Schwab ha dedicado su vida a reinventar el fascismo y a tratar de convertirlao en realidad
no sólo para Alemania sino para el mundo entero.
Y, como sus propias palabras confirman, su visión tecnocrática fascista es una retorcida visión
transhumanista, que fusionará a los humanos con las máquinas en "curiosas mezclas de vida
digital y analógica", que infectarán nuestros cuerpos con "polvo inteligente" y donde la policía
aparentemente podrá leer nuestros cerebros.
El proyecto fascista original, en Italia y Alemania, se basaba en la fusión del estado y los negocios.
Mientras que el socialismo prevé la absorción de los negocios y la industria por el gobierno,
que actúa en interés del pueblo, el fascismo basaba en la utilización del Estado para proteger
y promover los intereses de la élite establecida.
Schwab siguió este enfoque en un contexto desnazificado posterior a la Segunda Guerra Mundial,
cuando en 1971 fundó el Foro Europeo de Gestión, celebraba reuniones anuales en Davos (Suiza).