LA EUROPA DE LAS TRIBUS
El Parlamento Europeo rediseña el mapa del continente
Por Pierre Hillard
La construcción europea ya no da sorpresas desde el momento en que se conocen los documentos clave que preparan el Estado europeo de las regiones de base étnica, es decir, la Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias, el Convenio-marco para la Protección de las Minorías, las Cartas de la Autonomía Local y Regional y la Carta de Madrid. Estos documentos germano-europeos preparan la Europa de las tribus. El descubrimiento de algunos documentos o cartas apunta a que el proceso se inicia en el seno de las instituciones europeas. El mapa de Europa que nos presentan es un documento que muestra los objetivos reales que animan a algunos partidos en el Parlamento Europeo.
Este documento oficial se realizó en el Parlamento Europeo y con su apoyo financiero. Lo realizó la Alianza Radical Europea conjuntamente con el PDPE - ALE (Partido Democrático de los Pueblos de Europa - Alianza Libre Europea), institución cuya sede está en Bruselas. La Alianza Libre Europea trabaja directamente con los Verdes, cuyo representante "más prestigioso" se llama Daniel Cohn-Bendit. Oficialmente constituido en 1994, el PDPE – ALE, como lo estipula el artículo 1 de sus estatutos, es "una federación de partidos políticos" que apoyan "el principio de la autodeterminación de los pueblos" y "se adhieren a los principios de la democracia parlamentaria y a los derechos humanos". Acoge en su seno a organizaciones que agrupan grupos étnicos que defienden sus características propias en el marco de la Unión Europea. Este documento oficial tiene el mérito de presentar la lista de estos movimientos (con sus direcciones) que pretenden liberarse de la autoridad nacional. En el caso de Francia, la lista es especialmente larga: Saboya, Ocitania, Bretaña, Alsacia, Córcega, el País Vasco y Cataluña. Francia no es ya más que un cuerpo atrofiado. Los distintos movimientos de estas regiones francesas colaboran activamente con el fin de minar a la autoridad nacional de la misma manera que lo hacen en Escocia y País de Gales en Gran Bretaña.
Es necesario saber que el PDPE - ALE trabaja activamente con la UFCE (Unión Federalista de las Comunidades Étnicas Europeas) y el ECMI (Centro Europeo para los Asuntos de las Minorías) que son organismos financiados directamente por Alemania. Estas asociaciones corsas, escocesas, vascas, catalanas, etc. que reivindican sus autonomías políticas están de merienda alegremente en las instituciones de la Unión Europea y por supuesto que a partir del momento en que los Estados de Europa Central se adhieran a la UE, se sumarán otras organizaciones del mismo tipo. Ahora bien, cuando se conoce la parcelación étnica de Europa, se puede legítimamente decir que mucho "se presionará en el portillo". En este asunto, no es necesario ser una lumbrera para sacar la conclusión de que Alemania o, más exactamente, el cuerpo de habla alemana será el gran beneficiario de estos repartos étnicos. En efecto, conviene razonar en términos de poder.
Observemos este mapa en el que aparece: una Gran Bretaña rota en cuatro países, una Francia pulverizada en distintas entidades, pero sobre todo el cuerpo alemán intacto o, más bien, incorporando a Austria, a la Suiza germanófona, al Tirol del Sur, a Luxemburgo, a Alsacia y la Lorena. Observando este mapa, nos damos cuenta de lo absurdo del término "federación de Estados-nación", ineptamente utilizado a propósito por la clase política francesa. En efecto, llegamos a la situación en la que el territorio germánico se refuerza demográficamente y económicamente, mientras que sus principales rivales - Francia y Gran Bretaña – se dislocan. Italia queda casi intacta, pero no teniendo ya a su gran hermana latina y ni a la misma Albión como aliadas en la adversidad, se encontrará sola ante el gigante del Norte. Esta realidad conducirá directamente a la bota italiana a caer bajo la férula del mundo germánico como en los buenos tiempos del Imperio Hohenstaufen. Por último, Europa central minada por sus rivalidades, sus irredentismos y su inestabilidad crónica constituirá una reserva de mano de obra utilizable empujada a trabajar según las necesidades de la patronal del otro lado del Rin.
De alguna manera, el capitalismo más potente de Europa bien relacionado con los grupos de presión de Bruselas se alimentará con la fruta de sus acciones.