Pero lo importante es que España pida perdón por su infame expolio.
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Eran "una familia de amigos". Así al menos lo describen sus seres queridos. Se conocían desde la escuela en Salvatierra, una ciudad colonial de Guanajuato, en el interior de México, y como cada año, aprovechando que muchos volvían a casa por Navidad, organizaron una fiesta para volver a verse las caras.
El encuentro se celebró por todo lo alto, el pasado 16 de diciembre, en la imponente hacienda de San José del Carmen, la más antigua del Estado. Contrataron camareros, un DJ y un grupo musical. En total había medio centenar de invitados, incluyendo algunos hermanos y primos menores, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años. La fiesta fue todo un éxito —cenaron, partieron una piñata, cantaron, bebieron, bailaron y disfrutaron de la noche— hasta que la violencia endémica que sufre México convirtió la idílica postal navideña en un escenario de terror y tragedia.
Las primeras ambulancias llegaron a la hacienda alrededor de las cuatro de la madrugada. En el mismo lugar donde el grupo de amigos había estado disfrutando de la fiesta, se encontraron 11 cadáveres, 12 heridos, una treintena de jóvenes en 'shock', 4 vehículos y dos motos calcinadas y 195 balas regadas por el suelo. Las víctimas fueron rápidamente trasladadas a dos hospitales cercanos, donde sus familiares les esperaban sin saber a ciencia cierta quién estaba vivo, herido o muerto. Actualmente, dos de ellos continúan ingresados con pronóstico grave, mientras que los responsables siguen en busca y captura. Los motivos de la matanza son difíciles de comprender. Aparentemente, varios desconocidos intentaron colarse al evento, pero fueron confrontados y expulsados por los propios invitados. Sin embargo, volvieron poco después, armados hasta los dientes y en compañía de otros sicarios, para poner fin a una fiesta en la que no eran bienvenidos.
Los supervivientes cuentan que la celebración estaba a punto de terminar. Estaban bailando las últimas canciones cuando, de repente, se fue la luz y la hacienda se quedó a oscuras y en silencio. En medio del desconcierto, el grupo armado irrumpió y abrió fuego. En total, utilizaron 7 armas largas y descargaron cerca de 200 balas, de calibres .223 y 7.62, contra el grupo de amigos. "No se veía nada, sólo se escuchaban las detonaciones, así que corrí y me tiré al piso, después todo fue silencio. Varios de los heridos se estaban quejando, algunos pidiendo ayuda y escuché que uno de los agresores gritó: ¡Mátenlos a todos!", describió un testigo al periódico AM. "Fue algo terrible, cuando me levanté y saqué mi celular para prender la linterna y buscar a mis amigos, era una escena muy antiestética, parecía una zona de guerra".
Otra de las víctimas explicó a Milenio cómo logró sobrevivir a la masacre: "Empezaron a tronar cartucho y nosotros empezamos a correr. Yo nada más escuché balas por un lado y escapé. Y pues hay un cuarto, o se puede decir salas, que están derrumbadas, pero no había salida, así que nos quedamos todos acostados en el suelo y se seguían escuchando balazos y decían: ¡búsquen bien!, ¡mátenlos a todos a la verga!". Angie Almanza, que perdió dos familiares en la tragedia, explicó a El País México que los sicarios, "no fueron a por uno o a por otro, no trataron de llevarse a nadie, sino que rafaguearon indiscriminadamente a todos los que estaban en la fiesta, también al conjunto (musical) que estaba tocando".
Antes de abandonar la hacienda, el grupo armado prendió fuego a los vehículos de las víctimas para que tardaran más tiempo en encontrar ayuda. En total, nueve hombres y dos mujeres perdieron la vida: Galileo Almanza, mecánico de 25 años y padre soltero; Irving Ruiz, que tenía 29 años y ayudaba a su progenitora en un negocio de comida; Antonio Sánchez, estudiante de contabilidad de 27 años; Marco López, de 22 años y hermano de la superviviente Paulina López; Emiliano Vargas, estudiante de ingeniería de 18 años; Héctor Almaraz, que estudiaba secundaria y tenía 16 años; Alberto Ramírez, de 25 años y gemelo de un superviviente; Juan Luis García, de 36 años y miembro del grupo musical 'Dinastía Cornejo'; David Hernández, de 27 años y primo de los miembros de la banda; Macarena Becerril, estudiante de 25 años del TEC de Monterrey; y su amiga, Thalía Cornejo, también de 25 años, estudiante de psicología y exreina de belleza de la Feria de Candelaria del 2016.
