RedSixLima
Madmaxista
El Congreso rodeado
Marcello
El Rey se ha ido a Nueva York a hacerse unas fotos con el pillo de Bill Clinton, y Rajoy también a la ONU y a hacerse otras fotos con Obama, aparentando ambos que en España ya no pasa nada, que el Estado es fuerte y mantiene excelentes relaciones con las personas más poderosas del planeta, mientras que a Artur Mas solo lo reciben en Quebec y Montenegro. Aquí, en Madrid, el Gobierno está en manos de la ranita Soraya la que a su vez está otra vez tirándose de los pelos con Cospedal -a ver quién manda mas de las dos en los barones del PP-, mientras que en Madrid ha comenzado el anunciado cerco del Congreso de los Diputados por parte de los seguidores del 15-M, lo que sería un segundo círculo porque el primero ya lo ha tomado la policía bajo el mando de la delegada del Gobierno, la coqueta Cifuentes de las lentillas y los modelitos de los colores variados.
No sabemos qué hará Rajoy en Nueva York -debió llevarse a Chencho Arias que conoce muy bien los secretos de la ciudad-, pero desde luego no lo imaginamos en una sala de Jazz con una copa en la mano y siguiendo el ritmo con los pies. El Rey anda más suelto por esos lares donde se pierde con facilidad. Y vamos a ver que cuenta Rajoy en la ONU y si vuelve -sería el colmo- a mencionar la famosa “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero, una vez que lo único notorio que sabemos de la diplomacia de Rajoy es lo de los rescates pendientes de la UE, sobre lo que aún no tenemos noticias porque no saben qué hacer.
Pero regresemos al cerco al Congreso que los más pomposos del lugar llaman acoso, o incluso ataque, a la “soberanía nacional”. Como si la soberanía residiera en el Congreso de los Diputados lo que no es verdad, porque en realidad reside en las sedes y en los “aparatos” políticos de los partidos, que son los que hacen las listas cerradas y los que dan a los diputados las instrucciones para votar lo que se les manda, y en muchos casos sin saber lo que van a votar.
Eso de las listas cerradas que bloquean la representatividad y la capacidad directa de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes y representantes, está en el origen de la vigente crisis española. Al igual que la violación permanente del mandato imperativo que prohíbe la Constitución y que los jefe de grupos parlamentarios se saltan todos los días a la torera, indicando a sus diputados lo que han de votar en el un Parlamento donde, entre otras, no se permite el debate entre grupos parlamentarios, sino entre Gobierno y la oposición, y donde un diputado de a pie no tiene derecho a pedir la palabra en cualquier momento, y menos aún si es para discrepar de su jefe de filas, algo habitual en las democracias pero que no se lleva en el Congreso español. Y no hablemos de la no separación de los poderes del Estado que en realidad es uno el Ejecutivo, que solo comparte su influencia con el poder económico.
O sea, si los del 15-M y los perros flautas logran acercarse algo al Congreso de los Diputados, desbordando a la Cifuentes, se van a equivocar porque allí no está el poder Legislativo, sino en las sedes de los partidos. Aunque el máximo poder está en Moncloa y en los áticos de los poderes económicos y financieros, el club de los oligarcas que es, seguramente, donde se va a decidir qué es lo que hay que hacer con Artur Mas y su independencia, y el catalán como un borreguito les obedecerá.
Es verdad que lo de la Diada fue llamativo -unos 500.000, pero ni uno más-, como lo del 15-M de la Puerta del Sol también llamó y mucho la atención nacional e internacional, pero al final todo esto se arregla en los grandes salones del poder que es donde están las llaves del dinero y la financiación de los partidos (cuyas deudas son inmensas) y de su medios de comunicación. O sea un poco de calma porque el régimen vigente todo lo arreglará, por mucho que se desmanden un poco los ciudadanos. Salvo que todo se les vaya de las manos y entonces ni piedra sobre piedra quedará.
