El mito de la España católica.

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EL MITO DE LA ESPAÑA CATOLICA


Texto: Carolina Fernández / Fotos: Fusión

Un día sí y otro también el tema de la Iglesia está en primera página. Su
progresiva y evidente pérdida de poder y de influencia en la calle pone
nerviosa a la jerarquía y les impulsa a decir cosas fuera de contexto y que
además revelan su talante autoritario y despótico, fruto de muchos años
encumbrados en el poder, creyéndose los intermediarios divinos entre un Dios
que nadie acaba de comprender del todo y unos hombres que bastante tienen
con sobrevivir a los avatares de la vida cotidiana.
Y la realidad es que mucho se habla de la Iglesia y del catolicismo, pero
fuera de los ritos religiosos, más tradición que auténtica fe, el católico
practicante es una rara especie en vías de extinción. Así lo dicen las
encuestas, así lo dice la calle, y así lo aseveran los templos casi vacíos,
las vocaciones casi extintas y, sobre todo, la reacción popular contra unas
ideas, unos valores, que chocan contra toda lógica humana y que cada día
cuentan con más detractores.
El tema de la Iglesia, su historia, sus verdades y sus mentiras, da para
mucho, y no hizo más que empezar. Al fin y al cabo estamos ante un derrumbe
contemplado en las profecías, una caída que tiene mucho que ver con la
evolución mental de los ciudadanos, con la búsqueda de nuevos caminos
espirituales y con el derecho a disponer libremente de la libertad de cada
uno, sin vivir permanentemente bajo la amenaza del pecado como si fuéramos
delincuentes escapados del "paraíso".
El hombre es libre por diseño y por naturaleza, y no necesita intermediarios
para conectar, sentir, interpretar o amar a su Creador. Todo ello es algo
personal, muy personal y muy interno, nadie ni nada lo puede sustituir.
Pretendemos con este reportaje llamar a las cosas por su nombre y, sobre
todo, poner en tela de juicio la legalidad de una institución que se
autoproclama de origen divino, pero que tal origen ofrece muchas dudas.
Luego, que cada uno, libremente, saque sus propias conclusiones.


Más del 80% de españoles se declara católico en las encuestas, pero a la
hora de la verdad, una inmensa mayoría no sigue los dictados del Vaticano,
no cumple con sus preceptos y sigue los rituales más por costumbre que por
fe. Entonces ¿por qué seguimos pensando que España es un país católico?

Hace cincuenta años se declaraban católicos el 98% de los españoles. Hoy esa
cifra se ha reducido al 82% (CIS, 2002). Sin embargo, es una cifra aparente.
Sólo un 19% cumple con la principal seña de identidad de la comunidad
católica: la misa semanal. Otros se desmarcan claramente de lo que establece
la Iglesia en temas tan polémicos como el aborto, los anticonceptivos, las
relaciones prematrimoniales o la gaysidad, entre otros. "En cuestiones
como el matrimonio lgtb la Iglesia se queda sola, por no hablar de patrones
en la jovenlandesal sensual, que para la mayoría de la sociedad resultan totalmente
incomprensibles" afirma Antonio Gómez Movellán, miembro de la asociación
Europa Laica.
Que la institución no atraviesa un buen momento, es evidente. La sociedad
avanza deprisa, mientras que lo que viene de Roma mantiene posturas
estáticas contra viento y marea. Eso pasa factura, para empezar, en el
número de católicos fieles a las doctrinas tal cual se exportan del
Vaticano. Se origina así un curioso fenómeno que describe el sociólogo
Alberto Moncada en su libro "Religión a la carta", y es que las personas
interesadas en practicar o creer en algo trascendente confeccionan su propio
"menú", eligiendo retales de un lado y de otro, en función de su propia
conveniencia y de su personal concepción de la vida: "Hay católicos que
creen en el cielo pero no en el infierno. Hay católicas que van a misa y se
casan por la Iglesia pero usan preservativos e interrumpen sus embarazos". Y
eso en un marco de apertura y libertad, es decir, sin sentimiento de
culpabilidad por estar 'errando el camino', algo que para el sociólogo
Moncada es un signo de la madurez de una sociedad que no acepta la
imposición. El pecado tiene un ámbito cada vez más reducido en las
conciencias de los españoles, que no ven problema en declararse católicos, y
luego, en la vida cotidiana, distanciarse de la jovenlandesal que impone la Iglesia.
"Hay temas en la vida social y política española, como los anticonceptivos,
que ya no son ni siquiera un debate. Es algo que la Iglesia católica perdió.
Ellos siguen insistiendo, pero saben que están predicando en el desierto más
absoluto", comenta Antonio Guirado, presidente de Gais Positius.

