catleya
Madmaxista
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El hechizo indiscreto de los Gilets Jaunes
CJ HOPKINS •
The Indiscreet Charm of the <i>Gilets Jaunes</i>, by C.J. Hopkins - The Unz Review
Así que parece que la privatización de Francia no va tan bien como estaba previsto. Como supongo que ya saben, durante más de un mes, los gilets jaunes (o “chalecos amarillos”), una confederación de personas de clase trabajadora, múltiple, sin líderes, extremadamente enojados, han estado llevando a cabo una serie de animadas protestas en ciudades y ciudades de todo el país para expresar su descontento con Emmanuel Macron y sus esfuerzos por transformar su sociedad en una distopía neofudal feudita al estilo estadounidense. Las carreteras han sido bloqueadas, las cabinas de peaje han sido ordenadas, los automóviles de lujo incendiados y las compras en los Campos Elíseos han sido interrumpidas. Lo que comenzó como una revuelta fiscal suburbana se ha transformado en un levantamiento de clase obrera de buena fe.
Tomó un tiempo para que el "Golden Boy of Europe" apreciara completamente lo que estaba sucediendo. En la tradición de su predecesor, Luis XVI, Macron respondió inicialmente a los gilets jaunes invitando a una delegación de reporteros de Le Monde a elogiar su renovación del Palacio del Elíseo , haciendo comentarios ocasionales condescendientes y, por lo demás, ignorándolos por completo. Eso fue a finales de noviembre. El sábado pasado, cerró el centro de París, movilizó a un ejército literal de policías antidisturbios, "arrestó preventivamente" a cientos de ciudadanos, incluidos los presuntos " estudiantes extremistas ", y envió vehículos militares blindados .
Los medios corporativos en idioma inglés, después de hacer todo lo posible para no cubrir estas protestas (y, en cambio, para mantener a los públicos estadounidenses y británicos concentrados en los rusos imaginarios), se han visto obligados a comenzar ahora el delicado proceso de deslegitimación de las jaulas de Gilets sin enfurecer. a toda la población de Francia e incitando a los proletariados británicos y estadounidenses a salir y comenzar a incendiar automóviles. Tuvieron un comienzo un poco incómodo.
Por ejemplo, esta pieza de Angelique Chrisafis , Jefa de la Oficina de París de The Guardian , y su feed de Twitter de las protestas del sábado pasado. De alguna manera (probablemente un atracón en el cuartel general), The Guardian Honchos permitió a Chrisafis realizar algunos informes reales sin propaganda (y algunas entrevistas con manifestantes reales ) antes de que se encontraran y la reemplazaran con Kim Willsher, quien reanudó la práctica habitual de The Guardian . Una narrativa neoliberal amigable con el establecimiento , que, en este caso, implicaba dividir a los manifestantes en gilets jaunes "reales" y gilet jaunes "falsos", y referirse a este último grupo ficticio como "agitadores políticos extremistas y malvados".
Para el domingo, los medios corporativos estaban insinuando que los diabólicos robots rusos de Facebook habían lavado el cerebro a los franceses para que se volvieran locos, porque ¿quién más podría ser responsable? ¡Ciertamente no los franceses mismos! Como todos los estadounidenses saben, los franceses son por naturaleza un pueblo filtro que come queso, que nunca han derrocado a sus legítimos gobernantes o han decapitado públicamente a la aristocracia. No, los franceses estaban sentados allí, fumando como chimeneas, y disfrutando de su esclavitud de deudas y la privatización de su democracia social, hasta que sin sospechar se conectaron a Facebook y ... ¡BLAMMO, los hackers rusos los consiguieron!
