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El Moscardon
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ÚLTIMOS INFORMES POLICIALES INCORPORADOS AL SUMARIO DE LOS ATENTADOS
La investigación de los teléfonos descarta cualquier vínculo de ETA con el 11-M
Policía, Guardia Civil y CNI indagaron las posibles conexiones hasta
calificarlas de "ridículas"
JORGE A. RODRÍGUEZ - Madrid
EL PAÍS - España - 03-01-2006
La investigación de los atentados del 11-M no ha encontrado en 21 meses de
trabajo indicio alguno que, a día de hoy, permita relacionar a ETA con las
explosiones en los trenes de Madrid que dejaron 191 muertos y 2.000 heridos. La
última investigación policial, especialmente exhaustiva, ha rastreado en los
teléfonos móviles de 15 implicados principales en los atentados y en los
teléfonos móviles de los etarras que fueron detenidos cuando dirigían una
furgoneta cargada de explosivos a Madrid. El PP ha vinculado a estos terroristas
de ETA con los terroristas islamistas, tomando como base que su viaje se inició
casi a la vez que el que hicieron los terroristas islamistas desde Asturias a
Madrid cargados de explosivos robados.
Esa investigación sobre los teléfonos de unos y otros, cuyos resultados forman
parte del sumario que instruye el juez Juan del Olmo, no ha hallado ni una
comunicación que vincule a ETA con el 11-M.
La conexión entre islamistas y radicales abertzales es una posibilidad que los
servicios antiterroristas de todo el mundo ni siquiera contemplan. La Policía,
la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia han rastreado las posibles
vinculaciones de etarras con la trama de los explosivos de Asturias; han
investigado las caravanas que, con un día de diferencia, partieron del norte a
Madrid; han analizado el robo por parte de ETA de un coche en la misma calle de
Avilés donde vivía el ex minero Emilio Suárez Trashorras; han buceado en los
posibles contactos en prisión de islamistas y etarras y han cruzado las llamadas
de los teléfonos de los implicados en el 11-M. De todo ello han hecho informes.
La conclusión es siempre la misma: a día de hoy, no hay relación alguna entre el
11-M y ETA, o los GRAPO. Incluso tildan la posibilidad de "ridícula".
Las posibles conexiones entre islamistas y etarras ha sido uno de los caballos
de batalla del PP. Ese interés en encontrar vínculos se ha evidenciado en varias
iniciativas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Han llegado a
acusar al juez Del Olmo, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y al
Gobierno de intentar ocultar las conexiones por motivos casi criminales. Los
asuntos investigados que han llevado a descartar conexiones entre ETA y los
islamistas son éstos:
- Las caravanas de explosivos. A las 0.40 del 29 de febrero de 2004, una
patrulla de la Guardia Civil de la Comandancia de Cuenca interceptó a la altura
del kilómetro 181,5 de la N-320, en las proximidades de Cañaveras, un vehículo
Renault Trafic blanco, matrícula 7960-CPY, ocupado por Gorka Vidal Álvaro, quien
dijo ser miembro de ETA y portar en la furgoneta 600 kilos de explosivo. "De
forma casi paralela, en la mañana del mismo día 29, tres de los integrantes del
grupo terrorista autor de los atentados del 11-M en Madrid, Jamal Ahmidan, El
Chino; Mohamed Orlad Akcha y Abdennabi Kounja, comienzan un recorrido en coche
desde Tineo (Asturias), adonde habían acudido la víspera para abastecerse del
material explosivo utilizado en los atentados hasta la localidad madrileña de
Morata de Tajuña, donde el material fue depositado y almacenado hasta el momento
de su utilización".
Esta coincidencia, dice un informe de la Comisaría General de Información, "ha
propiciado la aparición de ciertas interpretaciones que han pretendido
establecer una conexión directa y un propósito común entre las denominadas
caravanas de la muerte". Salvo la fecha "no se ha constatado otro dato objetivo
que permita apreciar otra circunstancia que la del mero azar". No obstante, en
plena campaña de las elecciones generales, "Madrid tendría que ser el punto de
referencia para la actuación de cualquier grupo terrorista que quisiera
publicidad y notoriedad".