"Muchos de nuestros contemporáneos contemplan a la Iglesia como una
institución anquilosada y aferrada a su propio pasado. Esta sensibilidad no
es ajena a miembros de la misma Iglesia"

Los jóvenes universitarios tienen una baja valoración de la Iglesia católica
y no les ofrece confianza. Le dan una nota baja: 2,9 según una encuesta
realizada por Metroscopia para la Fundación BBVA. La sensación en la calle
es que la Iglesia se ha quedado atrás. No comprende los cambios que se
producen en la sociedad y se encierra en unos planteamientos inmovilistas y
anacrónicos que hacen que se distancie cada vez más de lo que se vive en la
calle. "Básicamente el problema es que la sociedad española es una sociedad
plenamente secularizada, laica, que ve como intolerables las intromisiones
de la Iglesia en temas jovenlandesales y se cuestiona si realmente hay que financiar
una Iglesia o si debemos de tener una Iglesia de tipo cuasi oficial",
comenta Movellán.
Muchos, dentro de la misma Iglesia, son conscientes de la distancia, cada
vez más grande, que separa lo que se decide y se gestiona en los despachos
de la institución, de la realidad cotidiana que viven las personas. "La
Iglesia sabe que juega en contra de la sociedad -continúa-, que su peso no
es el que tenía antes. Lo que busca, puesto que ya no puede tener una
influencia social muy amplia, es extender unas redes de asistencia social o
educación, que actualmente abarcan a 8 ó 9 millones de personas. La batalla
de la influencia social ya la dan por perdida". Recientemente una pastoral
de los obispos del País Vasco y Navarra admitía, en un ejercicio de
autoanálisis, la debilitada posición de la Iglesia. "El presente es crudo;
el futuro es sombrío", así resumen una situación a la que se ha llegado, en
palabras de los mismos prelados, por la mediocridad de los cristianos, los
escándalos de personas y grupos eclesiales, la visión corta de sus pastores
y la falta de valentía para las renovaciones de calado. "Es duro comprobar
la apatía religiosa de muchos creyentes, el rechazo de numerosos increyentes
y los problemas que unos y otros tienen con la Iglesia". Se trata de una
ruptura cultural sin precedentes. Salvo para una minoría de cristianos que
permanecen fieles a su Iglesia, la inmensa mayoría se mantiene gracias a la
pervivencia de algunos ritos, más fundamentados en la costumbre que en la
fe. Bodas, bautizos, comuniones, funerales. Son rituales de paso que se
celebran la mayor parte de las veces por la inercia de la tradición, no por
convicciones profundas. "Si se te muere una persona ¿Qué vas a hacer? Pues
un funeral. Cuando nace un niño, salvo algunas pocas parejas que dicen que
ya decidirá cuando sea mayor, acaban bautizándolo. Y seguirá habiendo bodas
mientras sea una ilusión de la mujer el ir de blanco y oler a incienso. Es
un asunto de pura costumbre que no sucede sólo en España" afirma Alberto
Moncada. "Muchos de nuestros contemporáneos contemplan a la Iglesia como una
institución anquilosada y aferrada a su propio pasado. Esta sensibilidad no
es ajena a miembros de la misma Iglesia", reconocen los cinco obispos que
firman el documento.