Todos ellos aparecen posando sonrientes y elegantes en una fotografía de grupo (probablemente la última que se tomaron juntos en vida), frente a los imponentes arcos de ladrillo de la hacienda de San José del Carmen, fundada en 1648 por una orden de Carmelitas, en la incipiente colonia de Nueva España. A lo largo de sus cerca de 400 años de historia, el lugar ha ido pasando por distintas manos y, actualmente, se alquilaba para eventos. Tras la tragedia, sus propietarios han confirmado el cierre definitivo. Las autoridades, por su parte, continúan buscando a los responsables. Sospechan de los cárteles de Santa Rosa de Lima y de Jalisco Nueva Generación, que se disputan la plaza de Salvatierra desde hace años. Tras analizar los casquillos de bala encontrados en la escena del crimen, los peritos han concluido que corresponden a armas que ya habían sido utilizadas en otros delitos previos.
"Daremos una respuesta y será contundente", asegura a Crónica Carlos Zamarripa, fiscal general de Guanajuato, quien se muestra seguro sobre cómo se desarrollaron los hechos, "hemos realizado entrevistas a más de 35 testigos", pero se muerde la lengua a la hora de dar detalles sobre el operativo para dar caza a los asesinos. "Conforme la investigación lo permita, se estará emitiendo más información".
El caso ha abierto un acalorado debate político a nivel nacional. El presidente López Obrador ha atribuido la responsabilidad a sus rivales conservadores del Partido de Acción Nacional, que gobiernan en Guanajuato, y ha reclamado la renuncia del fiscal Zamarripa, ya que "lleva 13 años y tiene una fuerza política descomunal". En declaraciones a este diario, Zamarripa recuerda a AMLO que "a la Fiscalía le corresponde investigar, no prevenir los delitos. Nuestra gestión se podrá evaluar con la respuesta que demos a estos casos". La masacre de Salvatierra ha vuelto a evidenciar que la violencia en México no da tregua, ni siquiera en Navidad.
Masacre en una fiesta navideña en Guanajuato: "Mátenlos a todos"
Eran "una familia de amigos". Así al menos lo describen sus seres queridos. Se conocían desde la escuela en Salvatierra, una ciudad colonial de Guanajuato, en el...
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Eran "una familia de amigos". Así al menos lo describen sus seres queridos. Se conocían desde la escuela en Salvatierra, una ciudad colonial de Guanajuato, en el interior de México, y como cada año, aprovechando que muchos volvían a casa por Navidad, organizaron una fiesta para volver a verse las caras.
El encuentro se celebró por todo lo alto, el pasado 16 de diciembre, en la imponente hacienda de San José del Carmen, la más antigua del Estado. Contrataron camareros, un DJ y un grupo musical. En total había medio centenar de invitados, incluyendo algunos hermanos y primos menores, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años. La fiesta fue todo un éxito —cenaron, partieron una piñata, cantaron, bebieron, bailaron y disfrutaron de la noche— hasta que la violencia endémica que sufre México convirtió la idílica postal navideña en un escenario de terror y tragedia.
Las primeras ambulancias llegaron a la hacienda alrededor de las cuatro de la madrugada. En el mismo lugar donde el grupo de amigos había estado disfrutando de la fiesta, se encontraron 11 cadáveres, 12 heridos, una treintena de jóvenes en 'shock', 4 vehículos y dos motos calcinadas y 195 balas regadas por el suelo. Las víctimas fueron rápidamente trasladadas a dos hospitales cercanos, donde sus familiares les esperaban sin saber a ciencia cierta quién estaba vivo, herido o muerto. Actualmente, dos de ellos continúan ingresados con pronóstico grave, mientras que los responsables siguen en busca y captura. Los motivos de la matanza son difíciles de comprender. Aparentemente, varios desconocidos intentaron colarse al evento, pero fueron confrontados y expulsados por los propios invitados. Sin embargo, volvieron poco después, armados hasta los dientes y en compañía de otros sicarios, para poner fin a una fiesta en la que no eran bienvenidos.