Marcello
El Rey se ha ido a Nueva York a hacerse unas fotos con el pillo de Bill Clinton, y Rajoy también a la ONU y a hacerse otras fotos con Obama, aparentando ambos que en España ya no pasa nada, que el Estado es fuerte y mantiene excelentes relaciones con las personas más poderosas del planeta, mientras que a Artur Mas solo lo reciben en Quebec y Montenegro. Aquí, en Madrid, el Gobierno está en manos de la ranita Soraya la que a su vez está otra vez tirándose de los pelos con Cospedal -a ver quién manda mas de las dos en los barones del PP-, mientras que en Madrid ha comenzado el anunciado cerco del Congreso de los Diputados por parte de los seguidores del 15-M, lo que sería un segundo círculo porque el primero ya lo ha tomado la policía bajo el mando de la delegada del Gobierno, la coqueta Cifuentes de las lentillas y los modelitos de los colores variados.
No sabemos qué hará Rajoy en Nueva York -debió llevarse a Chencho Arias que conoce muy bien los secretos de la ciudad-, pero desde luego no lo imaginamos en una sala de Jazz con una copa en la mano y siguiendo el ritmo con los pies. El Rey anda más suelto por esos lares donde se pierde con facilidad. Y vamos a ver que cuenta Rajoy en la ONU y si vuelve -sería el colmo- a mencionar la famosa “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero, una vez que lo único notorio que sabemos de la diplomacia de Rajoy es lo de los rescates pendientes de la UE, sobre lo que aún no tenemos noticias porque no saben qué hacer.
Pero regresemos al cerco al Congreso que los más pomposos del lugar llaman acoso, o incluso ataque, a la “soberanía nacional”. Como si la soberanía residiera en el Congreso de los Diputados lo que no es verdad, porque en realidad reside en las sedes y en los “aparatos” políticos de los partidos, que son los que hacen las listas cerradas y los que dan a los diputados las instrucciones para votar lo que se les manda, y en muchos casos sin saber lo que van a votar.
Eso de las listas cerradas que bloquean la representatividad y la capacidad directa de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes y representantes, está en el origen de la vigente crisis española. Al igual que la violación permanente del mandato imperativo que prohíbe la Constitución y que los jefe de grupos parlamentarios se saltan todos los días a la torera, indicando a sus diputados lo que han de votar en el un Parlamento donde, entre otras, no se permite el debate entre grupos parlamentarios, sino entre Gobierno y la oposición, y donde un diputado de a pie no tiene derecho a pedir la palabra en cualquier momento, y menos aún si es para discrepar de su jefe de filas, algo habitual en las democracias pero que no se lleva en el Congreso español. Y no hablemos de la no separación de los poderes del Estado que en realidad es uno el Ejecutivo, que solo comparte su influencia con el poder económico.
O sea, si los del 15-M y los perros flautas logran acercarse algo al Congreso de los Diputados, desbordando a la Cifuentes, se van a equivocar porque allí no está el poder Legislativo, sino en las sedes de los partidos. Aunque el máximo poder está en Moncloa y en los áticos de los poderes económicos y financieros, el club de los oligarcas que es, seguramente, donde se va a decidir qué es lo que hay que hacer con Artur Mas y su independencia, y el catalán como un borreguito les obedecerá.
Es verdad que lo de la Diada fue llamativo -unos 500.000, pero ni uno más-, como lo del 15-M de la Puerta del Sol también llamó y mucho la atención nacional e internacional, pero al final todo esto se arregla en los grandes salones del poder que es donde están las llaves del dinero y la financiación de los partidos (cuyas deudas son inmensas) y de su medios de comunicación. O sea un poco de calma porque el régimen vigente todo lo arreglará, por mucho que se desmanden un poco los ciudadanos. Salvo que todo se les vaya de las manos y entonces ni piedra sobre piedra quedará.