Para empezar a hablar, cada caravana llevaba explosivo diferente. La de ETA
llevaba "506 kilos de cloratita, 30 kilos de dinamita Tytadine y 90 metros de
cordón detonante, ambos de fabricación francesa". Los islamistas llevaban unos
200 kilos de Goma-2. La furgoneta de los etarras había sido robada el 27 de
noviembre de 2003 en Vallnier (Francia) y le habían puesto una matrícula falsa
perteneciente a un camión de una empresa de San Sebastián. Como lanzadera
utilizaron un Opel Meriva alquilado por Gorka Vidal en la empresa Avis. El viaje
de los islamistas desde Avilés comienza a las 12.00 del 29 de febrero en un Golf
y un Toyota Corolla, con placas falsas (9231-CDW), robado el 18 de septiembre de
2003 en Madrid. Este coche es parado por un guardia civil en Sotopalacios
(Burgos) a las 16.19. Le pone varias multas y lo deja partir a las 16.36.
Es decir, no coincide ni el modus operandi, ni los explosivos, ni la ruta.
Además, los etarras detenidos en este traslado, Vidal e Irkus Badillo,
declararon que su objetivo era perpetrar "un atentado en los alrededores de la
capital madrileña, en un polígono industrial de los situados en las proximidades
de la carretera N-II (Madrid-La Jonquera), pudiendo elegir el sitio. Una vez
activado el coche bomba, realizarían llamadas inminentes de aviso". Vidal
declaró que la intención "era crear pánico". Los autores del 11-M no avisaron.
- Los teléfonos móviles. Los investigadores han elaborado un informe con las
llamadas entrantes y salientes de los tres móviles que llevaban los etarras de
la caravana de la muerte, un TSM5m de Movistar, comprado en Amurrio (Álava); un
Sagem, también de Movistar, adquirido en el Carrefour de Vitoria; y un Alcatel
de Vodafone, del que no consta su punto de compra, aunque sí que lo adquirió
Vidal con tarjeta de crédito. Ese informe lo han cruzado con otro de las
llamadas de los teléfonos de Suárez Trashorras, Carmen Toro Castro y 13 miembros
de la célula de Morata de Tajuña. No hay ni un cruce.
Entre el 31 de diciembre de 2003 y el 28 de febrero de 2004, los etarras hacen
24 llamadas, entre ellos o a alojamientos de Jaca (Huesca), donde pensaron
cometer un atentado en pistas de esquí (con 13 mochilas bomba, otra casualidad).
Incluso recibieron una llamada de un móvil del Ayuntamiento de Tavernes de
Valldigna (Valencia), que dura 13 segundos.
Las llamadas de los 15 teléfonos de la trama asturiana y la célula islamista se
han investigado entre los días 26, 27, 28 y 29 de febrero de 2004. Se han
rastreado más de 500 llamadas, sin que ninguna sea con los etarras ni con ningún
teléfono susceptible de haber sido usado por ETA. Sólo queda por averiguar los
datos de un teléfono, desde el que se enviaron varios SMS. Todas las llamadas
entrantes y salientes son entre Trashorras y el grupo que fue a Asturias y entre
éstos y los restantes terroristas que esperaban en Madrid.
- El robo en el callejón de Trashorras. El 2 de diciembre de 2002, los etarras
Jokin Etxebarria Garaikotxea y Gotzon Aramburu Sudupe sustrajeron un Renault 19
GTD, matrícula O-1149-AW en la travesía de la Vidriera, semiesquina a la calle
de Juan XIII, en Avilés, la misma donde tenía un chiscón Suárez Trashorras. Los
dos etarras llevaban desde el 24 de noviembre dando vueltas por Asturias y
Cantabria, cambiando de alojamiento cada dos o tres días, por motivos de
seguridad. Según declararon ambos, la noche en que robaron el coche durmieron en
la pensión La Fruta, de Avilés, donde se registraron con nombre falso. Desde las
21.00 hasta las tres o cuatro de la madrugada, estuvieron tumbados en "las camas
para descansar".
Nada más robar el coche, junto a la entrada a la autopista, fueron a un lugar
tranquilo y cambiaron la matrícula, que correspondía a otro del mismo modelo.
Para el robo trajeron desde Francia la placa falsa, procedente de las robadas en
Usurbil en mayo de 2002.
El comando se fue a Solares para recoger el explosivo que ETA había escondido
bajo unos árboles, a 500 metros de un concesionario de coches. El paquete tenía
unos 40 kilos de dinamita, clorato de potasio, azufre, azúcar, cordón detonante,
un reloj Casio PQ-10 y otro Zinder Timer. El punto exacto lo tenían marcado en
un croquis que les había dado Óscar Palacios Alday, Andoni, en Francia. El
material lo había llevado hasta allí "un talde [grupo] de apoyo, encargado de
realizar las entregas de material desde Francia hasta este punto, englobado en
el subaparato Bamu". Según declararon, en la noche del 2 de diciembre lo
estacionaron en la segunda planta del aparcamiento subterráneo de la plaza de
Alfonso XIII de Santander, donde estalló. La dueña del Renault ya se había dado
cuenta del robo y su marido lo había denunciado. Al día siguiente, Aramburu, con
un móvil comprado sólo para eso, avisó de la explosión, que se produjo a la hora
señalada.