Bloomberg informa que las autoridades francesas han abierto una investigación sobre la interferencia rusa (en medio de este informe, sin ninguna razón aparente, aparece una foto gigantesca de Le Pen, probablemente solo para darle ese sabor "nancy"). Según el "análisis visto por The Times ", las cuentas de las redes sociales vinculadas a Rusia han estado "amplificando" el "caos" y la "violencia" al tuitear fotos de gilets jaunes a quienes la policía francesa golpeó salvajemente o disparó gratuitamente con "menos de -Proyectiles letales. " " ¿Los nacionalistas se están infiltrando en los chalecos amarillos? ”Se preguntan los productores de BBC Newsnight. Según Ryan Broderick de Buzzfeed, " una bestia nacida casi en su totalidad de Facebook”Se está encorvando hacia ... bueno, no estoy muy seguro, el Reino Unido o incluso, ¡Dios nos ayude, Estados Unidos! Y luego está Max Boot , quien está convencido de que está siendo perseguido personalmente por agentes rusos como Katie Hopkins, James Woods, Glenn Greenwald y otros miembros de alto rango de una conspiración mundial. Boot se refiere como el "Internacional Iliberal" (pero que es habitual). los lectores de mi columna reconocerán como los " pilinguin-nazis ").
Y, vea, este es el problema al que se enfrentan los medios corporativos (y otros defensores firmes del neoliberalismo global) con estas protestas de los gilets jaunes. No pueden salirse con la suya con solo afirmar que lo que está sucediendo no es un levantamiento de la clase trabajadora, por lo que se han visto obligados a recurrir a estos descarados absurdos. Saben que necesitan deslegitimar a los gilets jaunes tan pronto como sea posible (el movimiento ya está empezando a extenderse), pero la narrativa "pilinguin-nancy" que han estado usando en Trump, Corbyn y otros "populistas" simplemente no está funcionando.
Nadie cree que los rusos están detrás de esto, ni siquiera los hackers a los que se les paga por fingir que lo hacen. Y la histeria del "fascismo" también está bombardeando. Los intentos de retratar a los gilets jaunes como los fascistas patrocinados por Le Pen explotaron en sus caras. Obviamente, la extrema derecha es parte de estas protestas, como lo sería en cualquier levantamiento de la clase obrera, pero hay demasiados socialistas y anarquistas (y solo gente de clase trabajadora enojada regular) involucrados para que los medios los pinten todos como "nazis".
Lo que no quiere decir que los medios corporativos y destacados intelectuales públicos como Bernard-Henri L é vy no continuarán reprimiendo la histeria del "fascismo", y exigirán que los "buenos" y "reales" gilets jaunes suspendan sus protestas contra Macron hasta que hayan eliminado completamente su movimiento de "fascistas", "extremistas" y otros elementos peligrosos, y lo han dividido en varias facciones ideológicas más pequeñas y antagónicas que las autoridades francesas pueden neutralizar más fácilmente ... porque eso es lo que Los intelectuales del establecimiento lo hacen.
Podemos esperar escuchar esta línea de razonamiento, no solo de intelectuales de establecimientos como Lévy, sino también de miembros de Identity Politics Left, quienes están decididos a evitar que las clases trabajadoras se levanten contra el neoliberalismo global hasta que hayan limpiado sus filas de todos último vestigio de racismo, sexismo, homofobia, xenofobia, transfobia, etc. Estos guardianes izquierdistas han estado luchando un poco para encontrar una respuesta a las gilets jaunes ... una respuesta que no los hace parecer hipócritas. Mira, como izquierdistas, necesitan expresar su apoyo a un levantamiento de clase obrera de buena fe. Al mismo tiempo, deben deslegitimizarlo, porque sus principales adversarios son el fascismo, el racismo, el sexismo, la homofobia, la xenofobia y una variedad de otros ismos y fobias, no las clases dominantes neoliberales.
