segundo frente en el interior de la propia Rusia, un país al que no van a dejar ni un minuto de resuello.

Así lo demuestra la desvergonzada campaña de intoxicación de los países occidentales que, cuando creíamos haberlo visto todo, nos sorprenden con bajezas aún más sucias, centradas en la negación de la participación de Estados Unidos y Ucrania en el atentado.

Tiran la piedra y esconden la mano. Hablan de enviar más tropas y más armas a Ucrania, pero cuando sus apéndices las utilizan esconden la mano, como ya hicieron en la voladura del gasoducto Nord Stream. En el atentado no han participado Estados Unidos, ni Reino Unidos, ni Ucrania porque lo ha reivindicado el Califato Islámico. No hay nada más que decir.

Los medios no esconden su alegría. El Times escribe que el ataque fue “un golpe al aura del señor pilinguin como dirigente para quien la seguridad nacional es primordial”. Hoy en día, supone el Times, los rusos “podrían preguntarse si pilinguin, con su invasión y conflicto con Occidente, realmente se preocupa por los intereses de seguridad del país, o si lamentablemente los está abandonando, como dicen muchos de sus oponentes”.

El Washington Post publica un artículo titulado “El ataque terrorista en Rusia revela la vulnerabilidad del régimen de pilinguin”. El atentado “haya destrozado los esfuerzos de pilinguin por presentar a Rusia como fuerte, unida y resistente” y cita a un “empresario moscovita” que critica la “falta de responsabilidad en materia de seguridad en los grandes eventos públicos” en Rusia.

Pero si hubieran impuesto medidas de seguridad, entonces Rusia sería una dictadura donde la policía está omnipresente. El Financial Times abunda en lo mismo: las acusaciones rusas sobre la responsabilidad de Ucrania sirven para “distraer la atención de los fallos del sistema de seguridad de Moscú, que se han ampliado desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de pilinguin hace dos años”.

Ahora parece que el Califato Islámico es algo distinto del imperialismo. Sin embargo, en 2021 el Wall Street Journal informó que agentes de inteligencia entrenados por Estados Unidos y tropas de contrainsurgencia de élite se habían unido a él en Afganistán. Tayikistán, de donde son los terroristas, ha estado involucrado durante mucho tiempo en conflictos armados en Afganistán, que se remontan a la década de los ochenta, cuando Estados Unidos entrenó y financió a fundamentalistas islamistas en su guerra contra la Unión Soviética.

La advertencia del 7 de marzo emitida por la embajada de Estados Unidos en Moscú sobre la inminencia de un ataque terrorista en Rusia sólo se puede interpretar como el intento de tener una coartada para consumo de los medios de intoxicación.

También es casi obvia la implicación de los servicios de inteligencia ucranianos, que coordinan estrechamente sus operaciones diarias con la OTAN, Estados Unidos y Reino Unido.


En una entrada de 2022 ya denunciamos que Estados Unidos había llevado a sus yihadistas a combatir en Ucrania, lo que el Times confirmó en enero del año pasado. La OTAN había reclutado elementos de todos los países de la antigua Unión Soviética, incluidos el Cáucaso norte de Rusia y Asia Central. “La mayoría de ellos alberga ambiciones políticas a largo plazo: regresar a casa y derrocar a los gobiernos ruso y bielorruso […] Los propios voluntarios afirman que actúan con pleno conocimiento de causa y bajo órdenes del ejército y de los servicios de inteligencia ucranianos. Muchas de sus operaciones son encubiertas, incluidas peligrosas misiones de reconocimiento o sabotaje detrás de las líneas rusas”.

Apenas unos días antes del ataque terrorista de Moscú, el Times elogió a los neonazis rusos, que “fueron apoyados abiertamente por la inteligencia militar ucraniana” por su incursión en el país durante las elecciones presidenciales, llamándolos “rusos rebeldes”. Sus “audaces ataques”, escribe el Times, ayudan a “socavar el sentido de estabilidad de Rusia y desviar los recursos militares del país lejos de Ucrania”.

El segundo frente de guerra tiene varios objetivos. Primero, alentar la oposición al Kremlin dentro de la oligarquía y el aparato del Estado. Segundo, provocar una respuesta militar del Kremlin que podría servir de pretexto para una mayor escalada de la guerra por parte de la OTAN. Tercero, fomentar las tensiones nacionales y religiosas en Rusia que desestabilizarían al gobierno y facilitarían el desmembramiento del país.

No sé dónde te informas, ni veo a Ucrania tan derrotada, ni a Rusia tan victoriosa.