Un perfecto ejemplo práctico del efecto Dunning-Kruger. O, como se suele decir, "la ignorancia es atrevida".
Efecto Dunning-Kruger - Wikipedia, la enciclopedia libre
Muy interesante. Sin embargo la conclusión que se puede sacar no es del todo acertada. Fijémonos en esto:
Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.
El "entrenamiento" más bien parece repetición, insistencia. Inténtalo con alguien que se haya licenciado, que tenga estudios superiores, y más aun si sabe que quien le intenta convencer no tiene ninguno. Coge a alguien sin conocimientos de medicina y ponle delante las pruebas de que no existe ningún informe científico que demuestre que el VIH produce SIDA
. Su primera reacción es de incredulidad, luego puede convencerse o no. Insiste. Callará, lo cual no quiere decir que te dé la razón. Ahora inténtalo con un médico. Lo primero que hará es insultarte, en el mejor de los casos reírse y luego hacer burla, ironizar. Es así porque el médico deduce que estás poniendo en entredicho su valoración como profesional de la medicina; eso no ocurrirá con el que reconoce su ignorancia en la materia. El ignorante te tomará por fatuo, pero es fácil que se ponga a pensar en el asunto, centrándose solamente en lo importante, en que no hay prueba ninguna de que ese informe exista; sin embargo el que sabe no dejará de verte como un ignorante; en ningún caso aceptará estar en un error, sería tanto como poner en entredicho su profesión y, lo peor de todo, reconocerlo ante alguien que no es médico.
Mucho peor que los ignorantes son aquellos que saben, o mejor dicho, que creen saber, si no todo, al menos casi todo o mucho de su campo profesional. Es mucho más difícil convencer a estos últimos.
Pasa esto con todas las profesiones, por ejemplo los historiadores. Primero no reconocen los hechos; cuando ya son incontestables, entonces los valoran a conveniencia, por ejemplo, los historiadores de izquierda con respecto a los acontecimientos que llevaron a la guerra civil: harán todo lo posible por ocultar aquellos hechos que no cuadran con su tesis; cuando no queda más remedio que reconocerlos, intentarán rebajarlos al nivel de mera anécdota. Sin embargo el que no es historiador o habla de oídas, callará cuando se los expones, salvo que esté en grupo. Hacerle que cambie de opinión es cuestión de tiempo y de insistencia. Cuando cambie, si es que lo hace, lo hará, casi seguro, convencido de que fue él quien dedujo y no tú quien le llevó a ello, pero como sigue ignorando, atenderá a todo lo que le expliques después.
Ayer mismo me encontré con un caso: César Vidal. Jamás tuvo ni puñetera idea de economía, sin embargo le decía al economista Lorenzo Ramírez que él se dio cuenta de que el dinero se creaba de la nada cuando era muy jovencito y leyó a Keynes. Falso. No habla nunca de que su amado imperio se sostiene gracias a la constante emisión de moneda. Si algún día se hunde el dólar y se cae su amado imperio, entonces se convencerá a sí mismo y nos dirá que con 16 años leyó a Michael Hudson y sabía desde entonces que la mera emisión de dólares sostenía a los EEUU. Falso. Sólo los hechos aplastante, ineludibles, le hacen cambiar de opinión precisamente cuando se imponen, hasta entonces para él nunca existieron.
No digamos si lo intentáis con Pío Moa. Hay que hacerse a la idea de que razona igual que cuando estaba en el GRAPO, sólo que en sentido contrario, lo cual no quiere decir que razone mejor.
Mientras tanto, la gente con conocimiento real tiende a subestimar su competencia.
¿Qué es "conocimiento real" sino estar convencido de que uno sabe de lo que habla? ¿Y todos los que tienen carreras o estudios tienen a su vez conocimiento real? Es cierto que cuando un ignorante maneja bien un oficio, o sea, tiene un conocimiento concreto, tiende a despreciar al aprendiz, al que no sabe, consciente de que no sabe más que de eso y que en lo demás es un ignorante. Usa su conocimiento, cierto, real, como medio de afirmación. Pero es peor el que cree que sabe por el hecho de 'haber estudiao', que en principio puede ser muy cordial hasta que alguien le contradice, tenderá entonces a ver al otro como alguien que le está despreciando, lo mismo que cualquier ignorante que sólo entiende de su oficio. Sin embargo el obrero, cuando hablas con él de algo que se sale de su oficio, atiende con más facilidad que el 'estudiao'. He tenido muchos trabajos y muy diferentes y he visto esto con frecuencia.
He visto en ese enlace algo también interesante, los premios Ig Nobel, que consisten en esto: «primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar» Y esto explica el desastre de la enseñanza y la inflación de iluso youtuberos (consecuencia de lo anterior) que se dedican a vender conocimiento pero no ganan dinero ni para subsistir (Youtube, e internet, están llenos de gente dedicada a enseñar a los demás a ganar dinero), y para ello emplean esa técnica de hacerse graciosos continuamente cuando tienen que explicar algo. Para convencer a idiotas, sirve, no así para vender a los que no lo son, por eso venden cursos para idiotas y no se dedican a vender productos manufacturados o servicios que no sean marketing. La impresión que tengo es que se dedican a eso porque han fracasado en su oficio, en vender productos reales. Leo a otros, sobre todo norteamericanos que se han hecho ricos, y la estrategia es totalmente opuesta: el lector siempre es más listo que tú.
Si quieres movilizar a las masas, puedes mentir (es más fácil tejer una mentira que mostrar la verdad; la primera basta que sea verosímil, la segunda hay que demostrarla), pero si te diriges a un público inteligente aunque sea ignorante has de respetarlo.
El error está en pensar que la masa es petulante porque se le puede manipular muy fácilmente. Pero os engañáis si creéis que sois más listos que la masa, lo que ocurre es que jugáis con ventaja porque tenéis la información que a la masa le negáis, porque si la verdad fuera expuesta disponiendo de los mismos medios (en cantidad y calidad) que los que mienten y manipulan, el engaño se venía abajo en menos de un mes. Y eso se debe no a que la gente tenga muchos conocimientos, sino sencillamente a que no es sencilla, y que los individuos más prejuiciosos son precisamente aquellos que tienen conocimientos específicos de nivel superior y que piensan que con eso ya saben.
Vas al blog de Daniel Marín y se te cae el alma a los pies de la cantidad de gente que tiene conocimientos técnicos y cuando le pones delante la foto de la chabola lunar se vuelve histérica. Muéstrale esa foto a un camionero, albañil o camarero y se quedará inmóvil. Luego se echará a reír "no puede ser", te dirá. Ahí sigues metiéndole más fotos: la huella de Aldrin y la imposibilidad de que sea real si no existe humedad, la tobera del módulo, el albal. Se quedará pasmado y sonriente. Si eso se lo repites tres veces más, en cuestión de un mes, cuando asimile la información, deducirá que es todo un engaño. Inténtalo con una charo licenciada o un españolete angloparlante; ni te escucharán.