Los supervivientes cuentan que la celebración estaba a punto de terminar. Estaban bailando las últimas canciones cuando, de repente, se fue la luz y la hacienda se quedó a oscuras y en silencio. En medio del desconcierto, el grupo armado irrumpió y abrió fuego. En total, utilizaron 7 armas largas y descargaron cerca de 200 balas, de calibres .223 y 7.62, contra el grupo de amigos. "No se veía nada, sólo se escuchaban las detonaciones, así que corrí y me tiré al piso, después todo fue silencio. Varios de los heridos se estaban quejando, algunos pidiendo ayuda y escuché que uno de los agresores gritó: ¡Mátenlos a todos!", describió un testigo al periódico AM. "Fue algo terrible, cuando me levanté y saqué mi celular para prender la linterna y buscar a mis amigos, era una escena muy antiestética, parecía una zona de guerra".
Otra de las víctimas explicó a Milenio cómo logró sobrevivir a la masacre: "Empezaron a tronar cartucho y nosotros empezamos a correr. Yo nada más escuché balas por un lado y escapé. Y pues hay un cuarto, o se puede decir salas, que están derrumbadas, pero no había salida, así que nos quedamos todos acostados en el suelo y se seguían escuchando balazos y decían: ¡búsquen bien!, ¡mátenlos a todos a la verga!". Angie Almanza, que perdió dos familiares en la tragedia, explicó a El País México que los sicarios, "no fueron a por uno o a por otro, no trataron de llevarse a nadie, sino que rafaguearon indiscriminadamente a todos los que estaban en la fiesta, también al conjunto (musical) que estaba tocando".
Antes de abandonar la hacienda, el grupo armado prendió fuego a los vehículos de las víctimas para que tardaran más tiempo en encontrar ayuda. En total, nueve hombres y dos mujeres perdieron la vida: Galileo Almanza, mecánico de 25 años y padre soltero; Irving Ruiz, que tenía 29 años y ayudaba a su progenitora en un negocio de comida; Antonio Sánchez, estudiante de contabilidad de 27 años; Marco López, de 22 años y hermano de la superviviente Paulina López; Emiliano Vargas, estudiante de ingeniería de 18 años; Héctor Almaraz, que estudiaba secundaria y tenía 16 años; Alberto Ramírez, de 25 años y gemelo de un superviviente; Juan Luis García, de 36 años y miembro del grupo musical 'Dinastía Cornejo'; David Hernández, de 27 años y primo de los miembros de la banda; Macarena Becerril, estudiante de 25 años del TEC de Monterrey; y su amiga, Thalía Cornejo, también de 25 años, estudiante de psicología y exreina de belleza de la Feria de Candelaria del 2016.
Todos ellos aparecen posando sonrientes y elegantes en una fotografía de grupo (probablemente la última que se tomaron juntos en vida), frente a los imponentes arcos de ladrillo de la hacienda de San José del Carmen, fundada en 1648 por una orden de Carmelitas, en la incipiente colonia de Nueva España. A lo largo de sus cerca de 400 años de historia, el lugar ha ido pasando por distintas manos y, actualmente, se alquilaba para eventos. Tras la tragedia, sus propietarios han confirmado el cierre definitivo. Las autoridades, por su parte, continúan buscando a los responsables. Sospechan de los cárteles de Santa Rosa de Lima y de Jalisco Nueva Generación, que se disputan la plaza de Salvatierra desde hace años. Tras analizar los casquillos de bala encontrados en la escena del crimen, los peritos han concluido que corresponden a armas que ya habían sido utilizadas en otros delitos previos.
"Daremos una respuesta y será contundente", asegura a Crónica Carlos Zamarripa, fiscal general de Guanajuato, quien se muestra seguro sobre cómo se desarrollaron los hechos, "hemos realizado entrevistas a más de 35 testigos", pero se muerde la lengua a la hora de dar detalles sobre el operativo para dar caza a los asesinos. "Conforme la investigación lo permita, se estará emitiendo más información".
El caso ha abierto un acalorado debate político a nivel nacional. El presidente López Obrador ha atribuido la responsabilidad a sus rivales conservadores del Partido de Acción Nacional, que gobiernan en Guanajuato, y ha reclamado la renuncia del fiscal Zamarripa, ya que "lleva 13 años y tiene una fuerza política descomunal". En declaraciones a este diario, Zamarripa recuerda a AMLO que "a la Fiscalía le corresponde investigar, no prevenir los delitos. Nuestra gestión se podrá evaluar con la respuesta que demos a estos casos". La masacre de Salvatierra ha vuelto a evidenciar que la violencia en México no da tregua, ni siquiera en Navidad.