Los TEDAX de Cantabria y del servicio central entregaron el 29 de enero de 2003
un informe de 20 páginas que concluía: "Por todo ello, componentes del artefacto
explosivo, funcionamiento del mismo, modus operandi general y demás
circunstancias que rodean el hecho, la responsabilidad de este acto terrorista
se puede atribuir de forma manifiesta a la organización terrorista ETA".
Sin necesidad de colaboración
Toda la investigación fue repasada durante 2004. Ni Trashorras ni los etarras
han hablado de conexión alguna entre ellos. Los informes elaborados
posteriormente subrayan: "Nunca estos activistas [de ETA] han tenido la
necesidad de contar con ningún tipo de colaboración para el robo de vehículos,
eligiendo aquellas marcas y modelos sobre los cuales han recibido formación
(...) El hecho de que un liberado solicitara la colaboración para algo tan
simple (...) no haría sino disminuir su nivel de clandestinidad y aumentar su
vulnerabilidad, y más aún en el caso de que, como ocurre con Suárez Trashorras,
esa persona estuviera inmersa en el mundo de la delincuencia y en consecuencia
fuera susceptible de control policial".
A juicio de la policía, el paso del comando por Asturias obedeció a motivos de
seguridad, "y no a la búsqueda de ningún tipo de contacto". Es decir, el robo en
el callejón fue debido "al mero azar". Los investigadores insisten en "la
inexistencia de pruebas que permitan, ni tan siquiera sospechar, posibles
conexiones entre los miembros del comando Egoitz eta Hodei y la llamada trama
del explosivo asturiano utilizado en el 11-M".
Es decir, se ha investigado a fondo, pero a día de hoy, nada vincula a ETA con
el 11-M, como tampoco hay relación entre los autores del 7-J en Londres y el
IRA. Los expertos británicos incluso se enfadan si se les plantea esa
posibilidad. Los policías españoles han tirado la toalla, aplastados por la
propaganda de quienes ven en la conexión de ETA el último clavo ardiendo al que
agarrarse.
==========
--
Mosqui
Existen dos tipos de mentes: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a
creerlas.
Galileo Galilei
La investigación de los teléfonos descarta cualquier vínculo de ETA con el 11-M
Policía, Guardia Civil y CNI indagaron las posibles conexiones hasta
calificarlas de "ridículas"
JORGE A. RODRÍGUEZ - Madrid
EL PAÍS - España - 03-01-2006
La investigación de los atentados del 11-M no ha encontrado en 21 meses de
trabajo indicio alguno que, a día de hoy, permita relacionar a ETA con las
explosiones en los trenes de Madrid que dejaron 191 muertos y 2.000 heridos. La
última investigación policial, especialmente exhaustiva, ha rastreado en los
teléfonos móviles de 15 implicados principales en los atentados y en los
teléfonos móviles de los etarras que fueron detenidos cuando dirigían una
furgoneta cargada de explosivos a Madrid. El PP ha vinculado a estos terroristas
de ETA con los terroristas islamistas, tomando como base que su viaje se inició
casi a la vez que el que hicieron los terroristas islamistas desde Asturias a
Madrid cargados de explosivos robados.
Esa investigación sobre los teléfonos de unos y otros, cuyos resultados forman
parte del sumario que instruye el juez Juan del Olmo, no ha hallado ni una
comunicación que vincule a ETA con el 11-M.
La conexión entre islamistas y radicales abertzales es una posibilidad que los
servicios antiterroristas de todo el mundo ni siquiera contemplan. La Policía,
la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia han rastreado las posibles
vinculaciones de etarras con la trama de los explosivos de Asturias; han
investigado las caravanas que, con un día de diferencia, partieron del norte a
Madrid; han analizado el robo por parte de ETA de un coche en la misma calle de
Avilés donde vivía el ex minero Emilio Suárez Trashorras; han buceado en los
posibles contactos en prisión de islamistas y etarras y han cruzado las llamadas
de los teléfonos de los implicados en el 11-M. De todo ello han hecho informes.
La conclusión es siempre la misma: a día de hoy, no hay relación alguna entre el
11-M y ETA, o los GRAPO. Incluso tildan la posibilidad de "ridícula".