Nada asusta a la identidad política dejada como un levantamiento de la clase obrera real. Siendo testigos de las furiosas masas sin lavar que operan por su cuenta, sin ninguna restricción humana decente, los izquierdistas de Identity Politics sienten una repentina y abrumadora necesidad de analizar, categorizar, organizar, sanear y, de lo contrario, corregirlas y controlarlas. No pueden aceptar el hecho de que las clases trabajadoras reales, vivas y respiratorias son desordenadas, múltiples, inconsistentes e irreductibles a cualquier ideología. Algunos de ellos son racistas. Algunos son fascistas. Otros son comunistas, socialistas y anarquistas. Muchos no tienen idea de lo que son y no se preocupan especialmente por ninguna de estas etiquetas. Esto es lo que son las clases trabajadoras reales ... una gran colección contradictoria de personas que, a pesar de todas sus diferencias, comparten una cosa en común, que están siendo destruidos por las clases dominantes. No sé de ti, pero me considero uno de ellos.
A donde vamos desde aquí es de adivinar cualquiera. Según The Guardian , mientras estoy sentado aquí escribiendo esto, toda Europa está conteniendo el aliento en anticipación a la respuesta de los gilets jaunes al más reciente intento de Macron de apaciguarlos, esta vez con cien euros adicionales al mes, algunos menores. Concesiones fiscales, y un bono navideño. Algo me dice que no va a funcionar, pero incluso si lo hace, y el levantamiento de los gilets jaunes termina, esta insurgencia "populista" occidental desordenada contra el neoliberalismo global ha entrado claramente en una nueva fase. Cuente con las clases dominantes capitalistas globales para intensificar su continua guerra contra la disidenciay su demonización de cualquier persona que se oponga a ellos (o que contradiga su narrativa oficial) como un "extremista", un "fascista", un "agente ruso", y así sucesivamente. Ciertamente estoy esperando eso, personalmente.
Oh ... sí, y casi lo olvido, si se preguntaba qué podría conseguirme para Navidad, hice algunas comprobaciones y parece que hay una amplia selección de chalecos de seguridad amarillos en línea por solo un par de euros.
CJ Hopkins es un galardonado dramaturgo, novelista y satírico político con sede en Berlín. Sus obras son publicadas por Bloomsbury Publishing (Reino Unido) y Broadway Play Publishing (Estados Unidos). Su novela debut, ZONE 23 , es publicada por Snoggsworthy, Swaine & Cormorant. Se puede contactar con él en cjhopkins.com o consentfactory.org .
CJ HOPKINS •
The Indiscreet Charm of the <i>Gilets Jaunes</i>, by C.J. Hopkins - The Unz Review
Así que parece que la privatización de Francia no va tan bien como estaba previsto. Como supongo que ya saben, durante más de un mes, los gilets jaunes (o “chalecos amarillos”), una confederación de personas de clase trabajadora, múltiple, sin líderes, extremadamente enojados, han estado llevando a cabo una serie de animadas protestas en ciudades y ciudades de todo el país para expresar su descontento con Emmanuel Macron y sus esfuerzos por transformar su sociedad en una distopía neofudal feudita al estilo estadounidense. Las carreteras han sido bloqueadas, las cabinas de peaje han sido ordenadas, los automóviles de lujo incendiados y las compras en los Campos Elíseos han sido interrumpidas. Lo que comenzó como una revuelta fiscal suburbana se ha transformado en un levantamiento de clase obrera de buena fe.
Tomó un tiempo para que el "Golden Boy of Europe" apreciara completamente lo que estaba sucediendo. En la tradición de su predecesor, Luis XVI, Macron respondió inicialmente a los gilets jaunes invitando a una delegación de reporteros de Le Monde a elogiar su renovación del Palacio del Elíseo , haciendo comentarios ocasionales condescendientes y, por lo demás, ignorándolos por completo. Eso fue a finales de noviembre. El sábado pasado, cerró el centro de París, movilizó a un ejército literal de policías antidisturbios, "arrestó preventivamente" a cientos de ciudadanos, incluidos los presuntos " estudiantes extremistas ", y envió vehículos militares blindados .
Los medios corporativos en idioma inglés, después de hacer todo lo posible para no cubrir estas protestas (y, en cambio, para mantener a los públicos estadounidenses y británicos concentrados en los rusos imaginarios), se han visto obligados a comenzar ahora el delicado proceso de deslegitimación de las jaulas de Gilets sin enfurecer. a toda la población de Francia e incitando a los proletariados británicos y estadounidenses a salir y comenzar a incendiar automóviles. Tuvieron un comienzo un poco incómodo.