"La tradición de confesionalidad está perdiéndose, ya sólo está en los
sectores religiosos más duros. En un par de generaciones esto se lo ha
llevado el viento". Alberto Moncada

La Iglesia, pues, pierde poder y presencia social. El obispado, antaño un
importante centro de poder provincial, es hoy sobre todo un órgano gestor
que procura mantener el difícil equilibrio entre el dictado de la jerarquía
y la realidad que sus fieles viven cotidianamente. Tradicionalmente tuvo en
nuestro país la exclusiva de la espiritualidad. Ya fuese por convicción
personal o por imposición cultural, la realidad es que durante décadas
España fue la "reserva espiritual de Occidente", definición de cuño
franquista que resume una época de estrecha relación entre el Estado y la
Iglesia que todavía hoy no se ha superado del todo. "No es que España fuera
católica, sino que estaba obligada a ser católica, que es diferente -explica
Antonio Guirado-. Y además bajo pena de ser excluido de la sociedad. Los
gayses hemos padecido prisión hasta finales de los setenta. Y esto no
era sólo porque el dictador fuera malo, sino porque además era católico. La
Iglesia jamás dijo que aquello fuera injusto". Actualmente el abanico se ha
abierto, y la Iglesia Católica tiene que competir en un mercado más amplio,
con otros dioses tanto espirituales como materiales. Según la cifras de la
Iglesia el 97% de los españoles están bautizados. La asociación Europa Laica
no se cree este dato. En las últimas encuestas de CIS sobre religiosidad en
España el número de españoles indiferentes rozaba el 39%. Si sumamos los
indiferentes, los no practicantes y los ateos nos acercamos al 70 %. Y la
cifra es aún mayor entre la población joven. Según una reciente encuesta
realizada por la Fundación BBVA, los universitarios creen que la Iglesia
está anticuada en temas sensuales. Los jóvenes aprueban la vida en pareja sin
casarse, la reproducción asistida, el matrimonio gays, la adopción por
parte de gayses, la eutanasia, el aborto, la maternidad o paternidad
sin pareja estable. Aunque un 45% se declaran católicos, apenas un 11% pisa
la Iglesia una vez al año.

En las últimas encuestas de CIS sobre religiosidad en España el número de
españoles indiferentes rozaba el 39%. Si sumamos los indiferentes, los no
practicantes y los ateos nos acercamos al 70 %.

Con estas cifras, el sacerdocio no parece una ocupación con futuro. El
número de sacerdotes se ha reducido en más de un 30% en los últimos
cincuenta años, y la edad media del clero español ronda los 65 años. La
Conferencia Episcopal admite que actualmente cuentan con un número de
seminaristas bastante menor que hace veinte años, una realidad que asumen
con preocupación, pero "también con esperanza". El número de alumnos en
seminarios mayores ha ido descendiendo progresivamente en las dos últimas
décadas, "aunque lo importante -puntualiza un portavoz de la Conferencia
Episcopal- no es el número, sino el tipo de jóvenes sanos y buenos que
tenemos, y que este deseo de servir a la Iglesia sigue existiendo entre los
niños y jóvenes de nuestras comunidades cristianas". Este deseo tiene
cifras. En el curso actual ingresaron en los seminarios mayores un total de
281 nuevos alumnos en toda España, la cifra más alta en los últimos diez
años. Con ellos se contabiliza un total de 1524 alumnos preparándose para un
posible sacerdocio. En algún momento se dijo que había seminarios que
empezaban el curso sin seminaristas, pero la Conferencia Episcopal no
ratifica este punto. Tampoco ven problemas en el horizonte para poder
atender convenientemente las parroquias, debido a la sequía de sacerdotes.
"También los laicos tienen una función importante. Muchas veces el sacerdote
tiene que hacer funciones que perfectamente podría hacer un laico o un
seglar comprometido con la parroquia, de modo que de momento no se contempla
ese problema".

En palabras del Ministro de Justicia López Aguilar, no existe otro
país en el mundo donde haya una financiación tan generosa con cargo a los
presupuestos del Estado.

