stone
Madmaxista
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¿Seguimos con los indultos?
"Fuego purificador" en las instituciones políticas y socio-económicas del Estado español.
Empezando, por un lado, por el ayuntamiento más pequeño, pasando por las autonomías, el gobierno central, el aparato administrativo de los tres, el poder judicial y el legislativo y acabando por su Majestad el Rey. Es decir, del Estado español como tal. Por otro lado, siguiendo por las patronales y los sindicatos. Y, por último, la Constitución, en una serie de representaciones, es decir, de ficciones, o dicho de otro modo, "yo, soy tu". Simple y efectivo.
"Casualmente", la mecha de esta bonita y sana "deflgración castuzil" son los partidos políticos -todos sin distinción-.
Obviamente, ninguna de estas institutuciones políticas representativas se inmolará a si misma, por un simple principio de autoconservación e instinto de supervivencia.
No os engañeis, el botón del RESET no existe.
Nadie intenta salvar a España, entendiendo a esta como el conjunto de personas que conforman el pueblo. Todos intentan salvar su ojo ciego, como es natural.
Las instituciones como tal, no son más que una idea-instrumento, son las personas las que les dan vida; no hay nada más que eso... un grupo de personas con tanto poder, que, literalmente, son intocables.
Una institución usurpa, atribuyéndose la titularidad de la idea-concepto: "voluntad del pueblo"; el pueblo son ellos y sólo habla a través de las mismas, eso es en lo que se basa una Constitución.
Nuestro "sistema" es demasiado poderoso, demasiado fuerte, y el verdadero pueblo es demasiado débil, tanto y tan poco, que sólo "otro sistema" más fuerte podrá acabar con él. Quizás por eso la violencia es el motor del cambio en la historia de los sistemas.
Hay que olvidarse por completo de todas estas instituciones, de todas esas representaciones, de todas esas mentiras.
"Fuego purificador" en las instituciones políticas y socio-económicas del Estado español.
Empezando, por un lado, por el ayuntamiento más pequeño, pasando por las autonomías, el gobierno central, el aparato administrativo de los tres, el poder judicial y el legislativo y acabando por su Majestad el Rey. Es decir, del Estado español como tal. Por otro lado, siguiendo por las patronales y los sindicatos. Y, por último, la Constitución, en una serie de representaciones, es decir, de ficciones, o dicho de otro modo, "yo, soy tu". Simple y efectivo.
"Casualmente", la mecha de esta bonita y sana "deflgración castuzil" son los partidos políticos -todos sin distinción-.
Obviamente, ninguna de estas institutuciones políticas representativas se inmolará a si misma, por un simple principio de autoconservación e instinto de supervivencia.
No os engañeis, el botón del RESET no existe.
Nadie intenta salvar a España, entendiendo a esta como el conjunto de personas que conforman el pueblo. Todos intentan salvar su ojo ciego, como es natural.
Las instituciones como tal, no son más que una idea-instrumento, son las personas las que les dan vida; no hay nada más que eso... un grupo de personas con tanto poder, que, literalmente, son intocables.
Una institución usurpa, atribuyéndose la titularidad de la idea-concepto: "voluntad del pueblo"; el pueblo son ellos y sólo habla a través de las mismas, eso es en lo que se basa una Constitución.
Nuestro "sistema" es demasiado poderoso, demasiado fuerte, y el verdadero pueblo es demasiado débil, tanto y tan poco, que sólo "otro sistema" más fuerte podrá acabar con él. Quizás por eso la violencia es el motor del cambio en la historia de los sistemas.
Hay que olvidarse por completo de todas estas instituciones, de todas esas representaciones, de todas esas mentiras.