Por ejemplo, esta pieza de Angelique Chrisafis , Jefa de la Oficina de París de The Guardian , y su feed de Twitter de las protestas del sábado pasado. De alguna manera (probablemente un atracón en el cuartel general), The Guardian Honchos permitió a Chrisafis realizar algunos informes reales sin propaganda (y algunas entrevistas con manifestantes reales ) antes de que se encontraran y la reemplazaran con Kim Willsher, quien reanudó la práctica habitual de The Guardian . Una narrativa neoliberal amigable con el establecimiento , que, en este caso, implicaba dividir a los manifestantes en gilets jaunes "reales" y gilet jaunes "falsos", y referirse a este último grupo ficticio como "agitadores políticos extremistas y malvados".
Para el domingo, los medios corporativos estaban insinuando que los diabólicos robots rusos de Facebook habían lavado el cerebro a los franceses para que se volvieran locos, porque ¿quién más podría ser responsable? ¡Ciertamente no los franceses mismos! Como todos los estadounidenses saben, los franceses son por naturaleza un pueblo filtro que come queso, que nunca han derrocado a sus legítimos gobernantes o han decapitado públicamente a la aristocracia. No, los franceses estaban sentados allí, fumando como chimeneas, y disfrutando de su esclavitud de deudas y la privatización de su democracia social, hasta que sin sospechar se conectaron a Facebook y ... ¡BLAMMO, los hackers rusos los consiguieron!
Bloomberg informa que las autoridades francesas han abierto una investigación sobre la interferencia rusa (en medio de este informe, sin ninguna razón aparente, aparece una foto gigantesca de Le Pen, probablemente solo para darle ese sabor "nancy"). Según el "análisis visto por The Times ", las cuentas de las redes sociales vinculadas a Rusia han estado "amplificando" el "caos" y la "violencia" al tuitear fotos de gilets jaunes a quienes la policía francesa golpeó salvajemente o disparó gratuitamente con "menos de -Proyectiles letales. " " ¿Los nacionalistas se están infiltrando en los chalecos amarillos? ”Se preguntan los productores de BBC Newsnight. Según Ryan Broderick de Buzzfeed, " una bestia nacida casi en su totalidad de Facebook”Se está encorvando hacia ... bueno, no estoy muy seguro, el Reino Unido o incluso, ¡Dios nos ayude, Estados Unidos! Y luego está Max Boot , quien está convencido de que está siendo perseguido personalmente por agentes rusos como Katie Hopkins, James Woods, Glenn Greenwald y otros miembros de alto rango de una conspiración mundial. Boot se refiere como el "Internacional Iliberal" (pero que es habitual). los lectores de mi columna reconocerán como los " pilinguin-nazis ").
Y, vea, este es el problema al que se enfrentan los medios corporativos (y otros defensores firmes del neoliberalismo global) con estas protestas de los gilets jaunes. No pueden salirse con la suya con solo afirmar que lo que está sucediendo no es un levantamiento de la clase trabajadora, por lo que se han visto obligados a recurrir a estos descarados absurdos. Saben que necesitan deslegitimar a los gilets jaunes tan pronto como sea posible (el movimiento ya está empezando a extenderse), pero la narrativa "pilinguin-nancy" que han estado usando en Trump, Corbyn y otros "populistas" simplemente no está funcionando.
Nadie cree que los rusos están detrás de esto, ni siquiera los hackers a los que se les paga por fingir que lo hacen. Y la histeria del "fascismo" también está bombardeando. Los intentos de retratar a los gilets jaunes como los fascistas patrocinados por Le Pen explotaron en sus caras. Obviamente, la extrema derecha es parte de estas protestas, como lo sería en cualquier levantamiento de la clase obrera, pero hay demasiados socialistas y anarquistas (y solo gente de clase trabajadora enojada regular) involucrados para que los medios los pinten todos como "nazis".
