Vosk
Madmaxista
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Ayer en el Hornyguero 2.0, ese programa donde entrevistador e invitados se ponen cachondos mutuamente mientras dos hormigas parlantes les practican felaciones por debajo de la mesa, todo fue distinto.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a Will Smith, El Jefe lleva una semana con su amante y unos amigos en un chalet de la costa con el teléfono apagado. Sabe que su anaranjado esbirro se mueve como pez en el agua en esa crema amarilla de mamoneo que llaman “programa de entretenimiento”. No hay instrucciones que dar.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a una ministra, El Jefe puede seguir de vacaciones, pero tiene el móvil encendido, y un día antes del programa llama para dar una serie de instrucciones: “quiero un ambiente muy relajado pero no frívolo, intentad sacar a la ministra la niña que lleva dentro”. El mamoneo se viste de gala, pero en esencia es lo mismo.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a Abascal, El Jefe lleva una semana en su despacho planificando la entrevista. Han invitado a un acérrimo enemigo con el propósito de machacarlo, y sabe que el esbirro no es ducho en estas lides. Hay que tomar las riendas del asunto, hay mucho en juego, y así se lo hace saber a la zanahoria.
Paralelamente, El Jefe llama a otro Jefe para que se encargue de organizar en la parroquia progresista el hashtag #boicotalhormiguero, asegurándose así máxima audiencia. La parroquia pica el anzuelo por enésima vez y los parroquianos binarios ejecutan el software.
Es un programa en directo, El Jefe está en el plató, con semblante serio, concentrado. Se ve a sí mismo como Ed Harris en el papel que representó en El show de Truman.
El comienzo de la entrevista debe ser suave para que Abascal se confíe, pero éste sabe perfectamente que está en la boca del lobo, y que los lobos muerden. Aunque ha ido ya a varias entrevistas, aquí hay una audiencia desbordante, así que hay que estar ante todo tranquilo, afable, y no cagarla. Sabe que en ese programa generalmente la leche llega al río, pero en este van a pretender que sea la sangre la que lo haga.
Comienzan las dentelladas, el de Amurrio se zafa sin perder la tranquilidad mientras la zanahoria, nerviosa, sigue al pié de la letra el guión establecido por El Jefe, que le da pequeñas instrucciones por el pinganillo. El esbirro naranja está nervioso porque la presa conserva la tranquilidad, incuso “parece bueno”… y eso no es bueno…nada bueno.
Abascal no se la juega, sabe que todavía no está curtido en estas lides y no conviene arriesgar, así que tira de guión voxero mientras la zanahoria lleva las riendas de los temas tratados. El Jefe, el lobo, aprieta la mandíbula tratando de sacar algún gemido disonante al entrevistado, pero no lo logra.
Van a por todas. Fuego a discreción.
Ganchos, crochés, Abascal no tiene mucho margen de movimiento, pero no se achanta, y aguanta los mordiscos hasta que por fin, suena la campana.
Finaliza el primer round.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a Will Smith, El Jefe lleva una semana con su amante y unos amigos en un chalet de la costa con el teléfono apagado. Sabe que su anaranjado esbirro se mueve como pez en el agua en esa crema amarilla de mamoneo que llaman “programa de entretenimiento”. No hay instrucciones que dar.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a una ministra, El Jefe puede seguir de vacaciones, pero tiene el móvil encendido, y un día antes del programa llama para dar una serie de instrucciones: “quiero un ambiente muy relajado pero no frívolo, intentad sacar a la ministra la niña que lleva dentro”. El mamoneo se viste de gala, pero en esencia es lo mismo.
Cuando la zanahoria va a entrevistar a Abascal, El Jefe lleva una semana en su despacho planificando la entrevista. Han invitado a un acérrimo enemigo con el propósito de machacarlo, y sabe que el esbirro no es ducho en estas lides. Hay que tomar las riendas del asunto, hay mucho en juego, y así se lo hace saber a la zanahoria.
Paralelamente, El Jefe llama a otro Jefe para que se encargue de organizar en la parroquia progresista el hashtag #boicotalhormiguero, asegurándose así máxima audiencia. La parroquia pica el anzuelo por enésima vez y los parroquianos binarios ejecutan el software.
Es un programa en directo, El Jefe está en el plató, con semblante serio, concentrado. Se ve a sí mismo como Ed Harris en el papel que representó en El show de Truman.
El comienzo de la entrevista debe ser suave para que Abascal se confíe, pero éste sabe perfectamente que está en la boca del lobo, y que los lobos muerden. Aunque ha ido ya a varias entrevistas, aquí hay una audiencia desbordante, así que hay que estar ante todo tranquilo, afable, y no cagarla. Sabe que en ese programa generalmente la leche llega al río, pero en este van a pretender que sea la sangre la que lo haga.
Comienzan las dentelladas, el de Amurrio se zafa sin perder la tranquilidad mientras la zanahoria, nerviosa, sigue al pié de la letra el guión establecido por El Jefe, que le da pequeñas instrucciones por el pinganillo. El esbirro naranja está nervioso porque la presa conserva la tranquilidad, incuso “parece bueno”… y eso no es bueno…nada bueno.
Abascal no se la juega, sabe que todavía no está curtido en estas lides y no conviene arriesgar, así que tira de guión voxero mientras la zanahoria lleva las riendas de los temas tratados. El Jefe, el lobo, aprieta la mandíbula tratando de sacar algún gemido disonante al entrevistado, pero no lo logra.
Van a por todas. Fuego a discreción.
Ganchos, crochés, Abascal no tiene mucho margen de movimiento, pero no se achanta, y aguanta los mordiscos hasta que por fin, suena la campana.
Finaliza el primer round.