La Iglesia española es muy conservadora, posiblemente una de las más
reaccionarias de Europa. En España, durante los ocho años de gobierno del
Partido Popular vivió un cómodo periodo de complicidad con las
instituciones. La política del gobierno, afín a los valores que defiende la
Conferencia Episcopal, favoreció en muchas ocasiones los intereses de la
Iglesia. Coincidieron con facilidad tanto en objetivos como en métodos.
"Cuando ganó el PSOE -comenta Antonio Gómez Movellán- la Iglesia, que fue
tan dependiente del PP, estuvo durante todo un año jugando a la
desestabilización del triunfo electoral. El medio más utilizado ha sido,
como sabemos, la cadena COPE. Ahora parece que ya está remitiendo, porque la
Iglesia, lógicamente, siempre tiende a pactar con el gobierno establecido.
La reunión que recientemente se ha mantenido con la vicepresidencia va en
este sentido: limar asperezas y mantener en definitiva el status quo".
Y es que las relaciones con el gobierno socialista tienen otro cariz. Uno de
los primeros pasos del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue romper
una de las leyes más mimadas por la anterior legislatura, La ley de Calidad
de la Enseñanza, atendiendo el clamor de una gran parte de la sociedad,
además de poner en marcha otras medidas que se refieren a otros tantos temas
que hacen saltar los fusibles de la jerarquía, como el divorcio, el aborto,
o la nueva ley de matrimonios, que proporciona igual estatus legal a las
parejas del mismo sesso, y que ha sido muy bien recibida por amplios sectores
de la sociedad. Además, el Gobierno ha reconocido que la Iglesia Católica
recibe en España un trato preferente y promete que el tema será sometido
próximamente a revisión, aunque no se han fijado fechas. Se hablará, por
supuesto, de la financiación, uno de los puntos más delicados y que más
furias desata. España es un estado declarado aconfesional en la
Constitución, sin embargo el Estado aporta cada año millones de euros en
diferentes conceptos. En palabras del Ministro de Justicia López Aguilar, no
existe otro país en el mundo donde haya una financiación tan generosa con
cargo a los presupuestos del Estado. El Ministro de Trabajo y Asuntos
Sociales Jesús Caldera, ha reconocido que el hecho de que el Estado aporte
ayudas a esta confesión religiosa "se tendrá que acabar algún día", y que
deben ser los fieles los que a través de diferentes mecanismos sostengan su
Iglesia. Actualmente esto está muy lejos de suceder, porque la generosidad
de los donativos no alcanza para cubrir los gastos de la institución.

El número de sacerdotes se ha reducido en más de un 30% en los últimos
cincuenta años, y la edad media del clero español ronda los 65 años.

Este giro en la política del Gobierno ha desatado las iras de la jerarquía
católica, que ha irrumpido en la vida política para enjuiciar las decisiones
del ejecutivo. Hasta de Roma han llegado las críticas. El mismo Juan Pablo
II, antes de sus sucesivas convalecencias, tuvo fuerzas suficientes para
censurar al gobierno socialista y afirmar que no se pueden arrancar las
raíces cristianas de España. El Gobierno pide respeto y la Iglesia se queja
de su situación. El PP, por boca de su secretario general Angel Acebes,
denuncia una campaña de provocación y agresión a los católicos. Tras la
victoria electoral del Partido Socialista, la Iglesia ve que su privilegios
históricos pueden correr peligro y decide asumir el papel de víctima de la
situación. Las relaciones con el Gobierno se hacen especialmente crispadas y
obligan a la vicepresidenta Fernández de la Vega a mantener conversaciones
con la Conferencia Episcopal para tratar de rebajar la tensión entre las
instituciones.
Pero esta feroz lucha de poderes se produce a unos niveles que no influyen
en la vida cotidiana de millones de españoles católicos y no católicos. Para
el sociólogo Salvador Cardús, éste "no es un tema que preocupe
especialmente, y en lo cotidiano no se vive como algo problemático. Por
ejemplo, las escuelas de carácter confesional, al menos en Cataluña, no son
beligerantes en lo religioso. Los padres buscan un buen nivel en la
enseñanza y las escuelas no aprietan más de lo que deben para no quedarse
sin clientela. La gente ha resuelto el problema no desde arriba, sino desde
abajo, buscando la no confrontación".
Caminamos pues hacia una sociedad laica. En palabras de Alberto Moncada: "La
tradición de confesionalidad está perdiéndose, ya sólo está en los sectores
religiosos más duros. En un par de generaciones esto se lo ha llevado el
viento".

http://www.revistafusion.com/2005/abril/temac139.htm
--
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Por una sociedad laica:
http://es.groups.yahoo.com/group/laicos
Aprende Esperanto:
http://www.cursodeesperanto.com.br/es/index.html
Para profesores de Física y Química:
http://es.groups.yahoo.com/group/fisica_y_quimica/
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Al final nos van a convencer que en España somos fiel a la religión del amores. Y los simples aplaudiendo.
 
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