Las posibles conexiones entre islamistas y etarras ha sido uno de los caballos
de batalla del PP. Ese interés en encontrar vínculos se ha evidenciado en varias
iniciativas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Han llegado a
acusar al juez Del Olmo, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y al
Gobierno de intentar ocultar las conexiones por motivos casi criminales. Los
asuntos investigados que han llevado a descartar conexiones entre ETA y los
islamistas son éstos:
- Las caravanas de explosivos. A las 0.40 del 29 de febrero de 2004, una
patrulla de la Guardia Civil de la Comandancia de Cuenca interceptó a la altura
del kilómetro 181,5 de la N-320, en las proximidades de Cañaveras, un vehículo
Renault Trafic blanco, matrícula 7960-CPY, ocupado por Gorka Vidal Álvaro, quien
dijo ser miembro de ETA y portar en la furgoneta 600 kilos de explosivo. "De
forma casi paralela, en la mañana del mismo día 29, tres de los integrantes del
grupo terrorista autor de los atentados del 11-M en Madrid, Jamal Ahmidan, El
Chino; Mohamed Orlad Akcha y Abdennabi Kounja, comienzan un recorrido en coche
desde Tineo (Asturias), adonde habían acudido la víspera para abastecerse del
material explosivo utilizado en los atentados hasta la localidad madrileña de
Morata de Tajuña, donde el material fue depositado y almacenado hasta el momento
de su utilización".
Esta coincidencia, dice un informe de la Comisaría General de Información, "ha
propiciado la aparición de ciertas interpretaciones que han pretendido
establecer una conexión directa y un propósito común entre las denominadas
caravanas de la muerte". Salvo la fecha "no se ha constatado otro dato objetivo
que permita apreciar otra circunstancia que la del mero azar". No obstante, en
plena campaña de las elecciones generales, "Madrid tendría que ser el punto de
referencia para la actuación de cualquier grupo terrorista que quisiera
publicidad y notoriedad".
Para empezar a hablar, cada caravana llevaba explosivo diferente. La de ETA
llevaba "506 kilos de cloratita, 30 kilos de dinamita Tytadine y 90 metros de
cordón detonante, ambos de fabricación francesa". Los islamistas llevaban unos
200 kilos de Goma-2. La furgoneta de los etarras había sido robada el 27 de
noviembre de 2003 en Vallnier (Francia) y le habían puesto una matrícula falsa
perteneciente a un camión de una empresa de San Sebastián. Como lanzadera
utilizaron un Opel Meriva alquilado por Gorka Vidal en la empresa Avis. El viaje
de los islamistas desde Avilés comienza a las 12.00 del 29 de febrero en un Golf
y un Toyota Corolla, con placas falsas (9231-CDW), robado el 18 de septiembre de
2003 en Madrid. Este coche es parado por un guardia civil en Sotopalacios
(Burgos) a las 16.19. Le pone varias multas y lo deja partir a las 16.36.
Es decir, no coincide ni el modus operandi, ni los explosivos, ni la ruta.
Además, los etarras detenidos en este traslado, Vidal e Irkus Badillo,
declararon que su objetivo era perpetrar "un atentado en los alrededores de la
capital madrileña, en un polígono industrial de los situados en las proximidades
de la carretera N-II (Madrid-La Jonquera), pudiendo elegir el sitio. Una vez
activado el coche bomba, realizarían llamadas inminentes de aviso". Vidal
declaró que la intención "era crear pánico". Los autores del 11-M no avisaron.
- Los teléfonos móviles. Los investigadores han elaborado un informe con las
llamadas entrantes y salientes de los tres móviles que llevaban los etarras de
la caravana de la muerte, un TSM5m de Movistar, comprado en Amurrio (Álava); un
Sagem, también de Movistar, adquirido en el Carrefour de Vitoria; y un Alcatel
de Vodafone, del que no consta su punto de compra, aunque sí que lo adquirió
Vidal con tarjeta de crédito. Ese informe lo han cruzado con otro de las
llamadas de los teléfonos de Suárez Trashorras, Carmen Toro Castro y 13 miembros
de la célula de Morata de Tajuña. No hay ni un cruce.
Entre el 31 de diciembre de 2003 y el 28 de febrero de 2004, los etarras hacen
24 llamadas, entre ellos o a alojamientos de Jaca (Huesca), donde pensaron
cometer un atentado en pistas de esquí (con 13 mochilas bomba, otra casualidad).
Incluso recibieron una llamada de un móvil del Ayuntamiento de Tavernes de
Valldigna (Valencia), que dura 13 segundos.