Lo que no quiere decir que los medios corporativos y destacados intelectuales públicos como Bernard-Henri L é vy no continuarán reprimiendo la histeria del "fascismo", y exigirán que los "buenos" y "reales" gilets jaunes suspendan sus protestas contra Macron hasta que hayan eliminado completamente su movimiento de "fascistas", "extremistas" y otros elementos peligrosos, y lo han dividido en varias facciones ideológicas más pequeñas y antagónicas que las autoridades francesas pueden neutralizar más fácilmente ... porque eso es lo que Los intelectuales del establecimiento lo hacen.
Podemos esperar escuchar esta línea de razonamiento, no solo de intelectuales de establecimientos como Lévy, sino también de miembros de Identity Politics Left, quienes están decididos a evitar que las clases trabajadoras se levanten contra el neoliberalismo global hasta que hayan limpiado sus filas de todos último vestigio de racismo, sexismo, homofobia, xenofobia, transfobia, etc. Estos guardianes izquierdistas han estado luchando un poco para encontrar una respuesta a las gilets jaunes ... una respuesta que no los hace parecer hipócritas. Mira, como izquierdistas, necesitan expresar su apoyo a un levantamiento de clase obrera de buena fe. Al mismo tiempo, deben deslegitimizarlo, porque sus principales adversarios son el fascismo, el racismo, el sexismo, la homofobia, la xenofobia y una variedad de otros ismos y fobias, no las clases dominantes neoliberales.
Nada asusta a la identidad política dejada como un levantamiento de la clase obrera real. Siendo testigos de las furiosas masas sin lavar que operan por su cuenta, sin ninguna restricción humana decente, los izquierdistas de Identity Politics sienten una repentina y abrumadora necesidad de analizar, categorizar, organizar, sanear y, de lo contrario, corregirlas y controlarlas. No pueden aceptar el hecho de que las clases trabajadoras reales, vivas y respiratorias son desordenadas, múltiples, inconsistentes e irreductibles a cualquier ideología. Algunos de ellos son racistas. Algunos son fascistas. Otros son comunistas, socialistas y anarquistas. Muchos no tienen idea de lo que son y no se preocupan especialmente por ninguna de estas etiquetas. Esto es lo que son las clases trabajadoras reales ... una gran colección contradictoria de personas que, a pesar de todas sus diferencias, comparten una cosa en común, que están siendo destruidos por las clases dominantes. No sé de ti, pero me considero uno de ellos.
A donde vamos desde aquí es de adivinar cualquiera. Según The Guardian , mientras estoy sentado aquí escribiendo esto, toda Europa está conteniendo el aliento en anticipación a la respuesta de los gilets jaunes al más reciente intento de Macron de apaciguarlos, esta vez con cien euros adicionales al mes, algunos menores. Concesiones fiscales, y un bono navideño. Algo me dice que no va a funcionar, pero incluso si lo hace, y el levantamiento de los gilets jaunes termina, esta insurgencia "populista" occidental desordenada contra el neoliberalismo global ha entrado claramente en una nueva fase. Cuente con las clases dominantes capitalistas globales para intensificar su continua guerra contra la disidenciay su demonización de cualquier persona que se oponga a ellos (o que contradiga su narrativa oficial) como un "extremista", un "fascista", un "agente ruso", y así sucesivamente. Ciertamente estoy esperando eso, personalmente.
Oh ... sí, y casi lo olvido, si se preguntaba qué podría conseguirme para Navidad, hice algunas comprobaciones y parece que hay una amplia selección de chalecos de seguridad amarillos en línea por solo un par de euros.
CJ Hopkins es un galardonado dramaturgo, novelista y satírico político con sede en Berlín. Sus obras son publicadas por Bloomsbury Publishing (Reino Unido) y Broadway Play Publishing (Estados Unidos). Su novela debut, ZONE 23 , es publicada por Snoggsworthy, Swaine & Cormorant. Se puede contactar con él en cjhopkins.com o consentfactory.org .