Las llamadas de los 15 teléfonos de la trama asturiana y la célula islamista se
han investigado entre los días 26, 27, 28 y 29 de febrero de 2004. Se han
rastreado más de 500 llamadas, sin que ninguna sea con los etarras ni con ningún
teléfono susceptible de haber sido usado por ETA. Sólo queda por averiguar los
datos de un teléfono, desde el que se enviaron varios SMS. Todas las llamadas
entrantes y salientes son entre Trashorras y el grupo que fue a Asturias y entre
éstos y los restantes terroristas que esperaban en Madrid.
- El robo en el callejón de Trashorras. El 2 de diciembre de 2002, los etarras
Jokin Etxebarria Garaikotxea y Gotzon Aramburu Sudupe sustrajeron un Renault 19
GTD, matrícula O-1149-AW en la travesía de la Vidriera, semiesquina a la calle
de Juan XIII, en Avilés, la misma donde tenía un chiscón Suárez Trashorras. Los
dos etarras llevaban desde el 24 de noviembre dando vueltas por Asturias y
Cantabria, cambiando de alojamiento cada dos o tres días, por motivos de
seguridad. Según declararon ambos, la noche en que robaron el coche durmieron en
la pensión La Fruta, de Avilés, donde se registraron con nombre falso. Desde las
21.00 hasta las tres o cuatro de la madrugada, estuvieron tumbados en "las camas
para descansar".
Nada más robar el coche, junto a la entrada a la autopista, fueron a un lugar
tranquilo y cambiaron la matrícula, que correspondía a otro del mismo modelo.
Para el robo trajeron desde Francia la placa falsa, procedente de las robadas en
Usurbil en mayo de 2002.
El comando se fue a Solares para recoger el explosivo que ETA había escondido
bajo unos árboles, a 500 metros de un concesionario de coches. El paquete tenía
unos 40 kilos de dinamita, clorato de potasio, azufre, azúcar, cordón detonante,
un reloj Casio PQ-10 y otro Zinder Timer. El punto exacto lo tenían marcado en
un croquis que les había dado Óscar Palacios Alday, Andoni, en Francia. El
material lo había llevado hasta allí "un talde [grupo] de apoyo, encargado de
realizar las entregas de material desde Francia hasta este punto, englobado en
el subaparato Bamu". Según declararon, en la noche del 2 de diciembre lo
estacionaron en la segunda planta del aparcamiento subterráneo de la plaza de
Alfonso XIII de Santander, donde estalló. La dueña del Renault ya se había dado
cuenta del robo y su marido lo había denunciado. Al día siguiente, Aramburu, con
un móvil comprado sólo para eso, avisó de la explosión, que se produjo a la hora
señalada.
Los TEDAX de Cantabria y del servicio central entregaron el 29 de enero de 2003
un informe de 20 páginas que concluía: "Por todo ello, componentes del artefacto
explosivo, funcionamiento del mismo, modus operandi general y demás
circunstancias que rodean el hecho, la responsabilidad de este acto terrorista
se puede atribuir de forma manifiesta a la organización terrorista ETA".
Sin necesidad de colaboración
Toda la investigación fue repasada durante 2004. Ni Trashorras ni los etarras
han hablado de conexión alguna entre ellos. Los informes elaborados
posteriormente subrayan: "Nunca estos activistas [de ETA] han tenido la
necesidad de contar con ningún tipo de colaboración para el robo de vehículos,
eligiendo aquellas marcas y modelos sobre los cuales han recibido formación
(...) El hecho de que un liberado solicitara la colaboración para algo tan
simple (...) no haría sino disminuir su nivel de clandestinidad y aumentar su
vulnerabilidad, y más aún en el caso de que, como ocurre con Suárez Trashorras,
esa persona estuviera inmersa en el mundo de la delincuencia y en consecuencia
fuera susceptible de control policial".
A juicio de la policía, el paso del comando por Asturias obedeció a motivos de
seguridad, "y no a la búsqueda de ningún tipo de contacto". Es decir, el robo en
el callejón fue debido "al mero azar". Los investigadores insisten en "la
inexistencia de pruebas que permitan, ni tan siquiera sospechar, posibles
conexiones entre los miembros del comando Egoitz eta Hodei y la llamada trama
del explosivo asturiano utilizado en el 11-M".
Es decir, se ha investigado a fondo, pero a día de hoy, nada vincula a ETA con
el 11-M, como tampoco hay relación entre los autores del 7-J en Londres y el
IRA. Los expertos británicos incluso se enfadan si se les plantea esa
posibilidad. Los policías españoles han tirado la toalla, aplastados por la
propaganda de quienes ven en la conexión de ETA el último clavo ardiendo al que
agarrarse.
==========
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Mosqui
Existen dos tipos de mentes: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a
creerlas.
Galileo Galilei